} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 7 Octubre LA BUENA SEMILLA (Meditación)

sábado, 7 de octubre de 2017

7 Octubre LA BUENA SEMILLA (Meditación)


 1 Timoteo 2; 3-4
Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador,
el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.

La oración no es sólo pedirle cosas a Dios; también quiere decir darle gracias a Dios por cosas. Porque muchos de nosotros practicamos la oración como un ejercicio de quejas, cuando debería ser un ejercicio de gratitud. Podemos decir "¿Qué puedo hacer yo, que soy un hombrecillo viejo y cojo, sino alabar a Dios?» Tenemos derecho a presentarle nuestras necesidades a Dios; pero tenemos también el deber de presentarle nuestras acciones de gracias.

La razón detrás de la exhortación de los primeros dos versículos es que tal actividad y tal estado son buenos y agradables a Dios; es lo que él quiere para su pueblo y para el mundo, pues desea la salvación de todos. ¿No es él el Salvador?
El ejemplo de vida tranquila y quieta, de parte de cristianos, también influye en gobernadores mundiales para bien (Mateo_5:16)
En el versículo 4 vemos  la razón por qué quiere que los cristianos oren por todos los hombres.
            Todo hombre pecador está perdido. Dios desea su salvación (Ezequiel_18:32;   Juan_3:16; 2Pedro_3:9). Si alguno se pierde, pues, será culpa de él (Mateo_23:37). Tanto Pedro como Pablo dicen que Dios quiere que todos sean salvos. Esto no significa que todos serán salvos, porque la Biblia deja en claro que muchos rechazan a Cristo (Mateo_25:31-46; Juan_12:44-50; Hebreos_10:26-29). El mensaje del evangelio tiene un alcance mundial, no está limitado a una raza, un sexo o a un trasfondo nacional. Dios ama a todo el mundo y envió a su Hijo para salvar a todos los pecadores. 
No hay salvación aparte de la verdad predicada, oída y obedecida (Juan_6:44-451 Pedro_1:22). Esa verdad es el evangelio de Cristo Jesús (Efesios_4:21; Gálatas_2:5).
             
           
Juan 1; 17

Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

Este texto enfatiza que el evangelio es superior a la ley de Moisés, pero la ley nunca compitió con el evangelio. Más bien, Cristo y los apóstoles explican ampliamente el papel importante de Moisés y de la ley de preparar al pueblo para la venida de Cristo. "Si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él" (Juan 5:46).

 Moisés nos dio la Ley, pero la gracia y la verdad nos vinieron por medio de Jesucristo. En la antigüedad, la vida estaba gobernada por la ley. Uno tenía que hacer lo que fuera, le gustara o no, supiera por qué o no. Pero, con la venida de Jesús, ya no tratamos de obedecer la ley. de Dios como esclavos, sino de responder al amor de Dios como hijos. Mediante Jesucristo, Dios el Legislador aparece como Dios nuestro Padre, el Dios Juez es el Dios que ama a todas las almas.
El amor y la justicia forman parte de la naturaleza divina que Dios usa para lidiar con nosotros. Moisés enfatizó la justicia y la Ley de Dios, mientras que Cristo vino para resaltar la misericordia, el amor y el perdón de Dios. Moisés solo pudo ser el vehículo de la Ley, mientras que Cristo vino para cumplirla (Mateo_5:17). La naturaleza y la voluntad de Dios se revelaron en la Ley; ahora la naturaleza y la voluntad de Dios se revelan en Jesucristo. En lugar de venir en tablas frías de piedra, la revelación de Dios  viene a la vida de la persona. En la medida que conocemos mejor a Cristo, nuestro entendimiento de Dios se incrementa.


Juan 17; 17
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.
Por medio de la palabra nos consagramos al servicio de Dios y evitamos la contaminación del mundo (Tito_2:11-12). "Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo" (1Tesalonicenses_5:23). "Llegamos a ser todo lo que el Señor quiere que seamos por medio de la fiel obediencia a su palabra. Esta es la santificación por la cual Jesús oró".
Jesús pidió que Sus discípulos estuvieran consagrados a la verdad. La palabra para consagrar es haguiazein, que viene del adjetivo haguios, que en la versión Reina-Valera se traduce por santo, pero cuyo sentido más radical es diferente o separado. Según esto, haguiazein tiene dos ideas principales.
Quiere decir separado para una tarea especial. Cuando Dios llamó a Jeremías, le dijo: «Antes de formarte en el vientre te conocí, y antes de que nacieras te consagré, nombrándote profeta de las naciones» (Jeremías_1:5). Desde antes de su nacimiento, ya Dios había separado a Jeremías para un ministerio especial. Cuando Dios estaba instituyendo el sacerdocio en Israel, le dijo a Moisés que ordenara a los hijos de Aarón y los consagrara para que ministraran como sacerdotes (Exodo_28:41). Los hijos de Aarón fueron apartados para un ministerio y deber especiales.
Pero haguiazein quiere decir, no sólo apartar para algún ministerio o tarea especial, sino también equipar a una persona con las cualidades de mente, corazón y carácter que le serán necesarias para la tarea. Si una persona ha de servir a Dios, debe tener algo de la bondad y de la sabiduría de Dios en sí misma. El que ha de servir al Dios santo tiene que ser también santo. Y así Dios, no sólo escoge a una persona para una tarea especial y la aparta con ese fin, sino que la equipa con las cualidades que necesitará para llevarla a buen término.
Un seguidor de Cristo se santifica al creer y obedecer la Palabra de Dios (Hebreos_4:12). Ya ha aceptado el perdón mediante la muerte sacrificial de Cristo (Hebreos_7:26-27). Sin embargo, la aplicación diaria de la Palabra de Dios tiene un efecto purificador sobre nuestros corazones. Las Escrituras señalan el pecado, nos mueven a confesar, renuevan nuestra relación con Cristo y nos guían de regreso al buen camino.


¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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