} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: SI NO PERMANECES EN CRISTO

domingo, 27 de noviembre de 2022

SI NO PERMANECES EN CRISTO


… Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí..—Juan 15; 4.

 

         

             Conocemos el significado de la palabra excepto. Expresa alguna condición indispensable, alguna ley inevitable. "La rama no puede dar fruto por sí misma, si no permanece en la vid. Tampoco vosotros, si no permanecéis en Mí". Solo hay una manera para que la rama dé fruto, no hay otra posibilidad, debe permanecer en comunión ininterrumpida con la vid. No por sí mismo, sino sólo de la vid, procede la fruta. Cristo ya había dicho: Permaneced en Mí; en la naturaleza la rama nos enseña la lección tan claramente; es un privilegio tan maravilloso ser llamado y permitido permanecer en la Vid Celestial; uno podría haber pensado que era innecesario agregar estas palabras de advertencia. Pero no, Cristo sabe muy bien qué renuncia a sí mismo implica esto: permaneced en mí; cuán fuerte y universal sería la tendencia a buscar dar fruto por nuestros propios esfuerzos; ¡Cuán difícil sería hacernos creer que la permanencia actual y continua en Él es una necesidad absoluta, que Él insiste en la verdad: El pámpano no puede dar fruto por sí mismo; si no permanece, no puede dar fruto. No podéis más vosotros, a menos que permanecáis en Mí.

 

Pero, ¿debe tomarse esto literalmente? ¿Debo, tan exclusiva, manifiesta, incesante y absolutamente como el pámpano permanece en la vid, ser igualmente entregado para encontrar mi vida entera en Cristo solamente? De hecho debo. El Excepto que permanezcas es tan universal como el Excepto que permanezca. El No más se puede no admite excepción ni modificación. Si he de ser un Renuevo verdadero, si he de dar fruto, si he de ser lo que Cristo como Vid quiere que sea, toda mi existencia debe estar dedicada exclusivamente a permanecer en Él, como lo está la del pámpano natural. para permanecer en su vid.

 

Déjame aprender la lección. Permanecer debe ser un acto de la voluntad y de todo el corazón. Así como hay grados para buscar y servir a Dios, "no con un corazón perfecto" o "con todo el corazón", así también puede haber grados para permanecer. En la regeneración la vida Divina entra en nosotros, pero no domina y llena todo nuestro ser a la vez. Esto viene como una cuestión de mando y obediencia. Existe un peligro indescriptible de que no nos entreguemos de todo corazón para permanecer. Existe un peligro indescriptible de que nos entreguemos a trabajar para Dios y demos fruto, con muy poco de la verdadera permanencia, la entrega de todo corazón a nosotros mismos en Cristo y en su vida. Hay un peligro indecible de mucho trabajo con poco fruto, por falta de esta única cosa necesaria. Debemos permitir que las palabras, "No por sí mismo", "A menos que permanezca", hagan su trabajo de buscar y exponer, de podar y limpiar, todo lo que hay de voluntad propia y confianza en nosotros mismos en nuestra vida; esto nos librará de este gran mal, y así nos preparará para Su enseñanza, y dando el pleno significado de la palabra en nosotros: Permaneced en Mí, y Yo en vosotros.

 

Nuestro Bendito Señor desea llamarnos lejos de nosotros mismos y de nuestras propias fuerzas, hacia Él y Su fuerza. Aceptemos la advertencia y volvámonos con gran temor y desconfianza hacia Él para que haga Su obra. "¡Nuestra vida está escondida con Cristo en Dios!" Esa vida es un misterio celestial, escondido de los sabios incluso entre los cristianos, y revelado a los niños. El espíritu infantil lo aprende, que la vida se da desde el cielo cada día y cada momento al alma que acepta la enseñanza: "No por sí misma", "Si no permanece", y busca su todo en la Vid. Permanecer en la vid entonces viene a ser nada más ni menos que la entrega reparadora del alma para dejar que Cristo tenga todo y obre todo, tan completamente como en la naturaleza la rama no conoce ni busca nada más que la vid.

 

Permanece en Mí, he oído, mi Señor, que con cada mandato, Tú también das el poder para obedecer. Con Tu Levantamiento y tu andar, el hombre cojo saltó. Acepto Tu palabra, Permanece en mí, como una palabra de poder, que da poder, e incluso ahora digo: Sí, Señor, lo haré, permanezco en Ti.


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