Proverbios 15; 3
En todo lugar están los ojos del SEÑOR, observando a los malos y
a los buenos.
Un Dios
omnisciente no sólo ve, sino que lleva las cuentas.
Los pecados, los
servicios y las penas secretas están bajo los ojos de Dios. Esto habla de
consuelo a los santos y terror a los pecadores.
Tal parece que
en ocasiones Dios deja que el mal ande sin freno en el mundo. Y nos preguntamos
si siquiera se percata de él. Pero Dios lo ve todo con claridad: las acciones y
las intenciones malvadas que las provocan. No es un simple observador
indiferente. Está preocupado y activo en nuestro mundo. Ahora mismo, su obra
quizás no se vea ni se sienta, pero no te des por vencido. Algún día borrará el
mal y castigará a los malvados, del mismo modo que establecerá el bien y
recompensará a los que hacen su voluntad.
En este versículo se subraya la doctrina de la omnipresencia y la
omnisciencia de Dios. Él no es ciego a la maldad que ocurre, ni tampoco ignora
o es ciego a lo bueno que está ocurriendo. Sin duda, Dios hasta ve el lugar de
los muertos y el de la destrucción y luego actúa
1 Crónicas 28; 9
En cuanto a ti, Salomón,
hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele de todo corazón y con ánimo
dispuesto; porque el SEÑOR escudriña todos los corazones, y entiende todo
intento de los pensamientos. Si le buscas, Él te dejará encontrarle; pero si le
abandonas, Él te rechazará para siempre.
Estas
palabras son dignas para que todo padre creyente las deje de legado a sus
hijos. Primero, amonesta a Salomón a que no pierda de vista nunca su relación
con Dios. Puesto que Dios conoce íntimamente al corazón de Salomón, éste ha de
buscar una relación mutua con él. En virtud de esta relación, Salomón ha de
obedecer en la construcción del templo. Dios lo conoce íntimamente; ¡a Salomón
le competía esforzarse y trabajar!
La verdadera piedad
tiene dos partes distintas. La primera es el conocimiento de Dios, la segunda
es la adoración de Dios. David dice conoce
al Dios de tu padre y sírvele con
corazón perfecto y voluntad dispuesta. Dios se da conocer por sus obras y su
Palabra. La sola revelación muestra todo el carácter de Dios en su providencia,
su santa ley, su condenación de los pecadores, su bendito evangelio y la
ministración del Espíritu a todos los creyentes verdaderos.
"Jehová
escudriña los corazones de todos". Nada puede esconderse de Dios. El ve y
comprende todo lo que hay en nuestros corazones. David descubrió esto de una
manera difícil cuando Dios envió a Natán a exponer sus pecados de adulterio y
asesinato (2 Samuel 12). David dijo a Salomón
que estuviera completamente abierto y dedicado a Dios. No tiene ningún sentido
tratar de esconder cualquier pensamiento o acto del Dios que todo lo sabe. Esto
debe causarnos gozo, no temor, ya que Dios conoce hasta las peores cosas que
hay en nosotros y de todas maneras nos ama.
¡Maranata!¡Ven pronto mi Señor Jesús!
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