} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EL SECRETO DE PABLO, ¿LO CONOCES?

sábado, 28 de abril de 2018

EL SECRETO DE PABLO, ¿LO CONOCES?




 Filipenses 1; 21: Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia

El propósito más importante del nacido de nuevo, por la gracia de Dios, es llevar las calamidades y tristezas de la vida bajo el dominio de Dios, y mostrarnos que los propósitos divinos son buenos.
Adondequiera que miro hoy en mi vida, ya sea cercana o lejana, veo la Soberanía de Dios encauzándola, enseñándome a conocerle a través de Su Hijo, para confiar y tener la seguridad en Él, en Sus promesas y pactos con sus hijos. Jesús nunca dijo que viviríamos en un camino de rosas, antes bien dijo que en este mundo tendríamos aflicción, pero también prometió estar con nosotros hasta el fin. Podrán quitarnos la vida pero no podrán hacernos daño, antes bien seremos más que vencedores. Como dice el Apóstol Pablo en Filipenses 1; 21 “Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia”. Para Pablo, Cristo había sido el principio de su vida, porque aquel día del camino de Damasco era como si su vida hubiera empezado totalmente de nuevo. Cristo había sido la continuación de su vida; no había habido nunca un día que Pablo no hubiera vivido en Su presencia, y en los más terribles momentos Cristo había estado con Él dándole ánimo Hech_18:9). Cristo era el fin de su vida, porque era a Su continua presencia adonde conducía para Pablo la vida. Cristo era la inspiración de su vida; era la dinámica de su vida. Cristo había sido el Que le había dado a Pablo la tarea de vivir, porque había sido Él el Que le había hecho apóstol y le había enviado a evangelizar a los gentiles. Había sido Cristo el Que le había dado la fuerza para vivir, porque era la gracia todo suficiente de Cristo la que había alcanzado su plenitud en la debilidad de Pablo. Para él, Cristo era la recompensa de la vida, porque la única recompensa que valía la pena para Pablo era una comunión más íntima con su Señor. Si Cristo hubiera de desaparecer de su vida, a Pablo no le quedaría nada.
Cristo es nuestra vida (Col_1:27). La meta de Pablo no era el honor humano, ni el placer, ni el oro. Cristo era su vida. Estaba entregado alma y cuerpo a Cristo. Por sus venas corría Cristo. El empeño de Pablo se puede comparar con la entrega del soldado que no "se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado" (2Ti_2:4). En cuanto al fervor de espíritu, Pablo se puede comparar con el político muy ambicioso de ganar cierto puesto, o con el atleta que, con tanto entusiasmo, corre con toda la energía que posee para ganar el premio corruptible (1Co_9:24-25). El ministerio de Pablo se puede comparar con los esfuerzos muy intensivos de los comerciantes que promueven sus negocios para enriquecerse. Como los hombres de este mundo se entregan totalmente a sus profesiones, carreras y pasiones, así Pablo se entregó totalmente a su ministerio. El mismo llamó su vida y ministerio una "batalla" y una "carrera" (2Ti_4:7).
Pablo dijo que la muerte es ganancia para el cristiano. Nosotros también debemos considerarla de esta manera. En un sentido somos prisioneros que desean la libertad; somos como enfermos que desean la salud; y como peregrinos que desean llegar a la "ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios" (Heb_11:10). La muerte es la puerta por la cual tenemos que pasar para realizar estos anhelos.
En estos momentos de mi vida he descubierto el secreto de Pablo, porqué nunca se quejaba, y se gozaba en Cristo en cualquiera que fuera su situación.
Esta es la fibra de la que están hechos los pioneros de Cristo en todas las épocas. No se trata de una actitud de resignación, sino primero de una afirmación gozosa de plenitud de vida en Cristo, desde la cual la muerte se ve con una perspectiva diferente, como una ganancia. Cabe preguntarse: ¿Qué clase de ganancia? ¿En qué sentido se estaría ganando algo? Si una persona ya está “en Cristo” y goza de las bendiciones de esa relación que da sentido a su vida, la muerte no significa el fin de esa relación sino más bien la entrada en la plenitud de la misma.

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