Mateo 5; 18
Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la
tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que
toda se cumpla.
La ley y los
profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos
se esfuerzan por entrar en él. Pero más fácil es que pasen el cielo y la
tierra, que se frustre una tilde de la ley". Lo que Jesús dice en Mat_24:35
es semejante a esto, "El cielo y la tierra pasarán, pero mis
palabras no pasarán". En estos
textos y en otros se afirma que la palabra de Dios -- la ley de Moisés, los
profetas, los salmos, y el evangelio -- tiene
que cumplirse en todo dicho. También se dice, "la Escritura no
puede ser quebrantada", Jua_10:35.
"Ni una jota ni una tilde pasará de la
ley". "Jota significa la letra hebrea iod y corresponde a la i
vocal. Es mucho más pequeña que las otras letras hebreas... tilde... denotando
una proyección muy pequeña en la esquina de ciertas letras griegas, que las
distingue de otras que son redondeadas... Toda la expresión se ha comparado
felizmente con el dicho, ni el punto de una i ni el palito de una
t'". Jesús no repite la palabra
"profetas" en el ver 18. Por lo tanto, es importante recordar que la
palabra "ley" no se limita a los primeros cinco libros del Antiguo
Testamento, sino que se refiere al Antiguo Testamento. Frecuentemente la palabra ley se usa en este sentido (todo el Antiguo Testamento.) Jesús dice que toda la ley seguirá en vigor
hasta cumplirse.
"Hasta que todo se haya cumplido".
"Los indoctos e inconstantes
tuercen" este texto también, diciendo que la ley de Moisés seguirá en
vigor "hasta que pasen el cielo y la tierra". Tales intérpretes ponen el punto final
después de la palabra "ley", y hacen caso omiso del resto del verso
que dice "hasta que todo se haya cumplido". Lo vemos en Mat_1:25,
"Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito". Dice
el clero romano, "y ni aun entonces". La expresión "hasta
que" no tiene sentido para los falsos maestros.
Jesús no dijo que la ley
seguiría en vigor "hasta que pasen el cielo y la tierra", sino que
"hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de
la ley, hasta que todo se haya
cumplido". ¿Cómo seguirían en vigor la ley y los profetas aun
después de ser cumplidos todos los tipos y figuras y profecías? El "ayo" sirvió para llevar a los judíos a
Cristo; después de hacer esto, ¿qué haría? ¡Habiendo hecho eso terminó su obra!
Cuando Jesús habló así acerca de la Ley
y el Evangelio, estaba estableciendo implícitamente ciertos principios
generales:
(i) Estaba diciendo que hay una
continuidad definida entre el pasado y el presente. No debemos considerar la
vida nunca como una especie de batalla entre el pasado y el presente. El
presente crece del pasado.
Tenía que haber Ley antes que pudiera
venir el Evangelio. La humanidad tenía que aprender la diferencia entre bien y
mal; las personas tenían que aprender su propia incapacidad humana para cumplir
las demandas de la Ley y responder a los mandamientos de Dios; tenían que
aprender el sentimiento de pecado y la indignidad y la incapacidad. Culpamos al
pasado por muchas cosas -y, a menudo, correctamente-; pero es igualmente, o aún
más necesario, reconocer nuestra deuda con el pasado. Jesús veía que es el
deber de toda persona no olvidar ni intentar destruir el pasado, sino construir
sobre el fundamento del pasado. Hemos entrado en las labores de otros, y
debemos laborar de manera que otros entren en las nuestras.
(ii) En este pasaje, Jesús nos advierte
claramente que no pensemos que el Cristianismo es nada fácil. Algunos podrían
decir: «Cristo es el fin de la Ley; ahora puedo hacer lo que me dé la gana.»
Algunos podrían pensar que todos los deberes, todas las responsabilidades,
todas las demandas son cosas del pasado; pero Jesús nos advierte que la
integridad del cristiano debe exceder a
la de los escribas y los fariseos. ¿Qué quería decir?
La motivación que tenían los escribas y los
fariseos era la de la Ley; su única finalidad y deseo era satisfacer las
demandas de la Ley. Ahora bien, al menos en teoría, es perfectamente posible
satisfacer las demandas de la ley; en un sentido puede que llegue un tiempo en
que uno diga: "He cumplido todas las demandas de la Ley; he cumplido mi
deber; la Ley ya no tiene ningún derecho sobre mí.» Pero la motivación que
tiene el cristiano es la del amor; el único deseo del cristiano es mostrar su
maravillada gratitud por el amor con que Dios le ha amado en Jesucristo. Ahora
bien: No es posible, ni siquiera en teoría, satisfacer las demandas del amor.
Si amamos a alguien con todo nuestro corazón, estamos obligados a sentir que si
le diéramos toda una vida de servicio y adoración, si le ofreciéramos el Sol y
la Luna y las estrellas, todavía no habríamos ofrecido bastante. Para el amor,
todo el reino de la naturaleza sería una ofrenda demasiado pequeña, como dice
un himno.
Los judíos trataban de satisfacer la ley de Dios; y siempre hay un límite
a las demandas de la ley. El cristiano trata de mostrar su gratitud por el amor de Dios; y para las demandas del
amor no hay límite, ni en el tiempo ni en la eternidad. Jesús nos presenta, no
la Ley de Dios, sino el amor de Dios. Hace mucho, Agustín decía que la vida
cristiana se podía compendiar en una frase: «Ama, y haz lo que quieras.» Pero
cuando nos damos cuenta de cómo nos ha amado Dios, nuestro único anhelo es
responder a ese amor, y esa es la mayor tarea del mundo; porque nos presenta
una tarea tal que el que piensa en términos de ley nunca soñó, y con una
obligación más vinculante que la de ninguna ley.
¡Maranata!¡Ven pronto
mi Señor Jesús!
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