Mateo 15;
19-20
Porque del corazón provienen malos
pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios
y calumnias.
Estas cosas son las que contaminan al hombre;
pero comer sin lavarse las manos no contamina al hombre.
Porque del corazón salen los malos
pensamientos, (malas intenciones, como la tradición que permitió el descuido de
los padres. Rom_1:1-32, “21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron
como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus
razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido”. Sin lugar a dudas tanta
maldad en la vida del hombre empieza con sus malos razonamientos. Dicho de otro
modo, los malos hechos del hombre no se llevarían a cabo si primero no
existieran en el corazón) los homicidios, que son las manifestaciones externas
del odio y envidia (literalmente “ojo maligno”) en el corazón; 1Jn_3:1-24, “15 Todo aquel que aborrece a su
hermano es homicida; , los adulterios (Mat_5:1-48, “28 Pero yo os digo que
cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su
corazón”) , las fornicaciones (término que cubre todo pecado sexual; Marcos
agrega “la lascivia” que provoca fornicaciones) , los hurtos (Marcos agrega
“avaricias”, el deseo de tener más y mejor, Col_3:5; 1Ti_6:9-10; Heb_13:4-5) ,
los falsos testimonios (Marcos agrega “el engaño”, “doblez, de falsedad del
carácter” , las blasfemias (pronunciadas
con odio, amargura y malicia para dañar la reputación de otro . Mar_7:1-37, “21
Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los
adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las
maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la
insensatez (Luc_15:1-32, “17 Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en
casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!” ¿No
indica esto que, en un sentido, los que viven en pecado están “fuera de sí”,
que no están en su juicio cabal? Jesús dice que los que edifican sus vidas
sobre la arena son “insensatos”.
“Es notable que tres de los crímenes
aquí mencionados como poluciones de la mente, a saber, el homicidio, el falso
testimonio y la blasfemia fueron en esta ocasión cometidos por las personas
quienes cargaron al Señor con impiedad por haber descuidado tales preceptos
ceremoniales de religión que eran de invención humana”
Si la religión consiste en reglas externas y
su cumplimiento, es dos cosas. Es demasiado fácil. Es muchísimo más fácil
abstenerse de ciertos alimentos y lavarse las manos de una cierta manera que
amar lo inamable y lo desamable, y que ayudar a los necesitados a costa del
tiempo y del dinero y de la comodidad y del gusto de uno mismo.
Todavía no hemos
aprendido del todo esta lección. El asistir regularmente a la iglesia, echar
generosamente en la colecta, ser miembro de un círculo de estudio bíblico son
todo cosas externas. Son medios que conducen a la religión, pero no son el
fruto que Dios demanda. Nunca nos podremos recordar a nosotros mismos
suficientemente que la adoración consiste en una relación personal y en una
actitud hacia Dios y nuestros semejantes.
Además, si el
cristianismo consistiera en el cumplimiento de normas eternas, sería engañoso.
Muchos tienen una vida intachable en cuanto a lo exterior, pero tienen amargura
y los peores pensamientos en su interior. La enseñanza de Jesús es que todas
las observancias externas del mundo no pueden expiar la amargura y el orgullo y
la codicia que dominan el corazón.
La
enseñanza de Jesús es que lo que más importa de una persona es el corazón.
" Bienaventurados los limpios de corazón, porque serán los que vean a
Dios» (Mat_5:88). Lo que importa en relación con Dios es no es tanto cómo
actuamos como por qué actuamos; no tanto lo que hacemos sino lo que querríamos
hacer en lo íntimo de nuestro corazón. " El hombre -decía Tomás de Aquino-
mira la acción, pero Dios mira la intención.»
La enseñanza de Jesús
-que nos condena a cada uno de nosotros- es que ninguno se puede considerar
bueno porque cumpla las reglas y normas externas, sino sólo cuando su corazón
sea limpio. Ese mismo hecho le pone fin al orgullo; y la razón por la que cala
uno de nosotros lo único que puede decir es " Dios, ten misericordia de
este pecador que soy yo.»
Por sus propias
ordenanzas, también Jesús expone la hipocresía consumada, el egoísmo y la
avaricia, de aquellos que pretendían guiar a la gente y formar su corazón a la
moral y al culto de Jehová. Isaías ya había pronunciado su juicio.
Después, Él le
muestra a la multitud que se trataba de qué era el hombre, de lo que procedía
de su corazón, de dentro de él; y señala las corrientes tristes que fluyen de
esa primavera corrupta. Pero fue la simple verdad con respecto al corazón del
hombre, como la conoce Dios, lo que escandalizó a los hombres justos del mundo,
que era ininteligible incluso para los discípulos. Nada tan simple como la
verdad cuando se sabe; nada tan difícil, tan oscuro, cuando un juicio debe
formarse respetándolo por el corazón del hombre, que no posee la verdad; porque
juzga según sus propios pensamientos, y la verdad no está en ellos. En resumen,
Israel, y especialmente el Israel religioso, y la verdadera moralidad se
contrastan: el hombre tiene su propia responsabilidad y sus verdaderos colores
ante Dios.
Jesús busca en
el corazón; pero, actuando en gracia, actúa de acuerdo con el corazón de Dios,
y lo manifiesta saliendo, tanto para el uno como para el otro, de los términos
convencionales de la relación de Dios con Israel. Una Persona divina, Dios,
puede caminar en el pacto que Él ha dado, pero no puede limitarse a él. Y la
infidelidad de su pueblo es la ocasión en que la revelación de Él se desvanece
más allá de ese lugar. Y note, aquí, el efecto de la religión tradicional en el
juicio moral cegador. ¿Qué más claro o simple que lo que salió de la boca y el
corazón contaminó a un hombre, no lo que comió? Pero los discípulos a través de
la vil influencia de la enseñanza farisaica, poniendo formas externas para la
pureza interna, no pudieron entenderla.
¡Maranata! ¡Sí,
ven Señor Jesús!
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