} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 18 Abril: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.

miércoles, 18 de abril de 2018

18 Abril: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.



Gálatas 1; 3-4
 Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo,
   que se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos de este presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre,
   
 La palabra griega cáris  es traducida gracia. Tiene la idea de la bondad o el favor inmerecido que Dios tiene hacia el pecador. El hombre no tiene méritos para agradar a Dios fuera de Cristo. La paz  es el estado de vida que una persona tiene cuando deposita su fe en Jesucristo. Los originadores de la gracia y la paz son Dios Padre y Jesucristo.

La gracia y la paz de Dios se muestran en la muerte de Cristo. Jesús se dio a sí mismo por nuestros pecados. El énfasis del evangelio no está en lo buena que es la humanidad sino en el sacrificio de Cristo. En su gracia, Él pagó a la justicia de Dios por nuestros pecados. La salvación de Dios no se puede comprar con obras porque Cristo ya la pagó; el regalo de la salvación es recibido cuando es aceptado; el resultado de la salvación son las buenas obras. La voluntad de Dios en la salvación se manifiesta en librarnos de la presente época malvada. El tema del evangelio no es simplemente justificación por la fe sino también santificación. El creyente es salvo para caminar en santidad, en hacer aquello que agrada a Dios; ésta es la voluntad de Dios. En otras palabras, Jesucristo rompió las cadenas del pecado. Él nos compró para servirle, somos libres para servir a Dios. Este concepto es diferente al de los judaizantes, que enseñaban la justificación por hacer las obras legalistas. El hacer el bien en Cristo Jesús (no para ser salvos sino porque somos salvos) es la voluntad de Dios para el creyente.

1 Tesalonicenses 4; 16
Pues el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con la trompeta de Dios, y los muertos en Cristo se levantarán primero.

La voz de Cristo siempre es con autoridad. Podemos verlo en  Jn_11:43, “¡Lázaro, ven fuera!”. La misma voz que resucitó a Lázaro nos resucitará a nosotros. “Todos los que están en los sepulcros oirán su voz” (la voz de Cristo) (Jn_5:28).
      
         Recuérdese el propósito de Pablo. Está consolando a los hermanos con respecto a los que duermen. Para hacerlo enseña que los muertos resucitarán antes de la transformación de los vivos; por eso, en cuanto a la venida de Cristo, los muertos serán bendecidos antes que los vivos.
Aquí hay consuelo para los parientes y amigos de los que mueren en el Señor. La pena por la muerte de amigos es lícita; podemos llorar nuestra propia pérdida, aunque sea ganancia para ellos. El cristianismo no prohíbe nuestros afectos naturales y la gracia no los elimina. Pero no debemos exagerar nuestros pesares; esto es demasiado parecido a los que no tienen esperanza de una vida mejor. La muerte es desconocida y poco sabemos del estado después de morir, pero las doctrinas de la resurrección y de la segunda venida de Cristo son remedio contra el temor a la muerte, y contra la pena indebida por la muerte de nuestros amigos cristianos; tenemos la plena seguridad de estas doctrinas.
Será felicidad que todos los santos se junten y permanezcan juntos para siempre, pero la dicha principal del cielo es estar con el Señor, verle, vivir con Él, y gozar de Él para siempre. Debemos apoyarnos unos a otros en los momentos de tristeza; sin mortificar los espíritus unos a otros ni debilitarnos las manos de unos y otros. Esto puede hacerse porque hay muchas lecciones que aprender sobre la resurrección de los muertos y la segunda venida de Cristo. ¡Qué consuelo para el hombre cuando se le diga que va a comparecer ante el trono del juicio de Dios! ¿Quién puede ser consolado con estas palabras? Sólo el hombre a cuyo espíritu da testimonio Dios que sus pecados han sido borrados y los pensamientos de su corazón son purificados por el Espíritu Santo, de modo que puede amar a Dios y magnificar dignamente su nombre. No estamos en estado seguro a menos que esto sea así en nosotros o que deseemos que así sea.

¡Maranata! ¡Ven pronto mi Señor Jesús!

No hay comentarios:

Publicar un comentario