} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: SOMOS IMITADORES ¿DE QUIÉN?

miércoles, 11 de abril de 2018

SOMOS IMITADORES ¿DE QUIÉN?



 Filipenses  3:17-21

   Hermanos, sed imitadores míos, y observad a los que andan según el ejemplo que tenéis en nosotros.
   Porque muchos andan como os he dicho muchas veces, y ahora os lo digo aun llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo,
   cuyo fin es perdición, cuyo dios es su apetito y cuya gloria está en su vergüenza, los cuales piensan sólo en las cosas terrenales.
 Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo,
   el cual transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aun para sujetar todas las cosas a sí mismo.

   No hay nada de soberbia en esta exhortación, sino una humilde confianza, porque Pablo sabía que él seguía a Cristo. Andaba en el camino correcto. Es guía fiel para nosotros. Si imitamos a Pablo, como él imitó a Cristo, nunca dejaremos el camino correcto y perseveraremos hasta el fin. Todo el mundo es imitador. Parece ser instintivo imitar a otros. Desde nacer imitamos a otros. Es cuestión, pues, de escoger a quién imitar. Siempre estamos rodeados de malos ejemplos, falsos maestros y guías ciegos. De estos Pablo habla en seguida (vers. 18,19). En 1Co_10:6 Pablo dice que los judíos eran "ejemplos" que no debemos imitar, pero también hay buenos ejemplos. Hay dos clases de ejemplos: debemos seguir a los espirituales y no seguir a los carnales.
 "Mirad", SKOPEO, de la misma raíz viene la palabra SKOPOS, un vigilante, un atalaya. En Rom_16:17 dice "mirar" para evitar. Aquí dice "mirar" para imitar. Por ejemplo, en esta misma carta, el ejemplo de Timoteo (2:19-23) y Epafrodito (2:25-30). "Mirad" a ellos para seguirlos. Debemos seguir a Cristo, seguir a Pablo como él siguió a Cristo, y también debemos imitar a los hermanos fieles.  2Co_8:1-5; los corintios deberían imitar el ejemplo de los macedonios, como también esperaba que los de Macedonia imitaran a Acaya (los corintios, 9:2). Lo mismo 1Ts_1:7, "habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya". Heb_11:1-40 es un capítulo de ejemplos de hombres y mujeres de fe (fieles) a quiénes debemos seguir.
Pocos predicadores se atreverían a hacer el llamamiento con el que Pablo empieza esta sección. «Competid entre vosotros en imitarme.» La mayor parte de los predicadores empiezan por tener que decir: "No hagáis lo que hago yo, sino lo que yo os digo.» Pablo podía decir, no sólo: «Escuchad mis palabras,» sino también «Seguid mi ejemplo.» Vale la pena notar en este pasaje lo que Bengel, uno de los más grandes intérpretes de la Escritura que haya habido nunca, traduce esto de una manera diferente: «Sed mis co-imitadores en imitar a Jesucristo.» Pero es mucho más probable -casi todos los demás intérpretes coinciden- que Pablo podía invitar a sus amigos, no simplemente a escucharle, sino también a imitarle.
Había en la iglesia de Filipos hombres cuya conducta era un escándalo manifiesto, y que, en sus vidas, daban señales de ser enemigos de la Cruz de Cristo. Quiénes eran, no estamos seguros; pero está claro que llevaban vidas glotonas e inmorales, y usaban su llamado cristianismo para justificarse. Sólo podemos suponer quiénes eran.

 En este texto Pablo expresa una emoción profunda. El que se ocupa sinceramente en la obra de salvar almas y confirmarlas en la fe también se preocupa por ellas, y se siente muy afligido al ver la destrucción de almas causada por los enemigos de la cruz.
         Pablo escribió a los corintios "con muchas lágrimas" (2Co_2:4), porque había pecado entre ellos y no lo habían corregido (1Co_5:1-2). El predicaba y trabajaba entre los efesios "con muchas lágrimas" (Hch_20:19; Hch_20:31). No era indiferente hacia su condición espiritual. Habiendo hablado de muchos sufrimientos dice (2Co_11:28), "y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias". ¡He aquí la concordancia entre el denunciar fuertemente a los falsos y al mismo tiempo el derramar lágrimas por causa de ellos! Debemos estar muy preocupados por enseñar y defender la verdad contra el error, y al mismo tiempo estar preocupados por las almas que son víctimas del error. Pablo tenía la mente de Cristo. ¿Exponía el error? Sí. ¿Denunciaba el pecado? Sí. ¿Aborrecía al pecador y al falso maestro? No.
         Pablo es un ejemplo muy bueno para todo evangelista. Expresó una profunda preocupación por las almas perdidas. "Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne" (Rom_9:1-3). ¿Cuántos predicadores hablan así de los perdidos? "Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación" (Rom_10:1). ¿Cuántos evangelistas sienten el dolor expresado por Pablo en Gál_4:19? ("Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros".) Al leer de las lágrimas de Pablo debemos reflexionar seriamente sobre nuestro ministerio. ¿Tenemos miedo de ser emocionales con respecto a la obra del Señor? ¿Tenemos temor de que nos llamen pentecostales si lloramos o si predicamos o enseñamos con emoción? Hay gran peligro de que el evangelio que predicamos no penetre bien en lo más profundo de nuestros propios corazones. Un evangelio que solamente sale de la boca no lleva el peso que debe llevar.
         Timoteo es elogiado por Pablo en esta carta: "a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros" (2:20). En 2Ti_1:4 Pablo dice, "deseando verte, al acordarme de tus lágrimas". Timoteo era imitador de Pablo en muchas maneras. Pablo y Timoteo convirtieron y confirmaron a muchos porque no tuvieron vergüenza de derramar lágrimas al predicar, enseñar y meditar sobre la salvación de la gente.
-- " enemigos de la cruz ". Los judaizantes negaban la eficacia de la cruz sola (es decir, la cruz aparte de la circuncisión y la guarda de la ley de Moisés) para salvar. Los libertinos la menospreciaban, rehusando controlar sus apetitos carnales y sujetarse a Cristo. Muchos son enemigos de la cruz porque para ellos es un tropiezo (Gál_5:11), como lo era para los judaizantes. Siempre hay quienes no desean "padecer persecución a causa de la cruz de Cristo" (Gál_6:12). Pero todo cristiano verdadero dirá con Pablo, "lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí y yo al mundo" (Gál_6:14).
Los enemigos de la cruz dominados por sus apetitos y pasiones carnales. No quieren practicar el dominio propio, ni sujetarse a la sana doctrina. Rom_16:17 habla de los que "causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina" pura y el ver. 18 dice que "tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos". Por lo tanto no debemos pensar que estos maestros "cuyo dios es el vientre" sean inconversos; son hermanos falsos. " cuya gloria es su vergüenza " o dicho de otro modo, aquello de lo que se glorían debería causarles vergüenza. "¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado, ni aun saben tener vergüenza; por tanto, caerán entre los que caigan" (Jer_6:15). Deben querer esconder su vergüenza, es decir, su práctica vergonzosa, pero al contrario se glorían en ella. "Habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican" (Rom_1:32)
         ¿No tenía miedo Pablo de hablar tanto de los falsos en la iglesia? ¿No había peligro de que los de afuera concluyeran que tanta falsedad en la iglesia era prueba de que no valía? Pregúntese la misma cosa con respecto al dinero. ¿No hay billetes falsos? ¡Circulan millones en billetes falsos! ¿No debemos, por eso, dejar de usar dinero? No conozco a nadie que quiera hacerlo. Seguimos usando el dinero genuino, y al mismo tiempo seguimos tratando de descubrir y acabar con todo el dinero falso.
         Hay muchos enemigos de la cruz de Cristo: el catolicismo, el humanismo (y su fundamento básico, la evolución), el modernismo, el sectarismo de toda clase, el liberalismo en la iglesia, etcétera. Los enemigos de las Escrituras son enemigos de la cruz de Cristo: la Iglesia Católica Romana, los "testigos", los mormones, los traductores y publicadores de versiones que niegan la Deidad de Cristo, etcétera.
         Los enemigos de la enseñanza de Cristo y sus apóstoles son enemigos de la cruz de Cristo : Hch_2:42; 1Co_4:16-17; 1Jn_4:6; 2Jn_1:9-10. Los enemigos de la iglesia verdadera de Cristo son enemigos de la cruz de Cristo. En fin, la "cruz" es el corazón del evangelio que abarca todo el plan de Dios para la redención del hombre. Los que cambian el evangelio se oponen a la cruz de Cristo.
         Además, los que llevan vidas carnales (aunque sean miembros de la iglesia) son enemigos de la cruz. Los carnales son los que no dan evidencia de un cambio de corazón, del nuevo nacimiento, de haber crucificado el viejo hombre con sus deseos y pasiones. Aunque escuchen sermones cada semana, no quieren dejar sus vicios, celos, envidias, amarguras, etcétera. Prefieren vivir carnalmente. De hecho, los enemigos de la cruz más amenazantes no son los de afuera sino los mismos miembros de la iglesia que siguen carnales, mundanos, indiferentes y rebeldes.

Puede que fueran gnósticos. Y los gnósticos eran herejes que trataban de intelectualizar el Cristianismo convirtiéndolo en una especie de filosofía. Empezaban por el principio de que, desde el principio del tiempo, había habido siempre dos realidades: el espíritu y la materia. El espíritu, decían, es totalmente bueno, y la materia es totalmente mala. Fue porque el mundo fue creado a partir de esa materia defectuosa por lo que el pecado y el mal están en él. Así que, si la materia es esencialmente mala, el cuerpo también lo es, y seguirá siendo malo hagas lo que hagas con él. Por tanto, haz lo que te dé la gana; puesto que es malo de todas maneras, es lo mismo lo que se haga con él. Así es que estos gnósticos enseñaban que la glotonería, el adulterio, la homosexualidad y las borracheras no tenían ninguna importancia, porque no afectaban nada más que al cuerpo, que no tenía ninguna importancia.
Había otro grupo de gnósticos que mantenían una posición diferente. Argüían que una persona no podía llegar a ser completa hasta que hubiera experimentado todo lo que la vida puede ofrecer, tanto bueno como malo. Por tanto, decían, una persona tenía el deber de sumergirse en las simas del pecado lo mismo que escalar las cimas de la virtud.
Dentro de la Iglesia había dos clases de personas a las que se podían aplicar estas acusaciones. Estaban los que tergiversaban el principio de la libertad cristiana, que decían que en el Cristianismo ya no existía ninguna ley, y que el cristiano tenía libertad para hacer lo que quisiera. Convertían la libertad cristiana en una licencia descristianizada, y presumían de dar rienda suelta a sus pasiones. Estaban los que tergiversaban la doctrina cristiana de la gracia. Decían que, puesto que la gracia era suficientemente amplia para cubrir cualquier pecado, uno podía pecar todo lo que quisiera sin preocuparse; todo daba lo mismo ante un Dios que lo perdonaba todo.
Así es que los que Pablo ataca puede que fueran intelectuales gnósticos que presentaban argumentos para justificar su vida de pecado, o cristianos confusos que tergiversaran las cosas más preciosas para justificar sus pecados más feos.
Quienesquiera que fueran, Pablo les recuerda una gran verdad: «Nuestra ciudadanía-les dice-está en el Cielo.» Esa era una figura que los Filipenses podían entender. Filipos era una colonia romana. Por todas partes, en puntos militarmente estratégicos, los romanos establecían sus colonias. En tales lugares, los ciudadanos eran mayormente soldados que se habían licenciado después de cumplir los veintiún años de servicio, a los que Roma recompensaba con la ciudadanía plena. La característica principal de estas colonias era que, dondequiera que estuvieran, eran auténticas réplicas de Roma. Se vestía en ellas a lo romano; gobernaban magistrados Romanos; se hablaba latín; se administraba justicia romana; se observaba la moral romana. Hasta los fines de la tierra se mantenían inalterablemente romanas. Pablo les dice a los Filipenses: «Lo mismo que los de las colonias romanas no se olvidan nunca de que pertenecen a Roma, vosotros no debéis olvidar nunca que sois ciudadanos del Cielo, y vuestra conducta debe corresponder a vuestra ciudadanía.»
Para terminar, Pablo habla de la esperanza cristiana. El cristiano espera anhelante la venida de Cristo, cuando todo cambiará. Aquí la versión Reina-Valera fue cambiando en sucesivas revisiones de el cuerpo de nuestra bajeza (1862, 1909), a el cuerpo de la humillación nuestra (1960), a nuestro cuerpo mortal (1995). En el estado en que nos encontramos ahora, nuestros cuerpos están sujetos a cambios y desgaste, a enfermedad y muerte, cuerpos de un estado de humillación comparado con el estado glorioso del Cristo Resucitado; pero llegará el día cuando dejaremos a un lado este cuerpo mortal que ahora poseemos, y seremos semejantes a Jesucristo mismo. La esperanza del cristiano es que llegará un día en que su humanidad se transformará en nada menos que la divinidad de Cristo, y en el que la necesaria bajeza de la mortalidad se cambiará en el esplendor esencial de la vida inmortal.
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos ". Literalmente, nuestra comunidad, nuestra patria. Somos gobernados por leyes celestiales. El cielo es nuestro verdadero hogar. Nuestros intereses principales están arriba. Nuestros nombres están escritos allí. Nuestras oraciones ascienden al cielo. Nuestros tesoros están depositados en el banco celestial (Mat_6:19-20), y por lo tanto, nuestro corazón está allí también. Nuestra esperanza, el ancla del alma (Heb_6:18-19), está en el cielo. Nuestra madre es "Jerusalén de arriba" (Gál_4:26). Aquí en este mundo somos peregrinos y extranjeros (Heb_13:14; 1Pe_2:11).  Los demás ("cuyo dios es el vientre") no tienen ciudad celestial; solamente viven para el tiempo presente.
-- " esperamos ", "anhelo ardiente", Rom_8:19; "gemimos... esperando", Rom_8:23.   "Esperamos (con anhelo intenso) al Salvador". Algunos hacen burla de esta bendita promesa (2Pe_3:4), pero para el cristiano es el ancla del alma (Heb_6:19), el consuelo vital (1Ts_4:13-18) que lo sostiene. Cristo prometió volver (Jn_14:1-3); los ángeles dijeron que "vendrá como le habéis visto ir al cielo" (Hch_1:11). El libro final de la Biblia (Apocalipsis) principia y termina con esta promesa: 1:7, "He aquí viene con las nubes, y todo ojo le verá" y 22:20, "Ciertamente vengo en breve".

¡Maranata!

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