Mateo
25; 21
Su señor le dijo:
"Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré;
entra en el gozo de tu señor."
Jesús volverá,
sabemos que es así. ¿Significa esto que debemos abandonar nuestras ocupaciones
a fin de servir a Dios? No, quiere decir que debemos usar con diligencia
nuestro tiempo, talentos y pertenencias a fin de servir a Dios en todo lo que
hagamos. Para algunas personas, significa cambiar de profesión; para la mayoría
de nosotros, significa cumplir con nuestro trabajo cotidiano como expresión de
nuestro amor a Dios.
Los que aceptan
su responsabilidad y la cumplen serán recompensados. Los fieles no fueron
recompensados y exaltados por causa de tener más talentos, sino por ser más
cumplidos en el uso de ellos. El número de talentos que cada uno ganara no era
la base de su recompensa, sino más bien cada uno era recompensado de acuerdo a
su fidelidad.
Generalmente, el
obrero responsable y fiel en los negocios de la vida es el que recibe mayores
responsabilidades y recompensas. Este principio también se aplica en el
servicio cristiano. Algunos opinan que este mismo principio explica la
naturaleza de las recompensas que los creyentes tendrán en los cielos.
1Pedro 4; 11
El
que habla, que hable conforme a
las palabras de Dios; el que sirve, que
lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea
glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por
los siglos de los siglos. Amén.
Al hablar de las
cosas de Dios a otros, buenos dispensadores de los dones de Dios, para
glorificar a Dios en su enseñanza, van a limitarse a lo que Dios ha dicho; van
a gobernarse por ello. Aun los hombres inspirados acudían a lo escrito
inspiradamente (Rom_4:3). En varias ocasiones
preguntó Cristo, "¿No habéis leído lo que os fue dicho por Dios?", Mat_22:31.
Como en palabra,
ahora dice Pedro que también en hecho el dispensador fiel de Dios va a servir,
limitado solamente por el poder que Dios le ha dado. ¡Nunca va a hacer menos!
Su don representa algo del poder de Dios que se le ha dado, y él no va a
contentarse con menos que esa medida de poder.
Dios da este
poder. La palabra griega para este verbo se encuentra solamente aquí y en 2Co_9:10. En 2Pe_1:5 aparece
una palabra similar, y se traduce "añadir". Lo que Dios da tiene que
ser usado; ¡por eso fue dado! Rom_12:11.
Pedro aquí enfatiza el propósito de hacer lo
que acaba de mandar: es para que sea glorificado nuestro Dios, el origen de
todos nuestros dones. Mat_5:16; 1Co_10:31. El que no usa su don conforme al
poder que Dios dio, no glorifica a Dios.
Jesucristo es el medio por quien Dios
es glorificado. Somos de Cristo, cristianos. Él nos redimió con su sangre. Nos
encontramos en él; somos su cuerpo. En vista de tales verdades, al usar
nuestros dones bien, glorificamos a Dios por Jesucristo. (Seguramente no está
diciendo Pedro que andemos todo el día repitiendo la frase, "en el nombre
de Jesucristo" hacemos así y así).
La gloria y el imperio pertenecen a
Dios el Padre. No obstante, no sería interpretación incorrecta aplicar esta
verdad a Jesucristo, anteriormente mencionado por Pedro, porque Apo_1:6 la aplica a Cristo.
La palabra griega amen significa
certeza. Se usaba con propósito, al expresar esa idea. Por ejemplo, dijo
Cristo, "de cierto (amen), de cierto (amen), os digo" (Jn_3:3; Jn_3:5). En Apo_3:14,
Cristo es llamado el amen (el que es solamente verdad, nada más). Hoy en día
muchos emplean mal esta palabra, "Amén", que por transliteración ha
llegado a otras lenguas. Andar todo el día, diciendo en cada tercera palabra,
"Amén" (o, "gloria a Dios", o "en el nombre de
Jesucristo", o "aleluya", etc.) es emocionalismo, y un abuso de
este término bíblico. Para mucha gente estas frases han venido a ser meros
refranes religiosos. Evitemos tal uso no bíblico de ellas, y digamos
"Amén" en tales casos como aquéllos cuando Cristo y los inspirados lo
decían.
¡Maranata!
Ven pronto mi Señor Jesús!
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