2 Timoteo 2; 11-13
“Palabra fiel es esta:
Si somos muertos con
él, también viviremos con él;
Si sufrimos, también reinaremos con él;
Si le negáremos, él
también nos negará.
Si fuéremos infieles, él permanece fiel;
Él no puede negarse a sí
mismo”
Posiblemente
este sea uno de los himnos cristianos primitivos. Dios es fiel con sus hijos y
aunque debamos sufrir grandes dificultades aquí, nos promete que algún día
viviremos eternamente con El. ¿Qué significa esto? Significa que los creyentes
viviremos en el reino de Cristo y que participaremos en la administración del
mismo. Esta verdad confortó a Pablo mientras pasaba por el sufrimiento y la
muerte. ¿Estás enfrentando pruebas? No te
apartes de Dios. Él te promete un futuro maravilloso junto a Él. Pablo subraya
el principio del sufrimiento presente seguido de la futura gloria, citando un
antiguo himno o confesión de fe. Su propósito es llamar a la valentía y a la
resistencia, aun al martirio, en el servicio del Señor.
Aunque
es verdad que Cristo permanece fiel a sus promesas, aquí se alude a su
advertencia de no reconocernos en presencia del Padre si (consciente y voluntariamente) le
negáramos en medio del peligro o la burla.
Que los santos que sufren se acuerden y miren a Jesús, el Autor y
Consumador de su fe, que por el gozo que le fue puesto delante, soportó la
cruz, menospreció la vergüenza, y ahora está sentado a la diestra del trono de
Dios. No debe extrañarnos que los mejores hombres se enfrenten al peor de los tratos;
pero esto causa regocijo, porque la palabra de Dios no está atada. Aquí vemos
la causa real y verdadera de que el apóstol sufriera aflicciones por amor del
evangelio. Si estamos muertos a este mundo, a sus placeres, sus beneficios y
sus honores, estaremos por siempre con Cristo en un mundo mejor. Él es fiel a
sus advertencias y fiel a sus promesas. Esta verdad asegura la condenación del
incrédulo y la salvación del creyente.
Tres cosas son imposibles a Dios: morir, mentir y
ser engañado. Esta imposibilidad no es una de debilidad sino de poder y
majestad infinitos. Indirectamente también se sugiere consuelo para los
creyentes en que Él es fiel a sus promesas; que porque los apóstatas son
despojados de su ilusión, de que porque ellos cambian, igualmente pueda cambiar
Cristo. Una advertencia a Timoteo a que esté firme en la fe.
Así que
a todo el que Me reconozca delante de los hombres, yo también le reconoceré
delante de Mi Padre Que está en el Cielo; pero al que Me niegue delante de los
hombres, yo también le negaré delante de Mi Padre Que está en el Cielo» (Mateo 10:32 s)
«Dios no es un
hombre para que mienta, ni un hijo de hombre para que se desdiga» (Números_23:19). Dios
nunca le fallará a la persona que haya tratado de serle fiel, pero ni siquiera Él
puede ayudar a la persona que se ha negado a tener nada que ver con Él, al
incrédulo.
Jesús murió para
ser leal a la voluntad de Dios; y el cristiano debe seguir esa misma voluntad,
brille la luz o caigan las sombras.
El cristiano, que se considera "hijo de Dios", debe mostrar
el mismo carácter incambiable. El hombre miente, y niega y hace cosas contra su
profesión de cristiano, para obtener algún supuesto bien en el tiempo de
aflicción, oposición y tentación, o para mejorarse en la vida física. Pero si reconociera
lo transitorio de esta vida y las consecuencias eternas de ser de cierto
carácter, si pensara siempre en su Creador y en la voluntad de él, no mentiría,
ni negaría a Cristo, ni haría nada que tuviera que ver con consecuencias del
momento.
Al hombre le toca hacer fielmente la voluntad de Dios para poder
alcanzar las bendiciones prometidas por Dios.
Ésta es la lección principal de
estos versículos.
¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!
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