} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 15 Octubre LA BUENA SEMILLA (Meditación)

domingo, 15 de octubre de 2017

15 Octubre LA BUENA SEMILLA (Meditación)


Juan 14; 13
Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

          Jesús promete que "si algo pidiereis en mi nombre" o "si algo me pedís en mi nombre", yo lo haré. Pedir algo en el nombre de Cristo no es simplemente una fórmula que se dice al terminar la oración, sino que en su nombre quiere decir todo lo que el nombre significa. El nombre de Jesús se refiere a su autoridad; es decir, para orar en su nombre, tenemos que orar de acuerdo con su voluntad.
Cualquier cosa que pidamos en el nombre de Cristo, que sea para nuestro bien y adecuada para nuestro estado, nos la dará. Pedir en el nombre de Cristo es invocar sus méritos y su intercesión, y depender de estos argumentos. El don del Espíritu es un fruto de la mediación de Cristo, comprado por su mérito y recibido por su intercesión. La palabra aquí empleada significa abogado, consejero, monitor y consolador. Él permanece con los discípulos hasta el fin del tiempo; sus dones y gracias alientan sus corazones. El don del Espíritu Santo es dado a los discípulos de Cristo, y no al mundo. Este es el favor que Dios da a sus elegidos: como fuente de santidad y dicha, el Espíritu Santo permanecerá con cada creyente para siempre.
Fijémonos con cuidado que Jesús no dijo que todo lo que pidiéramos se nos concedería, sino que todas las oraciones que hiciéramos en Su nombre se nos concederían. La prueba de una oración es: ¿Puedo hacerla en el nombre de Jesús? Nadie podría, por ejemplo, pedir una venganza, una ambición, algún objetivo indigno de un cristiano en el nombre de Jesús. Cuando oramos, debemos preguntarnos siempre: « ¿Podemos hacer esta petición honradamente en el nombre de Jesús? La oración que supera esa prueba y que, al final dice, «Hágase Tu voluntad», siempre se contesta afirmativamente. Pero la que se basa en el yo no puede esperar que Dios la conceda.

1 Juan 5; 14-15
Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

               El saber que tenemos vida eterna en Cristo nos da confianza, la cual se expresa en hacerle a Dios peticiones en oración con la seguridad de que Él nos oirá. Esta confianza es la base de nuestra seguridad de que Dios nos oirá cuando oramos.
Dice Jesús que recibimos de Dios lo que pedimos, no se especifica, como aquí, que pidamos conforme a su voluntad, porque eso queda sobreentendido, y no es el punto en consideración
            La oración es condicional, pero si vivimos en obediencia a sus mandamientos  y pedimos en oración con motivos consecuentes con la voluntad de Dios, seguramente Dios nos concederá lo que pedimos. En realidad es acto de gracia divina que Dios haya puesto limitaciones en cuanto a la oración.
No dice que siempre nos conceda la petición tal como la hicimos, sino que “nos oye”. Nos contesta Dios, según la voluntad suya. Nos da lo que más necesitemos.
Si sabemos que Dios nos oye (para concedernos las peticiones que le hayamos hecho), sabemos también que nos las concede, aunque no necesariamente en la forma pedida. Sirve de ejemplo de esto el caso de Pablo (2Corintios_12:7-10). Pablo pidió una cosa y Dios le oyó pero no en la forma pedida. No obstante, después pudo Pablo aprobar la forma en que Dios (siendo él infinitamente más sabio) sí le contestó su petición.

El énfasis aquí está en la voluntad de Dios, no en la nuestra. Cuando nos comunicamos con Dios, no pedimos lo que queremos, sino que dialogamos con El sobre lo que quiere para nosotros. Si armonizamos nuestras oraciones de acuerdo con su voluntad, Él nos oirá; y podemos estar seguros de que si El escucha, nos dará una respuesta definida. Sabiendo esto ¡Empieza a orar con confianza!

¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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