Lucas 12; 29-31
“Vosotros, pues, no os preocupéis
por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa
inquietud.
Porque todas estas cosas buscan las gentes
del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas.
Mas buscad el reino de
Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.”
Jesús dijo: "
Buscad en primer lugar el Reino de Dios.» Ya hemos visto que el Reino de Dios
se hace realidad en la Tierra cuando se hace la voluntad de Dios tan
perfectamente como en el Cielo; así es que Jesús estaba diciendo: "
Aplicad todo vuestro esfuerzo a obedecer a la voluntad de Dios, y contentaos
con eso. Mucha gente aplica todos sus esfuerzos a amontonar cosas que por
naturaleza no pueden durar. Trabajad por las cosas que duran para siempre, que
no tendréis que dejar atrás cuando salgáis de este mundo, sino que podréis
llevar con vosotros.»
En Palestina, como en el resto del mundo, la riqueza se veía muchas
veces en la manera de vestir; ¡pero la ropa lujosa puede ser presa de las
polillas! En cambio, si una persona viste su alma con ropa de honor y pureza y
bondad, nada de este mundo la puede estropear. Si buscamos nuestro tesoro en el
Cielo, allí se orientarán los anhelos del corazón; y, si en la Tierra, en ella
quedará retenido nuestro corazón, y algún día tendremos que decirles adiós;
porque, como dice el tenebroso y realista proverbio español, «Una mortaja no
tiene bolsillos.» El día de ayer es como un "cheque cancelado";
mañana no existe. Solamente tenemos hoy, este momento; por eso, no conviene
tratar de cruzar el puente antes de llegar al puente.
Desde luego, los del mundo viven afanados por estas cosas porque no
conocen a Dios, no confían en El y creen que todo depende de ellos mismos. No seamos como ellos. Nosotros sí
creemos en Dios. Creemos que El es el Creador, y que provee para todas sus
criaturas, mayormente para sus hijos. No creemos que todo dependa de nosotros
mismos. Trabajamos, sí, pero Dios pone los medios. El hace que el sol salga día
tras día, y manda las lluvias, y hace que la tierra sea fértil y que la
simiente sembrada fructifique. No estamos solos. No somos mundanos. No somos
paganos. No actuemos, pues, como los del mundo.
Qué significa la palabra
"mundanalidad"? ¿Qué significa la
palabra "mundanos"? ¿Somos mundanos? Los que se preocupan con ansiosa
inquietud por las cosas materiales son mundanos. Así son porque no conocen a
Dios. No seamos personas de "poca fe", sino personas de grande fe (Mateo_8:10; Mateo_15:28). Los argumentos de Jesús
deben producir una fe fuerte en Dios.
Jesús nos ha dado muy buenas razones. Sólo resta que le creamos y que
seamos convencidos. Él tiene razón. Son argumentos buenos. Recordemos siempre
"pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas
cosas". Él nos hizo. Él sabe que no somos ángeles, y que no somos
máquinas. Necesitamos de comida y ropa.
Convertir el Reino de Dios en
nuestra preocupación primaria significa dar a Jesús el lugar de Señor y Rey en
nuestra vida. Él debe controlar cada aspecto: trabajo, distracciones, planes,
relaciones. ¿Es el Reino solo uno de nuestros muchos intereses o es el centro
de todo lo que hacemos? ¿Ocultamos algunos asuntos de nuestra vida para evitar
que estén bajo el control de Dios? Como nuestro Señor y Creador, a Él le
interesa ayudarnos, satisfacer nuestras necesidades, así como también le guía
para que sepamos cómo usar lo que Él nos da.
Mateo 6; 8
“No os hagáis, pues, semejantes a
ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que
vosotros le pidáis.”
¿Qué nos mueve? ¿Por qué servimos a Dios? ¿Para ser vistos de los
hombres?
Jesús siempre tenía que enseñar sobre la
cuestión del propósito de servir a Dios. Continuamente estaba rodeado de
multitudes, pero ¿por qué le buscaban? ¿Para obtener panes y peces? ¿Con
propósito político? ¿Por curiosidad? ¿Cuántos de los que le seguían eran
sinceros? El mismo problema existe hoy en día. ¿Por qué asiste la gente a
alguna iglesia? ¿Con fines sociales? ¿Para divertirse? ¿Porque les gusta a
ellos los miembros o el predicador? ¿Habrá ventajas económicas? ¿Para agradar a
la familia? ¿Para apaciguar la conciencia? ¿Para adorar a Dios en espíritu y en
verdad?
La Biblia no solamente nos enseña lo que
debemos hacer, sino también nos enseña los propósitos y las motivaciones con
los cuales debemos obedecer. Si no
obedecemos con propósito correcto, nuestra obediencia no es aceptable a Dios.
Por lo tanto, debemos
examinarnos con cuidado (2Corintios13:5), porque
no basta con ofrecer el servicio y culto a Dios que son correctos en cuanto a
forma, sino que también debemos servir y adorar a Dios con corazón limpio (Mateo_5:8; Juan_4:24).
La recompensa es una gran motivación para todos. ¿Quién no busca la
recompensa? Aunque la salvación es por gracia, Cristo habla mucho de la
recompensa que nos espera (Mateo_5:1-12; Mateo_10:41;
Mateo_25:34-46, etc.).
A muchos que se dicen "Evangélicos" no les gusta hablar de
recompensa y no se sienten cómodos cuando hablan de recompensa. Les parece un
poco conflictivo, porque creen que la recompensa tiene que ver con merecer la salvación, pero esto no
debe ser ningún problema para los que predican el evangelio verdadero, pues la
Biblia enseña que hay castigo para los injustos, y hay recompensa para los
justos.
Sin
embargo, algunos quieren su recompensa ahora; por eso, quieren ser
alabados por los hombres. Dice Jesús, "ya tienen su recompensa". Ya son pagados; ya han recibido la totalidad de su pago. No reciben
solamente la mitad de su
recompensa ahora, para esperar la otra mitad de Dios en el día final, porque no
habrá "otra mitad" de recompensa. Como dijo Padre Abraham al rico (Lucas_16:25), "Hijo, acuérdate que recibiste tus
bienes en tu vida", es decir, ya
recibió todo.
Si profesamos servir a Dios, pero con los ojos
puestos en los hombres (para ser alabados por ellos), estamos sirviendo a los hombres, y los hombres tienen que
pagarnos. Cuando ellos nos alaban, ya
estamos pagados. Si buscamos la alabanza de los hombres, Dios no nos
pagará porque no le estamos sirviendo
a Él. Hacemos burla de Dios si profesamos servirle cuando el corazón
está en la recompensa de los hombres. Dios solamente recompensa a los que le
sirven a Él "en secreto" (es decir, un servicio sincero de corazón
singular que es para agradar a Dios y no a los hombres).
La
recompensa que se recibe de los hombres no se puede comparar con la recompensa
de Dios porque la recompensa de los
hombres no es confiable. Es muy caprichosa, porque los hombres son
inconsecuentes, inconstantes y cambiables. Lo que les agrada hoy no les agrada
mañana. Tenemos el ejemplo de la alabanza que Jesús recibió durante la entrada triunfal (Mateo_21:9). Al entrar Jesús en la ciudad algunos
decían "Hosanna al Hijo de David! pero durante la misma semana algunos
decían "¡Sea crucificado!" (Mateo_27:22).
Pablo fue alabado (adorado) por los de Listra, pero en poco tiempo fue
apedreado por los mismos (Hechos_14:11; Hechos_14:19).
Así es la alabanza de los hombres. Por lo tanto, los que buscan su recompensa
ahora, es decir, quieren ser alabados por los hombres, pueden perder su
recompensa aun ahora, como
también después.
¡Maranatha!
¡Sí, ven Señor Jesús!
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