} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 28 Julio LA BUENA SEMILLA

viernes, 28 de julio de 2017

28 Julio LA BUENA SEMILLA

  
Juan 21; 6-7
“Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces.
  Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar.”
                                
El que cuenta esta historia no puede haber sido sino uno que conocía bien a los pescadores del mar de Galilea. La noche era el mejor tiempo para pescar. La pesca abundante de la historia no se nos presenta como un milagro, ni se pretende que se tome por tal. Se describe como algo que sigue pasando en el lago.
Era interesantísimo ver echar la red. Cada vez que la cuidadosamente enrollada red surcaba el aire y caía tan precisamente en el agua, las pequeñas pesas de plomo la tocaban al mismo tiempo produciendo un chapoteo circular. Mientras estaba esperando para lanzar otra vez, Jesús le gritó desde la orilla que echara la red a la derecha, cosa que hizo al instante. Y esta vez no fue en vano... Sacó la red en la que se podían ver los peces removiéndose... Sucede a menudo que el que lleva la red de mano tiene que depender de la vista del que está a la orilla, que le dice hacia qué lado tiene que echarla, porque puede ver en el agua clara el banco que no ve el que está dentro del agua.» Jesús estaba haciendo las veces de guía con Sus amigos pescadores, como sigue haciéndose hoy en día.
Puede que fuera porque todavía estaba oscuro por lo que no reconocieron a Jesús. Pero el discípulo amado tenía una vista aguda. Se dio cuenta de que era el Señor; y, cuando Pedro lo oyó, salto al agua. No estaba desnudo del todo. Llevaría un ceñidor, que era una especie de calzoncillos, que era lo único que llevaban los pescadores cuando faenaban. Ahora bien: la ley judía decía que el saludar era un acto religioso, y para realizar un acto religioso había que estar dignamente vestido; así es que Pedro, antes de lanzarse al agua para venir al encuentro de Jesús, se puso la túnica de pescador; porque quería ser el primero en saludar a su Señor.
Ahora llegamos a la primera gran razón para que se añadiera este extraño capítulo al evangelio ya concluido. Fue para demostrar de una vez para siempre la realidad de la Resurrección. Había muchos que decían que las apariciones del Cristo Resucitado no eran más que visiones que tuvieron los discípulos.
Muchos admitirían la realidad de esas visiones, pero insistirían en que no eran otra cosa. Otros llegarían a decir que no eran más que alucinaciones. Los evangelios se esfuerzan en demostrar que el Cristo Resucitado no era una visión, y menos una alucinación, ni un fantasma, sino una Persona real. Insisten en que la tumba estaba vacía, y en que el Cristo Resucitado tenía un cuerpo real, que conservaba las señales de los clavos y de la lanza que Le atravesó el costado.
Pero esta historia va un paso más lejos. Una visión o un fantasma no sería normal que indicara la posición de un banco de peces a un grupo de pescadores. Menos aún encendería un fuego para asarles unos peces a unos agotados pescadores, y menos aún los compartiría con ellos. Y sin embargo esta historia nos cuenta que Jesús sí hizo esas cosas. Cuando Juan nos relata que Jesús se les presentó a Sus discípulos cuando tenían las puertas cerradas dice: «Les enseñó Sus manos y Su costado» (Juan_20:20 ). Ignacio de Antioquía, en su carta a la Iglesia de Esmirna, cuenta una tradición aún más definida acerca de ese hecho: "Yo sé y creo que Jesús estaba en la carne aun después de la Resurrección; porque, cuando se presentó a Pedro y a sus compañeros, les dijo: "¡Venga, tocadme y comprobad que no soy ningún demonio incorpóreo.» E inmediatamente Le tocaron, y creyeron, porque se convencieron sin lugar a dudas de Su humanidad... Y después de Su Resurrección comió y bebió con ellos como un ser humano.»
El primero y el más sencillo propósito de esta historia es dejar bien clara la realidad de la Resurrección. El Señor Resucitado no era una visión, ni la fantasía de ninguna imaginación exaltada, ni la aparición de un fantasma: ¡era Jesús, Que había conquistado la muerte y había vuelto vencedor!


¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!

No hay comentarios:

Publicar un comentario