} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 5 Abril: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.

jueves, 5 de abril de 2018

5 Abril: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.



    2 Pedro 3; 10
Pero el día del Señor vendrá como ladrón, en el cual los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos serán destruidos con fuego intenso, y la tierra y las obras que hay en ella serán quemadas.


La frase "día del Señor" significa el tiempo de alguna calamidad, retribución, o juicio, de parte de Dios. Sí, vendrá, no importando cuánto tiempo pase primero. El orden de las palabras en el texto griego da énfasis a la certeza de esta verdad; es decir, seguramente vendrá ese día. La frase "como ladrón" da a entender que ése día vendrá súbitamente, sin anunciarse de antemano, e inesperado, y de eso se implica que tenemos que mantenernos preparados.
Son los cielos que según los burladores no pasarían. Los cielos pasarán; es decir, perecerán, no dando a entender necesariamente aniquilación, sino que su constitución o forma será cambiada, como en el caso del diluvio en el tiempo de Noé. No sabemos qué hará Dios del universo destruido. Pero sí sabemos que los elementos se fundirán. Mat_24:35; Mar_13:31; Apo_21:1.
En aquel día va a haber dos grandes manifestaciones de poder divino en la destrucción del universo: ruido y fuego.
La palabra griega para decir "elementos" es stoikeia. Aquí se aplica a las partes componentes del universo físico. Significa lo que es elemental; por ejemplo, la expresión "saber el abecé"; o sea, lo elemental o rudimentario. stoikeia aparece en Gál_4:3; Gál_4:9 ("rudimentos") y se refiere a enseñanzas elementales, como también en Col_2:8. Aparece en Heb_5:12, significando las ideas rudimentarias del evangelio. Pedro en estos versículos presenta el hecho de este evento venidero, y no el detallado "modus operandi" de él. El punto de Pedro es lo terrible de este día de cataclismo. Ya que hemos sido advertidos, resta que nos preparemos.
El día del Señor es el día del juicio de Dios en la tierra. Aquí se menciona como referencia al regreso de Cristo. La segunda venida de Cristo será sorpresiva y terrible para quienes no creen en El. Pero si estamos limpios en lo moral y vigilantes en lo espiritual, no nos tomará por sorpresa. El tomar conciencia de que la tierra será envuelta en llamas, debiéramos poner nuestra confianza en lo que es permanente y eterno, y no atarnos a lo terrenal y sus tesoros ni a nuestra profesión secular.
 Lo que los hombres cuentan como tardanza, es paciencia, y es a favor de nosotros; es para dar más tiempo a su pueblo para que avance en conocimiento y piedad, y en el ejercicio de la fe y la paciencia, para que abunde en buenas obras, haciendo y sufriendo aquello para lo que son llamados, para que puedan dar gloria a Dios. Por tanto, pongan en sus corazones que ciertamente serán llamados a dar cuenta de todas las cosas hechas en el cuerpo, sean buenas o malas. Que el andar humilde y diligente ante Dios y el juicio frecuente de vosotros mismos muestren vuestra firme fe en el juicio futuro, aunque muchos vivan como si absolutamente nunca tuvieran que rendir cuentas. El día llegará cuando los hombres estén seguros y no tengan la esperanza del día del Señor. Los majestuosos palacios y todas las cosas deseables que buscan los hombres mundanos, y en las cuales ponen su felicidad, serán quemadas; todas las clases de criaturas que Dios ha hecho y todas las obras de los hombres deben pasar por el fuego, que será fuego consumidor para todo lo que el pecado haya traído al mundo, aunque será fuego purificador para las obras de la mano de Dios. ¿Qué será de nosotros si ponemos nuestros afectos en esta tierra y la hacemos nuestra porción, aunque vemos que todas estas cosas serán quemadas? Por tanto, ¡asegurémonos de la felicidad más allá de este mundo visible!


El día del Señor trae consigo el fin del mundo. La aniquilación es total. El cosmos se divide aquí en tres partes: comprende el cielo, es decir el firmamento y lo que hay en él, los elementos, los cuerpos celestes visibles: el sol, la luna y las estrellas; la tierra con las obras terrenas de civilización y cultura. La catástrofe se describe con tres expresiones que se atribuyen respectivamente a cada uno de los elementos, pero que se refieren al conjunto. El cosmos perecerá con estrépito, se disolverá abrasado y arderá con todas las obras que hay en él.

¡Maranata! ¡Ven pronto mi Señor Jesús!

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