Salmo
81; 13
¡Oh, si mi pueblo me oyera, si Israel anduviera en mis caminos.
¡Oh, si mi pueblo...!
representa el corazón de Dios, es la misma actitud de Jesús cuando lloró
sobre Jerusalén (Mat_23:37). Dios es afectado
por las decisiones de su pueblo, tiene interés en todos los detalles de su
pueblo y en los detalles de cada persona.
Dios estipuló en
su pacto que Él restauraría a su pueblo si lo escuchaban, si Le obedecían y se volvían a Él (Exo_23:22-27;
Lev_26:3-13; Deu_7:12-26; Deu_28:1-14). La obediencia les aseguraría
todas las bendiciones prometidas y la sumisión de los enemigos. Lo que Dios
promete a los que le obedecen es un bienestar integral que incluye victoria en
el plano espiritual y sustento en el plano material.
1
Samuel 3; 10
Entonces vino el SEÑOR y se detuvo, y llamó como en las otras
ocasiones: ¡Samuel, Samuel! Y Samuel respondió: Habla, que tu siervo escucha.
Dios llama tres
veces a Samuel sin que el muchacho reconozca su voz. Aunque todavía Samuel no conocía (personalmente) a Jehová, ni la palabra de Jehová le había
sido aún revelada. Esa palabra se trata en este caso de juicio como en Rom_1:17 donde se usa la misma expresión que emplea
aquí la versión griega LXX. Pero en romanos se revela algo más, y es el
evangelio que nos libra de nuestros pecados. Samuel responde tres veces: Heme aquí. Solamente cuando Elí le
enseña, él responde: Habla, que tu
siervo escucha. Era importante que Samuel supiera, al iniciarse como
profeta, que el Señor le había hablado y le conocía por nombre. Samuel había aprendido a ser humilde. De la
misma forma que se puso a disposición de Elí, ahora estaba a disposición de Jehová.
Comenzaba a conocer al Señor. Dios entonces le da el mensaje. Samuel no había
recibido este mensaje antes porque él estaba atento al hombre. Ahora está
atento a Dios. Como Samuel fue inspirado por Dios para
recibir y relatar esta revelación divina, nosotros seremos iluminados para
entender las cosas divinas confiando y dependiendo del Espíritu de Dios (1Co_2:12).
El versículo
justo en medio de la Biblia es el Job_118:8 que
dice: Mejor es refugiarse en Jehová
que confiar en el hombre. Este versículo debe estar también en el centro
de nuestra experiencia, y recordarlo siempre que nos veamos defraudados, aún
por aquellos que se consideran a sí mismos más espirituales o más veteranos en
el evangelio.
¡Maranata!¡Ven
pronto mi Señor Jesús!
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