Salmos
138; 3
En el día que invoqué, me respondiste; me
hiciste valiente con fortaleza en mi alma.
Cuando podemos alabar a
Dios con todo nuestro corazón no tenemos que indisponernos para que todo el
mundo sea testigo de nuestra gratitud y gozo en Él. Los que confiamos en su
benignidad y verdad por medio de Jesucristo, siempre lo hallaremos fiel a su
palabra. Si no escatimó a su propio Hijo, ¿no nos dará con Él generosamente
todas las cosas? Si Dios nos da fortaleza en nuestra alma para soportar las
cargas, resistir las tentaciones y cumplir los deberes de un estado de
aflicción, si nos fortalece para aferrarnos a Él por fe, y esperar con
paciencia los acontecimientos, estamos obligados a ser agradecidos.
La acción de
gracias debe ser parte integral de nuestra alabanza a Dios. Este tema se
entreteje a lo largo de los salmos. Cuando agradecemos a Dios las bendiciones
materiales y espirituales, también debemos darle gracias por contestar nuestra
oración. ¿Recuerda cuándo le pidió a Dios su protección, fuerza, consuelo,
paciencia, amor y otras necesidades especiales y Él se las concedió? No piense
que Dios siempre le va a dar todo lo que quiere, ni a concederle todo lo que
pida.
Romanos
8; 35
¿Quién
nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o
hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
Estas palabras
se escribieron a una iglesia que muy pronto estaría bajo una terrible
persecución. En pocos años más, la situación hipotética de que Pablo hablaba se
convertiría en una realidad dolorosa. Este pasaje reafirma el amor profundo de
Dios por su pueblo. No importa lo que pase ni dónde estemos, su amor nunca nos
dejará. El sufrimiento no nos separará de Dios, sino que nos ayudará a identificarnos
con El mucho más y permitirá que su amor nos alcance y nos sane.Sigue Pablo
enumerando las promesas o garantías que tiene el cristiano de ser glorificado
al fin según el plan de Dios. No nos dejará el amor de Cristo (Jua_15:9)
mientras sufrimos por él. Pues la misma Escritura habla de estas cosas,
diciendo, “Como está escrito:...” (Sal_44:22). El enemigo, persiguiendo al
cristiano, le tenía como a cualquier animal para la muerte, pero Dios seguía
amándole. Esas tribulaciones no le separaban del amor de Dios. Dios todavía le
amaba y cuidaría de que al fin recibiera la gloria por esas tribulaciones.
El cristiano fiel no tiene ningún opositor
exterior que le pueda separar del amor de Cristo. Cristo le seguirá amando a
pesar de las oposiciones exteriores. Pero que el cristiano mismo pueda
separarse del amor de Cristo ¡es otra cosa! Como el cristiano amaba a Cristo,
puede dejar de amarle. Amar a Cristo es hacer su voluntad, más que conocerle es obedecerle. (Jua_14:15). Puede
dejar de guardar los mandamientos de Cristo. Es lo que hizo Demas (2Ti_4:10).
¡Maranata! ¡Sí,
ven Señor Jesús!
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