El primer ser viviente era semejante a un león; el
segundo ser era semejante a un becerro; el tercer ser tenía el rostro como el
de un hombre, y el cuarto ser era semejante a un águila volando.
¿Qué simbolizan estos cuatro seres
vivientes?
Obviamente es una alusión a Ezequiel 1:6,
10. En la literatura rabínica se les reconoce como los seres más fuertes entre
los diferentes órdenes de la creación divina. Ireneo (120-202 d.C.) usó estas
cuatro diferentes caras para describir a los autores de los cuatro Evangelios (la
tradición de la Iglesia identifica a Juan, con el águila; a Lucas, con los
seres humanos; a Marcos, con el buey; y a Mateo, con el León), pero esta es
pura especulación y alegoría. Estas criaturas son simbólicas, no pertenecen a
la interpretación literal. Conociendo la preocupación del Antiguo Testamento
por mantener el orden de la Creación de Dios, una figura humana compuesta y un
animal serían inmundos desde el punto de vista de Levítico. Esta no es una
narración histórica de seres vivos y eventos; es un género altamente simbólico
que trata de develar verdades espirituales superiores. En este caso, Dios como
el único ser viviente (vv.8-9), el Santo (v.8 ) y el Creador de todas las cosas.
Las
figuras utilizadas nos ayudan a entender espiritualmente, esa visión. Por eso
no está demás abundar en las diferentes interpretaciones, que nos invitan a enriquecer
nuestro conocimiento y poner nuestra mirada en aquello que los ojos de la fe
nos muestran.
(i) Es
obvio que forman parte de la escenografía del Cielo; y que no son figuras que
el autor del Apocalipsis creara, sino que las heredó de descripciones previas.
Puede que tuvieran su origen en fuentes babilónicas, o que representaran a los
cuatro signos del zodíaco o a los cuatro vientos que vienen de las cuatro
esquinas de los cielos. Pero Juan que escribió el Apocalipsis no era consciente
de eso, y los usaba sencillamente como parte de la escenografía del Cielo al
que había sido introducido.
(ii) ¿Cómo
veía el mismo Juan el simbolismo de estos seres vivientes? Creemos que Swete
ofrece la explicación correcta. Los cuatro seres vivientes representan todo lo
más noble, fuerte, sabio y veloz de la Naturaleza. Cada uno tiene la
preeminencia en su propia esfera particular: el león es supremo entre las
fieras; el buey, entre el ganado; el águila, entre las aves, y el hombre entre
todas las criaturas. Los animales representan toda la grandeza y la fuerza y la
belleza de la Naturaleza, a la que vemos aquí sirviendo y alabando á Dios. En
los versículos que siguen vemos a los veinticuatro ancianos alabando a Dios; y
cuando unimos los dos cuadros obtenemos el de la Naturaleza y la Humanidad
aplicadas en una adoración constante a Dios. «La incesante actividad de la
Naturaleza bajo la mano de Dios es un incesante tributo de alabanza.»
La idea
de la Naturaleza alabando a Dios aparece más de una vez en el Antiguo
Testamento. «Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la
obra de Sus manos» (Salmo 19:Is). "¡Bendecid al Señor, vosotras todas Sus
obras, en todos los lugares de Su señorío!» (Sal_103:22 ). El Salmo 148 es una
cita imponente a toda la Naturaleza a que se una a la alabanza de Dios.
Hay
aquí una tremenda verdad. La idea básica tras todo esto es que todo lo que está
cumpliendo la misión para la que fue creado está alabando a Dios. Una de las
concepciones básicas del estoicismo era que en todos los seres hay una chispa
divina, Scintilla. «Dios -decía Séneca- está cerca de ti, contigo, en ti; un espíritu
santo se asienta en nuestro interior.» Como señala Gilbert Murray, los
escépticos se reían de esto, y se burlaban de toda esta idea. "¿Qué? decía
el escéptico- ¿Está Dios en los gusanos? ¿Y en los escarabajos peloteros?»
"¿Y por qué no?» contestaban los estoicos.
¿Es que
un gusano no puede servir a Dios? Acordaos del Libro de Jonás, 4: 7 ¿Es que
sólo puede ser un buen soldado el general? ¿No puede el soldado raso pelear lo
mejor posible? ¡Dichoso tú si estás sirviendo a Dios y cumpliendo Su propósito
tan fielmente como un gusano! Lo que quiera que cumpla la función para la que
fue creado está así adorando a Dios.
Este es
un pensamiento que despliega el panorama más magnífico. La actividad más
humilde e ignorada del mundo puede ser un acto de verdadero culto a Dios. El
trabajo y el culto se convierten literalmente en una sola cosa. El fin
principal del hombre es glorificar a Dios y gozar de Él para siempre; y el
hombre cumple su cometido cuando hace lo que Dios le envió a hacer en el mundo.
Un trabajo bien hecho se eleva al Cielo como un himno de alabanza a Dios.
Esto
quiere decir que el médico en su consulta, el hombre de ciencia en su
laboratorio, el profesor en su aula, el músico en su concierto, el pintor en su
estudio, el dependiente tras su mostrador, el mecanógrafo a su máquina, el ama
de casa en sus quehaceres -todos los que están haciendo el trabajo del mundo
como Dios manda participan en un acto de culto cósmico.
No pasó
mucho tiempo antes de que la Iglesia primitiva encontrara ciertos simbolismos
en los cuatro seres vivientes, en particular el de los cuatro evangelistas -una
representación que se suele encontrar en las vidrieras de colores de las
iglesias.
La
primera y la más completa identificación la hizo Ireneo hacia el año 170 d C.
Mantenía que los cuatro seres vivientes representaban cuatro aspectos de la
obra de Jesucristo, que a su vez están representados en los cuatro evangelios.
El león
representa la Obra poderosa y efectiva del Hijo de Dios, Su señorío y poder
soberano. El buey representa la proyección sacerdotal de Su Obra, porque es el
animal del sacrificio. El hombre representa Su Encarnación. El águila
representa el don del Espíritu Santo, con Sus alas desplegadas sobre la
Iglesia. Juan representa «la generación original, efectiva y gloriosa del Hijo
desde el Padre,» y nos dice que todas las cosas fueron hechas por Él; y por
tanto está simbolizado en el león. Lucas empieza con la escena del sacerdote
Zacarías, y nos cuenta la historia del ternero cebado que mataron para celebrar
haber encontrado al hijo menor; y por tanto está representado en el buey. Mateo
empieza dándonos la ascendencia humana de Jesús y «el carácter de un hombre
manso y humilde se mantiene a lo largo de todo este evangelio;» y está
simbolizado por el hombre. Marcos empieza con una referencia 'al Espíritu de la
profecía descendiendo de lo Alto sobre los hombres, lo que «apunta al carácter
alado de este evangelio;» y por tanto está simbolizado en el águila.
Ireneo
sigue diciendo que los cuatro seres vivientes representan los cuatro pactos
principales que hizo Dios con la raza humana. El primero lo hizo con Adán,
antes del diluvio. El segundo, con Noé, después del diluvio. El tercero, al dar
la Ley a Moisés. El cuarto es el que renueva al hombre en Cristo «resucitando y
llevando a los hombres en Sus alas al Reino celestial.»
El primer ser viviente era
semejante a un león
Esta
figura expresa la fuerza de los ministros de la palabra, siendo el león el más
fuerte entre las animales ( Proverbios 30:30 ), para hacer el trabajo al que
están llamados, para soportar la dureza, como buenos soldados de Cristo, y para
soportar las enfermedades de los débiles; y también denota su valentía y
audacia al predicar el Evangelio de Cristo, sin temer a los rostros de los
hombres, o temerles a sus villanas.
El segundo ser era semejante a
un becerro o "buey"
Por lo que la palabra aquí usada significa en
el lenguaje helenístico, y con los intérpretes de la Septuaginta, y concuerda
con (Ezequiel 1:10), y diseña la laboriosidad de los ministros fieles de Cristo
al pisar el grano de la verdad del Evangelio quienes trabajan en la palabra y
la doctrina, y son obreros con Dios; como también su humildad, mansedumbre y
paciencia para soportar insultos, reproches y sufrimientos por Cristo, e
instruir a aquellos que se oponen a sí mismos.
El tercer ser tenía el rostro
como el de un hombre (proswpon w anqrwpou)
Y
señala la humanidad y la ternura de corazón, la sabiduría, la prudencia, el
conocimiento y la comprensión, y el uso de la facultad de razonamiento, junto
con un espíritu varonil en el cumplimiento del Evangelio en cualquier caso;
todo lo que es tan necesario en los ministros de la palabra.
Y el cuarto ser era semejante a
un águila volando (omoion aetwi petomenwi)
Que
establece la sagacidad y la penetración de los ministros del Evangelio en las cosas
profundas de Dios y los misterios de la gracia, y su disposición y rapidez para
hacer la voluntad de Dios, al publicar el Evangelio eterno.
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