} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 25 Octubre LA BUENA SEMILLA (Meditación)

miércoles, 25 de octubre de 2017

25 Octubre LA BUENA SEMILLA (Meditación)


Romanos 15; 4
Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.

La frase se refiere a las del Antiguo Testamento. No fueron escritas solamente para el beneficio de los judíos bajo la ley de Moisés. (1Corintios_10:11). Pablo acabó de citar un pasaje del Antiguo Testamento (Salmo_69:9) y lo aplicó al cristiano. Es importante que el cristiano estudie el Antiguo Testamento para obtener la paciencia y la consolación que se encuentran en él. Con esta paciencia podrá soportar a los débiles y al hacer bien en sacrificio personal tendrá consolación, las dos cosas que producen esperanza.
              Las Escrituras del Antiguo Testamento no sirven de norma o autoridad para la fe y las prácticas de la iglesia de Cristo. (Hebreos_7:12; Hebreos_8:13; Hebreos_9:9). Sirven para el propósito aquí especificado: conducir al lector a la paciencia y a la consolación, cuando contempla las narrativas allí registradas. Dios no cambia de carácter, pero sí cambia las dispensaciones. Leyendo alguno el Antiguo Testamento se entera de cómo Dios trata a los hombres con principios eternos, y estas lecciones son útiles para todo el tiempo. Pero la dispensación cristiana se presenta en el Nuevo Testamento y las Escrituras de éste nos guían autoritariamente en nuestra fe y prácticas.
El conocimiento de las Escrituras influye en nuestra actitud hacia el presente y el futuro. Cuanto más sepamos de lo que Dios hizo en el pasado, mayor será la confianza que tengamos acerca de lo que hará en los días venideros. Debiéramos leer la Biblia con diligencia para incrementar nuestra confianza en el hecho de que la voluntad de Dios es lo mejor para nosotros.
La libertad cristiana se permitió, no para nuestro placer, sino para la gloria de Dios y para bien del prójimo. Debemos agradar a nuestro prójimo por el bien de su alma; no para servir su malvada voluntad, ni contentarlo de manera pecaminosa; si así buscamos agradar a los hombres, no somos siervos de Cristo. Toda la vida de Cristo fue una vida de negación y no agradarse a sí mismo. El que más se conforma a Cristo es el cristiano más avanzado. Considerando su pureza y santidad inmaculadas, nada podía ser más contrario a Él, que ser hecho pecado y maldición por nosotros, y que cayeran sobre Él los reproches de Dios: el justo por el injusto. Él llevó la culpa del pecado, y la maldición de éste; nosotros sólo somos llamados a soportar un poco del problema. Él llevó los pecados impertinentes del impío; nosotros sólo somos llamados a soportar las fallas del débil. ¿Y no debiéramos ser humildes, abnegados y dispuestos para considerarnos los unos a otros que somos miembros unos de otros?  
Las Escrituras se escribieron para que nosotros las usemos y nos beneficiemos, tanto como para aquellos a los que se dieron primeramente.
Los más poderosos en las Escrituras son los más doctos. El consuelo que surge de la Palabra de Dios es lo más seguro, dulce y grandioso para anclar la esperanza. El Espíritu como Consolador es las arras de nuestra herencia. Esta unanimidad debe estar de acuerdo con el precepto de Cristo, conforme a su patrón y ejemplo. Es dádiva de Dios, y dádiva preciosa es, por la cual debemos buscarle fervorosamente. Nuestro Maestro divino invita a sus discípulos y los alienta mostrándose a ellos manso y humilde de espíritu. La misma disposición debe caracterizar la conducta de sus siervos, especialmente la del fuerte para con el débil.


¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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