Hechos 1:14 Todos éstos estaban unánimes,
entregados de continuo a la oración junto con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con
los hermanos de Él. (Jesús)
(La Biblia de Casiodoro de Reina
12569)
El
libro de Hechos continúa la historia que Lucas empezó en su Evangelio;
abarcando los treinta años posteriores a la ascensión de Jesús. En este corto
período, la iglesia se estableció y el evangelio de salvación se llevó por el
mundo, inclusive a la capital del Imperio Romano. Los predicadores, gente común
con debilidades y limitaciones, como tú y como yo, fueron revestidos de poder
por el Espíritu Santo para difundir las buenas noticias al "mundo
entero".
Los
Hechos de los apóstoles nos ponen siempre ante nuestra mirada estar orando, que
no es otra cosa más qué pedir a Dios. En ella, el modelo y las instrucciones
del Señor se nos muestran eficaces. Jesús ha asegurado que el Padre escuchará
la oración hecha «en mi nombre» (Juan 16:23 ).
Las cartas de Pablo también atestiguan con
ahínco el poder de la oración comunitaria. Es característico de Lucas que
además de los apóstoles nombre las mujeres como miembros de la comunidad
orante. Ya en su Evangelio Lucas ha prestado especial atención a las mujeres
que rodeaban a Jesús. El mensaje de salvación de la nueva alianza vence prejuicios
heredados. Pablo, aunque guarde mucha reserva, que se explica por la mentalidad
de su tiempo, sin embargo también es testigo de una nueva valoración de la
mujer. Los Hechos de los ap6stoles muestran todavía con mayor frecuencia la
vocación y la actividad de la mujer
Después que el
Maestro desapareció de entre ellos, los apóstoles vuelven de los Olivos a
Jerusalén, perseverando unánimes
en oración, en espera de la promesa del Espíritu Santo hecha por
Jesús. Unidos por un vínculo más fuerte que la muerte en
oración y ruego.
Estar «unánimes» o
de acuerdo es un rasgo dominante en el liderazgo del NT. Siempre que los
líderes de la iglesia primitiva se reunían en Jerusalén, se nos dice que
estaban unidos y en armonía unos con otros y con Dios. La unanimidad era
espiritual y práctica, no solamente teológica, pues vemos que compartían sus
vidas y posesiones. Hechos 2:42-47 nos da una
descripción del liderazgo en la época del NT: se reunían, estudiaban juntos,
compartían sus posesiones materiales. A menudo se reunían para orar, con lo
cual ponían de manifiesto no solamente las buenas relaciones existentes entre
ellos, sino también su total confianza en Dios.
Muchos cristianos
hoy en día confunden y no tienen claro la diferencia entre orar y rezar. Orar conlleva devoción, confianza, respeto y un sentido de
dependencia de Aquel a quien se dirige la oración. Rezar, es recitar de memoria
una y otra vez retahílas de palabras que muchas veces no saben que significa.
Un loro puede hacer lo mismo que aquellos que repiten sin cesar.
Las diversas palabras hebreas y griegas
relacionadas con la oración transmiten ideas tales como pedir, solicitar,
rogar, suplicar, instar con ruegos, implorar, buscar, inquirir, así como
alabar, dar gracias y bendecir.
Un grupo pequeño unido en amor, de conducta ejemplar, ferviente para
orar, y sabiamente celoso para el progreso de la causa de Cristo, probablemente
crezca con rapidez.
Para los judíos, el
sábado era el día de descanso en el que estaba prohibido hacer ningún trabajo.
No se podía recorrer una distancia superior a los 2.000 codos, que se llamaba
por esto «la distancia de un sábado» -en la versión Reina-Valera «camino de un
día de reposo»-. El codo equivalía a 45 centímetros; es decir, que el sábado no
se podía andar más de un kilómetro escaso.
Es interesante que
los hermanos de Jesús estuvieran entre los primeros creyentes. Durante la vida
de Jesús habían estado entre los que se le oponían (Marcos 3:21, y Juan 7:5). Puede ser que para ellos, como para tantos
otros, fue la muerte de Jesús lo que les abrió los ojos y el corazón como no lo
había hecho la vida de Jesús.
Se nos dice más adelante que los discípulos eran como unos 120.
Probablemente ninguno de ellos había salido nunca de Palestina, donde había
unos 4.000.000 de judíos. Es decir, que eran menos del 1 por cada 30.000; como
5 creyentes en Orense, y algo así como 100 creyentes en una ciudad como Madrid
o Barcelona. Y sin embargo, esas 120 personas habrían de ir a evangelizar al
mundo entero. Si ha habido algo en el mundo que haya tenido un principio
pequeño, ha sido la Iglesia Cristiana.
Tal vez seamos los únicos
cristianos en el pueblo, taller, o en la fábrica, o en la oficina en que
trabajamos, o en el círculo en el que nos movemos. Aquellos discípulos se
enfrentaron con su tarea valerosamente,' y eso es lo que debemos hacer
nosotros; y tal vez seamos el principio pequeño de la extensión del Evangelio
en nuestra esfera.
Esta es la última vez que María se menciona en el Nuevo Testamento. La
madre de Jesús era simple y sencillamente una fiel seguidora de Jesucristo. Si
Dios hubiera tenido otros planes para María -- algún papel especial en la
iglesia -- aquí en este texto habría sido muy apropiado revelarlo. Toda la tradición de la Iglesia Católica
Romana acerca de María (la llamada Concepción Inmaculada, la llamada Asunción
de María, etc.) no la honra, sino que la desprecia. Son de las fábulas
mencionadas por Pablo en 2 Timoteo 4:4.
También los hermanos de Jesús. Durante el ministerio de Jesús estos no creían en
El (Juan 7:5); aun "los suyos" creían
que Él estaba "fuera de sí" (Marcos 3:21);
sin embargo, aquí están con los apóstoles (Hechos 1:14).
¿Cómo se convencieron? Sin duda, por las "pruebas indubitables" (Hechos 1:1-2). Jacobo, uno de los hermanos de Jesús, era uno
de los ancianos de la iglesia de Jerusalén.
¡Maranatha!
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