Hechos
1;8
“pero recibiréis poder cuando el
Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda
Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra. “
La promesa del Espíritu
Santo era la promesa de poder. Esta promesa se cumplió el día de Pentecostés, Hechos_2:1-47. Este texto demuestra claramente que fue
simplemente un acto simbólico cuando Jesús "sopló, y les dijo:
Recibid el Espíritu Santo. A quienes remitiereis los pecados, les son
remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos" (Juan_20:22-23).
Lo más importante, pues, no era saber cuándo el reino sería
restaurado, sino la promesa de que "recibiréis poder". Esto debía
ocupar su atención en lugar de su curiosidad acerca de fechas. Los apóstoles
siempre querían poder. Disputaban acerca de quién tendría más poder. Ahora
recibirían verdadero poder, no el poder que ellos esperaban, sino un poder
mucho más grande e importante.
Descripción de este poder:
Era poder para recordar la enseñanza de Jesús, Juan_14:26.
Era poder para revelar toda la verdad, Juan_16:3.
Era poder para confirmar la
palabra con señales, Marcos_16:17-20; Hechos_14:3; Hebreos_2:3,
hablando en lenguas que no habían estudiado, sanando, levantando muertos,
echando fuera demonios, etc.
Era poder que los judíos no
podían resistir.
Era poder que los gentiles no podían resistir.
Era poder que las cárceles y
cadenas no podían vencer, 2Timoteo_2:9.
Y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta
lo último de la tierra.
Este texto es uno de los puntos claves del versículo.
Es como un bosquejo del libro. Da el índice geográfico del programa de
evangelización que se llevaría a cabo.
Los apóstoles eran
los testigos escogidos, Hechos_10:41; Lucas_24:48. Conocían
la vida y la obra de Jesús. No eran simplemente heraldos, sino testigos.
Iban a predicar en Jerusalén y en Judea, Hechos
2:1-47. Jesús sería vindicado en la ciudad capital en la cual fue
humillado y crucificado. A esta ciudad llegaban todos los judíos piadosos de
todas las naciones para celebrar tres fiestas solemnes: la fiesta de la Pascua,
la fiesta del día de Pentecostés y la fiesta de los Tabernáculos.
Iban a predicar en Samaria, Hechos_8:1-40.
Jesús había prohibido que los apóstoles predicaran a los samaritanos durante su
ministerio personal (Mateo_10:5), pero El sí
reconocía que ese campo estaba blanco para la siega (Juan_4:35).
Por lo tanto, después de predicar en Jerusalén y en Judea, llevaron el
evangelio a Samaria.
Después, llevaron el evangelio a todas las naciones. Dice el Salmo_2:8, "Pídeme, y
te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la
tierra".
El poder del Espíritu Santo no lo limita la energía ordinaria,
involucra valor, entrega, confianza, conocimiento, habilidad y autoridad. Los
discípulos necesitarían de todo esto para cumplir con su misión. Si tú, que
lees esto, crees en Jesucristo, puedes experimentar el poder del Espíritu Santo
en tu vida.
Jesucristo
prometió a los apóstoles que recibirían el poder para ser testigos después que
recibieran el Espíritu Santo. Pero según el proceso: (1) recibieron el Espíritu
Santo; (2) les dio poder; y (3) fueron testigos con resultados extraordinarios.
Nosotros a menudo tratamos de invertir el orden y testificamos
dependiendo de nuestro propio poder y autoridad. Testificar no es mostrar lo
que podemos hacer por Dios, sino mostrar y decir lo que Dios ha hecho por
nosotros.
Jesús
instruyó a sus discípulos para que fueran testigos a las personas de todas las
naciones acerca de El (Mateo_28:19-20). Pero se
les dijo que debían esperar antes la venida del Espíritu Santo (Lucas 24:49). Dios tiene una labor importante que
quiere que hagamos en su nombre, pero debemos desarrollarla por el poder del
Espíritu Santo. A menudo nos gusta cumplir con la tarea, aunque esto signifique
ir delante de Dios. Pero algunas veces la espera es parte del plan de Dios.
¿Estás esperando y escuchando
las instrucciones completas de Dios o te antepones a sus planes? Necesitamos el
tiempo y el poder de Dios para ser en verdad eficaces.
Este versículo describe una serie de círculos
concéntricos de cómo debemos comenzar a ser testigos.
El poder del
Espíritu iba a hacerlos testigos de Cristo. Su testimonio iba a operar en una
serie de círculos concéntricos cada vez más amplios: primero en Jerusalén;
luego en toda Judea; luego en Samaria, que era un país medio judío que sería
como un puente que los introduciría en el mundo pagano; y finalmente hasta el
fin del mundo.
Un testigo es
alguien que puede decir: "Yo sé que esto es verdad.» En un juicio no se
admite el testimonio de alguien que sabe algo porque lo ha oído por ahí; tiene
que saberlo de primera mano y por propia experiencia.
Un testigo
verdadero no lo es sólo de palabra, sino en toda su vid. Es un hecho que habla
por sí mismo que en griego, la lengua en que se escribió el Nuevo Testamento,
la palabra para testigo y la palabra
para mártir son la misma. Un testigo tiene que estar dispuesto a ser un
mártir. Ser testigo conlleva ser fiel a la verdad cueste lo que cueste.
El evangelio de Dios no ha llegado a su
destino final si alguien en tu familia, en tu centro de trabajo, tú colegio o
tú comunidad no ha oído acerca de Jesucristo. Asegúrate de contribuir, de
alguna manera, al círculo de esparcimiento del mensaje de amor de Dios.
Hechos
11; 21
“Y la mano del Señor estaba con ellos, y
gran número que creyó se convirtió al Señor.”
En un estilo
comprimido, este pasaje nos cuenta uno de los más grandes acontecimientos de la
Historia. Ahora sí, por primera vez y a sabiendas, se predica el Evangelio a
los gentiles. Todo ha ido conduciendo a este acontecimiento. Ha habido tres
peldaños en la escalera. El primero, Felipe predicando a los samaritanos; pero,
después de todo, los samaritanos eran medio judíos y formaban, como si
dijéramos, un puente entre los judíos y el resto del mundo. El segundo, Pedro
recibiendo a Comelio; pero había sido Comelio el que había tomado la
iniciativa. No había sido la Iglesia Cristiana la que había buscado a Comelio,
sino al revés. Además, se hace hincapié en que Cornelio era temeroso de Dios y,
por tanto, estaba al borde de la fe de Israel. El tercero, la Iglesia no fue en
Antioquía a judíos o medio judíos, ni esperó a que los gentiles se le acercaran
buscando ser admitidos, sino que les predicó el Evangelio a los gentiles. La
Iglesia aquí se lanza en su misión universal.
Los creyentes esparcidos al inicio de la persecución en Jerusalén,
difundían el evangelio entre los judíos en los lugares a los que llegaban.
Ahora los creyentes empezaban a anunciar activamente las buenas nuevas con los
gentiles.
Lucas no dice que gran número fueron salvos por creer solamente, sino
que gran número creyó y se convirtió al Señor. Pedro había dicho "Arrepentíos
y convertíos". En estos textos se puede observar que hay algo que hacer
después de creer y aun después de arrepentirse. Estos textos corresponden a Hechos 2:38, "Arrepentíos, y bautícese cada uno
de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados".
¿Qué deben predicar los ministros de Cristo sino
a Cristo? ¿A Cristo, y crucificado? ¿A Cristo, y glorificado? La predicación de
ellos fue acompañada de poder divino. La mano del Señor estaba con ellos para
llevar a los corazones y a las conciencias de los hombres lo que sólo se podía
decir al oído externo. Ellos creyeron, fueron convencidos de la verdad del
evangelio. Se convirtieron desde una manera de vivir carnal e indolente a una
vida santa, espiritual y celestial. Se convirtieron de adorar a Dios para ser
vistos y por formalismo a adorarle en Espíritu y en verdad. Se convirtieron al
Señor Jesús que llegó a ser todo en todo para ellos. Esta fue la obra de
conversión realizada en ellos y la que debe efectuarse en cada uno de nosotros.
Fue fruto de su fe; todos los que creen sinceramente, se convertirán al Señor.
Cuando se predica al Señor Jesús con claridad, y conforme a las Escrituras, Él
dará éxito; y cuando los pecadores son de esta manera llevados al Señor, los
hombres realmente buenos, que están llenos de fe y del Espíritu Santo,
admirarán y se regocijarán en la gracia de Dios concedida a ellos. Bernabé
estaba lleno de fe; lleno de la gracia de la fe, y lleno de los frutos de la fe
que obra por amor.
Que contraste con la
forma de actuar de los dirigentes actuales de las iglesias que se dicen
cristianas evangélicas. Invierten el orden, quieren dar testimonio lejos,
quizás para qué no conozcan el historial de divisiones y confrontaciones entre
ellas; quizás porque no hay perdón genuino que restaure las heridas; quizás
porque no hay amor fraternal; quizás porque abunda la carnalidad y los guías proceden con una mente carnal en
sus ministerios enseñando en su día “otro evangelio” que hizo estragos en medio
de ellas. O quizás la tibieza espiritual es el resultado de tanta desobediencia
al Dios Santo, Santo, Santo.
¿Cómo puede una iglesia
así mantener el candelero?
Que el Señor tenga
misericordia y por Su Gracia afirme al remanente fiel a Su Palabra en la Biblia.
¡Maranatha! ¡Sí, ven
Señor Jesús!
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