Mateo
5; 4
Bienaventurados
los que lloran, pues ellos serán consolados.
Jesús habla de "llorar" como se
llora la muerte de un ser querido. Significa llorar intensamente. No se refiere
al "llorar" por ambiciones fallidas, ni por haber perdido riquezas,
ni por haber sido avergonzado, ni por haber sido castigado por alguna maldad.
No hay bendiciones para los que lloran por estas causas, a menos que se
arrepientan. Tampoco promete bendición para aquellas almas pesimistas que viven
lloriqueando por su mala suerte, diciendo que todo el mundo está en contra
suya.
Esta bendición
se pronuncia sobre los que lloran por los pecados propios, por los pecados de
otros, y por el sufrimiento y la tristeza que hay en el mundo.
Jesús lloró
sobre Jerusalén, Luc_19:41-44. Debemos preocuparnos por la condición lamentable
del mundo religioso, por los ciegos que siguen a otros ciegos (Mat_15:14).
Debemos preocuparnos por los pecados de la iglesia (mundanalidad, indiferencia,
liberalismo, apostasía), y por el castigo que espera a los infieles 1Co_5:2;
2Co_2:4; Gál_4:19; Flp_3:18 "gozaos con los que
se gozan; llorad con los que lloran".1Co_12:25-26, "que los miembros
todos se preocupen los unos por los otros... si un miembro padece, todos los
miembros se duelen con él". Debemos estar preocupados por el sufrimiento
que hay en el mundo. Los cristianos no pueden ser indiferentes hacia los demás.
¡Qué felices,
pues, los que lloran por sus pecados, y quieren el perdón de Dios! Serán
consolados. Dios nos reprende por el pecado, luego nos sana si nos arrepentimos
2Co_1:3; 2Ts_2:16 "nos dio consolación". Sal_30:5, "porque un
momento será su ira, pero su favor dura toda la vida".
Hch_2:37, los
"compungidos" obedecieron al Señor, siendo bautizados para el perdón
de sus pecados, recibieron el perdón y el don del Espíritu Santo. Isa_35:10,
"y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo
perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza
y el gemido" (esta hermosa profecía se cumple en los que obedecen al
evangelio y reciben toda bendición espiritual en Cristo, Efe_1:3). 1Ti_1:12-13,
Pablo siempre estaba afligido por causa de su pecado. Obedeció al Señor y
recibió misericordia (Hch_22:16; Hch_26:19). Entonces habló mucho de
"gozo" y "regocijo".
2
Corintios 1; 4
el
cual nos consuela en toda tribulación nuestra, para que nosotros podamos
consolar a los que están en cualquier aflicción con el consuelo con que
nosotros mismos somos consolados por Dios.
Detrás de este
pasaje se esconde todo un sumario de la vida cristiana.
(i) Pablo
escribe a los que están pasando pruebas como hombre experimentado en pruebas.
La palabra que usa para aflicción es thlípsis. En griego corriente esta palabra
describe siempre la presión física que tiene que soportar una persona. «Cuando,
según la antigua ley de Inglaterra, a los que se negaban a confesar se les
colocaban grandes pesos en el pecho hasta el punto de morir aplastados, eso era
literalmente thlípsis.»
A veces cae
sobre el espíritu de una persona la carga y el misterio de este mundo
ininteligible. En los primeros años del Cristianismo, los cristianos se
exponían a toda clase de pruebas. Podría sucederles que los abandonaran sus
propios familiares, que los rechazaran sus vecinos paganos y que los
persiguieran los poderes públicos.
Siempre es costoso ser cristiano de verdad, porque no hay Cristianismo
sin Cruz.
(ii) La
respuesta a este sufrimiento está en la resistencia. La palabra griega para
resistencia o aguante es hypomoné. La clave de hypomoné no está en la ceñuda,
hosca aceptación de la dificultad, sino en la victoria. Describe el espíritu
que puede, no sólo aceptar el sufrimiento, sino triunfar sobre él. Alguien le dijo
a uno que estaba sufriendo: "El dolor le pone color a la vida, ¿verdad?»
"Sí -respondió el sufriente-, pero yo me reservo elegir el color.» Como la
plata sale del fuego más pura, así el cristiano surge más real y fuerte de los
días aciagos. El cristiano es un atleta de Dios cuyos músculos espirituales se
fortalecen con la disciplina de la dificultad.
(iii) Pero no se
nos deja arrostrar esta prueba ni aportar el aguante por nosotros mismos. Viene
en nuestra ayuda la confortación de Dios. Con confortación el Nuevo Testamento
siempre quiere decir mucho más que lástima. Esta palabra es fiel a su
etimología: deriva de la raíz latina fortis, que quiere decir valeroso. La
confortación cristiana es la que infunde valor, y le permite a una persona
resistir o asumir lo que sea. Pablo estaba seguro de que Dios no le envía a
nadie una misión que no vaya acompañada del poder para realizarla.
Aun aparte de
eso, hay siempre una cierta inspiración en cualquier sufrimiento al que le
conduzca a uno su fe; porque tal sufrimiento, como dice Pablo, es lo que nos
llega del rebosamiento de los sufrimientos de Cristo. Es una participación en
los padecimientos de Cristo. Sufrir por Cristo es un privilegio. Cuando
llega la adversidad, el cristiano puede decir lo que dijo Policarpo, el anciano
obispo de Esmirna, cuando le estaban atando al patíbulo: "Te doy gracias
porque me has juzgado digno de esta hora.»
(iv) El
resultado supremo de todo esto es que obtenemos la capacidad de confortar a
otros que estén pasando pruebas. Pablo afirma que las cosas que le han sucedido
y la confortación que ha recibido le han capacitado para ser una fuente de
confortación para otros Se nos dice de
Jesús: «Porque, en cuanto Él mismo fue tentado y sufrió, puede ayudar a los que
están pasando pruebas» Heb_2:18 ).
Vale la pena experimentar el sufrimiento y
el dolor si esa experiencia nos capacita para ayudar a otros cuando sean
combatidos por las tempestades de la vida.
¡Maranata! ¡Sí,
ven Señor Jesús!
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