} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 4 Octubre LA BUENA SEMILLA (Meditación)

miércoles, 4 de octubre de 2017

4 Octubre LA BUENA SEMILLA (Meditación)


Apocalipsis 1; 3-5
Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.
Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono;
   y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,

 En este versículo 3 se  pronuncia una bienaventuranza sobre el lector y sobre el santo en la asamblea que escuchaba, y sobre los dos al poner por obra lo que el Espíritu decía a las iglesias locales. El Espíritu habla a las iglesias solamente por la Palabra inspirada.
Apocalipsis es una carta, escrita a las siete iglesias que hay en Asia. Apocalipsis es un libro acerca del futuro y del presente. El libro de Apocalipsis revela acontecimientos futuros, pero no hay el sombrío pesimismo que pudiéramos esperar. Es admirable el drama de estos acontecimientos que se dan a conocer, pero no hay nada que temer si se está en el lado vencedor. Cuando consideremos el futuro, caminemos con seguridad porque Cristo, el vencedor, va con nosotros. Apocalipsis es un libro de profecía que predice (revela acontecimientos futuros) y proclama (predica sobre lo que Dios es y lo que El hará). La profecía es más que revelar el futuro. Detrás de las predicciones hay principios importantes sobre el carácter y las promesas de Dios. Al leerlas, conoceremos mejor a Dios, de modo que podamos confiar plenamente en El.
La persona que lea estas palabras será bienaventurada o bendita. El lector que se menciona aquí no es el lector privado, sino el que lee públicamente la Palabra de Dios en presencia de la congregación.
La persona que oiga estas palabras será bendita. Haremos bien en recordar cuán gran privilegio es escuchar la palabra de Dios en nuestra propia lengua, privilegio por el que se ha pagado un precio muy elevado. Ha habido quienes han muerto para que pudiéramos tenerlo; y el clero profesional luchó mucho tiempo para reservárselo. Hasta el día de hoy se sigue luchando para dar las Escrituras en su propia lengua a todo el mundo.
El que guarde estas palabras será bendito. Oír la Palabra de Dios es un privilegio; obedecerla, es un deber. No es un cristiano verdadero el que oye la Palabra y la olvida o descuida deliberadamente. La Iglesia Original vivía en la expectación de la Segunda Venida de Jesucristo, y esa expectación era «la base de la esperanza en la adversidad y de la constante llamada a mantenerse alerta.» Totalmente aparte de eso, nadie sabe cuándo recibirá la llamada para salir de este mundo; y, para encontrarse con Dios con confianza, se ha de añadir al escuchar con el oído el obedecer con toda la vida.

Es deprimente el típico reportaje diario de noticias -lleno de violencia, escándalo, corrupción, disputas políticas, independentismos, rebeliones, desobediencia a las normas de convivencia-, y pudiéramos preguntarnos hacia dónde va el mundo. El plan de Dios para el futuro, sin embargo, da inspiración y aliento porque sabemos que El intervendrá en la historia para vencer el mal. Juan exhorta a la iglesia a que lea este libro en voz alta para que todo el mundo lo oiga, lo aplique ("guardan las cosas en ella escritas") y estemos seguros de que Dios triunfará.

Cuando Juan dice "el tiempo está cerca", está exhortando a sus lectores a estar preparados en todo momento para el juicio final y el establecimiento del reino de Dios. No sabemos cuándo tendrán lugar estos acontecimientos, pero siempre debemos estar preparados. Sucederán de forma sorpresiva y no habrá una segunda oportunidad para cambiarse de bando.

Jesucristo le dijo a Juan que escribiera a las siete iglesias que lo conocían, confiaban en él y que habían leído sus cartas anteriores. Las cartas habían sido dirigidas de tal manera que pudieran leerlas y pasarlas a otros de forma sistemática, siguiendo el orden de la carretera principal romana alrededor de la provincia de Asia (ahora llamada Turquía).
Los "siete espíritus" es otro de los nombres que se da al Espíritu Santo. Se emplea el número siete a lo largo de Apocalipsis como símbolo de totalidad y perfección.
Otros habían resucitado -los que volvieron a la vida por intervención de los profetas, de Jesús y de los apóstoles durante sus ministerios-, pero volvieron a morir. Jesucristo fue el primero en resucitar en un cuerpo imperecedero (1Corintios_15:20) para no volver a morir jamás. Él es el primogénito de los muertos.
Muchos vacilan en anunciar a otros lo que Cristo ha hecho en sus vidas porque no sienten que el cambio operado en ellos sea lo bastante espectacular. Pero podemos testificar de Jesucristo por lo que El hizo por nosotros, no por lo que   hayamos hecho por El. Cristo mostró su gran amor al libertarnos del pecado mediante su muerte en la cruz ("nos lavó de nuestros pecados con su sangre"), garantizándonos un lugar en su reino y haciendo de nosotros sacerdotes para mostrarles el amor de Dios a los demás. El hecho de que el todopoderoso Dios nos haya ofrecido vida eterna no es menos espectacular.
Jesucristo se describe como un Rey Todopoderoso, victorioso en batalla, glorioso en la paz. No es solo un Maestro terrenal humilde sino el glorioso Dios. Cuando leamos la descripción de Juan acerca de su visión, tengamos presente que no es solo un buen consejo sino la verdad del Rey de reyes. No leamos su Palabra solo por su interesante y sublime perfil del futuro. Dejemos que la verdad de Cristo penetre en nuestra vida, profundicemos nuestra fe en El y afirmemos nuestra decisión de seguirlo, cueste lo que cueste.


¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!


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