Juan 14; 16-18
Y yo rogaré al Padre, y os dará otro
Consolador, para que esté con vosotros para siempre:
el Espíritu de verdad, al cual el mundo
no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis,
porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
No os dejaré huérfanos; vendré a
vosotros.
No
hay palabra castellana que sea adecuada para traducir esta palabra: " parakletos,
llamado al lado de uno, en ayuda de uno...
sugiere la capacidad o adaptabilidad para prestar ayuda. Se usaba en las cortes
de justicia para denotar a un asistente legal, un defensor, un abogado; de ahí,
generalmente, el que aboga por la causa de otro, un intercesor, abogado, como
en 1Juan_2:1, del Señor Jesús. En su sentido más
amplio, significa uno que socorre, que consuela".
"Los
griegos empleaban esta palabra de maneras muy variadas. Un parakletos
podía ser una persona a quien se llamaba para dar testimonio a favor de
alguien en un tribunal; podía tratarse de un abogado a quien se llamaba
para defender una causa cuando el acusado tenía posibilidades de recibir una
pena muy grave; podía ser un experto a quien se llamaba para aconsejar
sobre alguna situación difícil. Podía ser una persona a quien se llamaba
cuando un batallón de soldados se sentía deprimido y descorazonado y se le
pedía que los alentara y les infundiera coraje. En todos los casos, un parakletos
es alguien a quien se llama para brindar ayuda".
Jesús había enfatizado mucho su relación con el Padre, y ahora
comienza a enfatizar su relación con el Espíritu Santo.
Leemos en Mateo_28:20, "He aquí,
estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". ¿Cómo lo
haría? En la persona del Espíritu Santo (Mateo_10:19; Marcos_13:11;
Lucas_12:11). Nunca habría necesidad de otro.
Aquí dice que el
Padre enviará al Espíritu Santo, pero en Juan 15:26 Jesús
dice, "el Consolador a quien os enviaré del Padre"; también en Juan 16:7, "os lo enviaré". Este es otro
detalle muy significativo, porque indica la deidad de Cristo y enfatiza que lo
que el Padre hace también lo hace el Hijo.
No conocen al Espíritu Santo, pues algunos de los fariseos aun se
atrevieron a decir que "Este (Jesús) no echa fuera los demonios sino por
Beelzebú, príncipe de los demonios" (Mateo_12:24).
Al oír esto Jesús dijo, "cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo,
no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno. Porque ellos habían
dicho: Tiene espíritu inmundo" (Marcos_3:20-30).
Después de resucitar de entre los muertos Jesús dijo a los apóstoles,
"yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros
en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo
alto" (Lucas_24:49). El "poder desde
lo alto" sería el Espíritu Santo. Lucas da más información sobre esto en Hechos_1:4-5; Hechos_1:8; Jesús les dijo que
"vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos
días... recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo". Esta promesa se cumplió el día de Pentecostés (Hechos_2:1-4).
Habiendo sido
bautizados con el Espíritu Santo los apóstoles podían impartir dones milagrosos
del Espíritu Santo a otros hermanos (Hechos_8:14-17; Romanos_1:11).
Los que se
arrepienten y se bautizan reciben el perdón de sus pecados y el don del
Espíritu Santo. En el día de Pentecostés el apóstol Pedro dijo,
"Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en le nombre de Jesucristo
para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hechos_2:38), refiriéndose a todas las bendiciones de
la salvación proporcionadas por el Espíritu Santo. En lugar de describir todas
estas bendiciones espirituales que constituyen el efecto de la obra del
Espíritu Santo, Pedro dice simplemente "el don del Espíritu Santo",
es decir, nombrando la causa en lugar del efecto; después habla
del "Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen" (Hechos_5:32; Romanos_5:5; Gálatas_4:6; 1Tesalonicenses_4:8).
Podemos comparar con lo que nos dice Efesios_4:7-8, "Pero a cada uno de nosotros fue
dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo... dio dones a los
hombres"; es decir, el don de Cristo no es El mismo, sino los dones
(facultades, oficios, poderes) dados por El.
Pablo dice que el
pecado mora en el inconverso (Romanos_7:17; Apocalipsis_2:13, " mora
Satanás"), pero que el Espíritu Santo mora en los cristianos (Romanos_8:9). En lugar de ser controlado por el
pecado, el cristiano es dirigido, fortalecido y controlado por el Espíritu
Santo. Es guiado por el Espíritu Santo (Romanos_8:14)
por medio de la palabra inspirada. Asimismo el hombre resiste al Espíritu Santo
(Hechos_7:51) cuando resiste su enseñanza. Los
hermanos del primer siglo apagaban al Espíritu Santo cuando apagaban
algún don del Espíritu Santo (1Tesalonicenses_5:19).
Estamos llenos del Espíritu Santo (Efesios_5:18)
cuando llevamos el fruto del Espíritu (Gálatas_5:22-23).
Pablo dice que la
iglesia es la habitación santa del Espíritu Santo (1Corintios_3:16-17;
1Corintios_6:19-20; Efesios_2:19-20; 2Timoteo_1:14; Santiago_4:5).
El cristiano tiene
comunión con el Espíritu Santo; es decir, participa con el Espíritu Santo (2Corintios_13:14; Hebreos_6:4) en las "cosas
mejores, y que pertenecen a la salvación" (Hebreos_6:9).
Al morir algún rabino sus discípulos se describían como huérfanos.
Los discípulos de Cristo no se quedarían en el mundo como huérfanos (o como
ovejas sin pastor).
Cuando algún ser querido se despide de
nosotros, queremos saber cuándo regresará, cuándo volveremos a vernos. Jesús
dice, "vendré a vosotros". Algunos piensan que aquí Jesús se refiere
a su resurrección, pero al tomar en cuenta los versículos que siguen parece más probable que se refiere a su venida
en la persona del Espíritu Santo. Al decir "voy" El explica que
quería decir, "voy al Padre". Si se hubiera referido solamente a su
breve estancia con ellos después de resucitar, entonces después de eso los
habría dejado huérfanos, pero había dicho, "He aquí estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo" (Mateo_28:20).
¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!
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