} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 29 Abril: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.

domingo, 29 de abril de 2018

29 Abril: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.




 Proverbios 4; 20-22
Hijo mío, presta atención a mis palabras, inclina tu oído a mis razones;
   que no se aparten de tus ojos, guárdalas en medio de tu corazón.
   Porque son vida para los que las hallan, y salud para todo su cuerpo.

Esta amonestación de hacer caso a la sabiduría consiste de la motivación para prestar atención a la enseñanza. Estos tres versículos recuerdan a intervalos el llamado sobre la importancia de la verdad y la sabiduría. De nuevo un llamado a intensa atención lleva a la promesa de vida y salud. Eso introduce consejo respecto a guardar la persona total: corazón, habla, mirada y el andar. La persona interior debe ser recta, porque eso es la fuente de todo lo demás; pero la conducta exterior no queda librada sólo a surgir de aquella. Tenemos que dar atención a hablar, mirar y caminar rectamente.

El contenido del pasaje revela la profundidad y la totalidad del compromiso necesario para lograr el éxito en la vida espiritual.  Hacen referencia a mis palabras mis dichos. En él se subrayan los ojos y el corazón, que simbolizan la alta visibilidad y las prioridades de uno (ojos) y el centro de la voluntad humana y de donde se toman las decisiones vitales (corazón). Las enseñanzas del sabio han de estar siempre presentes.   La sabiduría afirma la vida del joven y a la vez muestra su poder para sanar el espíritu humano.
No se cansa de recomendar una y otra vez el estudio y aplicación a la sabiduría y de poner de relieve sus benéficos frutos. Quiere que su discípulo aplique a ella todos sus sentidos, que lleve sus consejos en su corazón. Pues son vida en el sentido material de salud y bendiciones terrestres; el influjo de una vida recta en la salud corporal es manifiesta, como el de ciertos vicios en enfermedades repugnantes. Y lo son también en el sentido de vida moral a que lleva su cumplimiento.
Para no incurrir en la senda de la iniquidad, el discípulo de la sabiduría ha de guardar ante todo su corazón, porque él es la fuente de la vida material y también moral. Por lo que a ésta se refiere, Jesucristo hizo el mejor comentario cuando enseñaba que “el hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca cosas buenas, y el malo saca cosas malas de su mal tesoro”. De los sentimientos del corazón depende toda la conducta. Y como “de la abundancia del corazón habla la lengua”, la guarda de aquél facilita el buen gobierno de ésta; el sabio ha de detestar toda mentira y toda detracción y calumnia. Nada más opuesto a la sabiduría, compañera inseparable de la verdad. La Sabiduría encarnada se presentaría en los tiempos mesiánicos como la Verdad, y Pedro afirmaría que “en su boca no fue hallado engaño.”
También la vigilancia de los ojos es precisa a quienes no quieran incurrir en el mal. Son las ventanas del corazón, por las que éste puede entrar. El ser humano virtuoso ha de tener fija su mirada en el camino que le señalan los consejos de la sabiduría y nada debe distraérsela de él. Finalmente, los pies son los ejecutores de los deseos del corazón, los que llevan al mal o al bien. El hombre inteligente, antes de mover su pie, mira dónde pisa; el virtuoso, antes de obrar, ha de reflexionar sobre lo que va a hacer, consultando a la sabiduría, y seguir la senda que ésta le señale, sin desviarse de ella.

¡Maranata!¡Ven pronto mi Señor Jesús!

No hay comentarios:

Publicar un comentario