Hebreos 4; 13
Y
no hay cosa creada oculta a su vista, sino que todas las cosas están al
descubierto y desnudas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.
Los versículos
12 y 13 de este capítulo recuerdan al lector de lo serio del caso, pues toda
incredulidad y resistencia a la Voluntad de Dios es cosa bien sabida por él y
no escapará de su juicio y castigo.
La lección de este pasaje es que la
Palabra de Dios ha venido al mundo, y es tal que no se puede ignorar. Los
judíos tenían siempre una idea muy especial acerca de las palabras. Una vez que
se decía una palabra, tenía una existencia independiente. No era simplemente un
sonido con un cierto significado; era un poder que se liberaba y producía
resultados. Isaías Le oyó decir a Dios que la Palabra que salía de Su boca no
sería nunca ineficaz, sino que realizaría aquello para lo que Él la destinaba.
Podemos entender algo de esto si
pensamos en la importancia tremenda que han tenido las palabras en la Historia.
Un líder acuña una frase, y ésta se convierte en un toque de trompeta que mueve
a las personas a sacrificios y hazañas. Algún gran hombre envía un manifiesto,
y éste produce un efecto que puede hacer o deshacer naciones. Una y otra vez en
la Historia la palabra que ha dicho algún líder o pensador ha salido y ha
obrado grandes cosas. Si así sucede con las palabras humanas, cuánto más con la
Palabra de Dios.
Dice que todo está descubierto para Dios y
no puede por menos de encontrarse ante Sus ojos. Usa dos palabras
interesantes. La palabra para desnudo es
gymnós. Lo que quiere decir es
que, como personas humanas, solemos ocultarnos bajo un disfraz exterior; pero
ante Dios estas cosas desaparecen y tenemos que enfrentarnos con Él tal como
somos. La otra palabra es aún más gráfica: tetrajélismenos. No
es una palabra corriente, y su significado no se conoce con absoluta certeza.
Parece que se usaba de tres maneras diferentes.
(i) Es un término técnico de la lucha, y
quiere decir agarrar al contrario de tal manera que no se puede mover. Puede
que creamos que hemos conseguido evitar a Dios por un cierto tiempo; pero llega
el momento en que nos agarra de tal manera que ya no podemos evitar
encontrarnos cara a cara con Él. Llega el momento en que no podemos evadirnos
más de Dios.
(ii) Es la palabra que se usaba con el
sentido de despellejar animales. Éstos se colgaban, y se les quitaba la piel.
La gente puede que nos juzgue por nuestra conducta y apariencia exteriores,
pero Dios ve lo más secreto de nuestro corazón.
(iii)
Algunas veces, cuando se llevaba a un criminal a juicio o a ejecución se le
ponía un puñal con la punta debajo de la barbilla para obligarle a mantener la
cara levantada para que todos pudieran ver su deshonra. Cuando se le hacía eso
se decía que el hombre estaba tetrajélismenos. A fin de cuentas tenemos que enfrentarnos con la mirada de
Dios. Tal vez nos podamos esconder de las personas a las que nos daría
vergüenza enfrentarnos; pero no
podremos evitar mirar a Dios cara a cara.
A
todas las personas les llega el- momento en que tienen que encontrarse con ese
Dios ante Cuyos ojos nada se puede ocultar.
Proverbios 5; 21
Pues
los caminos del hombre están delante de los ojos del SEÑOR, y El observa todos
sus senderos.
El v. 21 muestra
la soberanía de Dios y su autoridad real como juez (ver 16:1–3, 9). Además se
nota la omnipresencia de Dios. Ciertamente su poder es ilimitado. El engaño y
el lugar oculto no tienen peso con él.
Debemos recordar siempre que aunque los
pecados secretos puedan escapar de los ojos de nuestros congéneres, no obstante
los caminos del hombre están ante los ojos del Señor que no solamente los ve,
sino pondera todas sus andanzas. Los que son tan necios que escogen el camino
del pecado, son justamente dejados por Dios a sí mismos para que sigan adelante
por el camino que lleva a la destrucción. Sin poder esconderse de Dios, al
impío le espera un triste fin.
La razón; el ojo
de Dios está sobre ti y Él hará que el
pecado imponga su propio castigo por haberla rechazado Job_13:18; Heb_11:24
¡Maranata!¡Ven pronto
mi Señor Jesús!
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