Efesios 5; 2
y andad
en amor, así como también Cristo os amó y se dio a sí mismo por nosotros,
ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma.
El amor debe ser
el motivo principal de la vida. Dios es amor (1Jn_4:8).
El cristiano debe andar en el amor que se demostró en el Calvario, el amor que
sacrifica todo. El amor es la base de toda nuestra conducta, y de nuestro
servicio a Dios. "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda
tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti
mismo" (Luc_10:27).
Murió en nuestro
lugar. Es nuestro substituto. "Todos nosotros descarriamos como ovejas,
cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos
nosotros" (Isa_53:6). "Quien llevó él
mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero" (1Pe_2:24); "para dar su vida en rescate por
muchos" (Mat_20:28). Este es el mensaje del
evangelio, las buenas nuevas del cielo.
Las palabras "por nosotros" no significan meramente que Cristo nos hizo
un favor, sino que El murió en nuestro lugar. El recibió la plena
fuerza, todo el golpe terrible de la ira de Dios contra el pecado, El en lugar
de nosotros. Lo merecimos nosotros, pero Él lo sufrió, "el justo por los
injustos, para llevarnos a Dios" (1Pe_3:18).
Dios se agradó
del sacrificio de Cristo por nosotros. Fue aceptado para expiar nuestros
pecados. Cristo es la propiciación por nuestros pecados, y por los de todo el
mundo (1Jn_2:2). La palabra
"propiciación" significa "cubierta", como el propiciatorio,
la cubierta del arca del pacto donde se rociaba sangre para expiar los pecados
del pueblo de Israel.
La expresión empleada por Pablo aquí "ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante"
nos recuerda de tales textos como Lev_1:9; Lev_1:13;
Lev_2:3; Lev_2:9; Lev_2:12; Lev_2:16; Lev_4:21, También
en Gén_8:21 "Y percibió Jehová olor
grato" cuando edificó Noé un altar... y ofreció holocausto en el
altar".
Los sacrificios y ofrendas espirituales
que Dios desea de su pueblo ahora se mencionan en: Flp_4:18,
la ayuda que los filipenses dieron a Pablo, "olor fragante, sacrificio
acepto, agradable a Dios"; Heb_13:15-16,
"ofrezcamos... sacrificio de alabanza... fruto de labios... y de hacer bien
y de la ayuda mutua... de tales sacrificios se agrada Dios"; y 1Pe_2:5, "ofrecer sacrificios espirituales
aceptables a Dios por medio de Jesucristo".
Filipenses 4; 18
Pero
lo he recibido todo y tengo abundancia; estoy bien abastecido, habiendo recibido
de Epafrodito lo que habéis enviado: fragante aroma, sacrificio aceptable,
agradable a Dios.
La ayuda que enviaron a
Pablo era, en realidad, una ofrenda a Dios (Mat_10:42). La comunión que tenían los hermanos
filipenses con Pablo (su ayuda económica) se comparaba con los sacrificios
aceptables a Dios bajo el Antiguo Testamento. Cristo nos amó, y se entregó a sí
mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante" (Efe_5:2). Según 1Pe_2:5;
1Pe_2:9 somos "casa espiritual, y sacerdocio santo, para ofrecer
sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo... real
sacerdocio". Ofrecemos el cuerpo en sacrificio vivo (Rom_12:1). "Ofrezcamos siempre a Dios, por medio
de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su
nombre. Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales
sacrificios se agrada Dios" (Heb_13:15-16).
La generosidad de la iglesia filipense
con Pablo había empezado hacía un tiempo considerable. En Hechos 16 y 17, leemos que Pablo
predicó el Evangelio en Filipos, y de ahí pasó a Tesalónica y Berea. Ya
entonces la iglesia filipense dio prueba de su amor a Pablo. Él estaba en una
relación única con los Filipenses, porque de ninguna otra iglesia había
aceptado donativos o ayuda. Eso había sido lo que había molestado a los
corintios (2Co_11:7-12 ).
Pablo dice algo encantador: «No es que
esté buscando vuestros donativos para aprovecharme, aunque vuestra aportación
me conmueve en lo más íntimo y me hace feliz. No necesito nada, porque tengo
más que suficiente; pero estoy contento de que me hayáis mandado este donativo
por el bien que os reporta a vosotros mismos, porque vuestra amabilidad os
concede un crédito considerable a la vista de Dios.» La generosidad de sus
amigos le hacía feliz, no por el propio interés de Pablo, sino por el de sus
amigos Filipenses. Y entonces usa palabras que definen el donativo de los
Filipenses como un sacrificio ofrecido a Dios: «Olor de dulce aroma,» lo llama. La alegría de Pablo al recibir el
regalo no se la produjo ningún interés egoísta, sino altruista: por el
beneficio que reportaba a los donantes, porque en sí mismo y en el amor que
generaba era agradable a Dios.
¡Maranata!¡Ven mi Señor Jesús!
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