} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 26 Mayo: Meditando en la Palabra de Dios en la Biblia

sábado, 26 de mayo de 2018

26 Mayo: Meditando en la Palabra de Dios en la Biblia



Lucas 18; 14
Os digo que éste descendió a su casa justificado pero aquél no; porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado.

El publicano sí recibió algo, el don más precioso de todos: la justificación.
          En este versículo nos da una  seria advertencia: este texto no debe ser usado para enseñar que el pecador solamente tiene que orar humildemente a Dios pidiendo misericordia y perdón; es decir, este publicano no es ejemplo para los pecadores que nunca han obedecido al evangelio de Cristo. Él era judío, y desde nacimiento, era hijo de Dios.   Luc_19:9; otro publicano llamado Zaqueo era hijo de Abraham (y por eso hijo de Dios). Por eso, él sólo tuvo que confesar su pecado y pedir perdón. Así es con la persona que obedezca al evangelio y luego volver a pecar. Recordemos el caso de Simón el mago (Hch_8:22). El apóstol Pedro le dijo, “Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón”, porque ya había sido bautizado (Hch_8:13). El mismo Pedro dijo a los judíos que no habían obedecido al evangelio que deberían arrepentirse y ser bautizados para perdón de los pecados (Hch_2:38).
Todos estamos inclinados por naturaleza á creernos justos. Falta es esta de que adolecemos todos los hijos de Adán.
Desde el más noble hasta el más humilde, todos nos creemos mejores de lo que en realidad somos. En nuestro interior nos  halagamos con la idea de que no somos tan malos como otros, y que hay algo en nosotros que nos hace dignos de las  bendiciones de Dios. "Muchos hombres pregonan cada cual el bien que han hecho." Pro_20:6. Y olvidamos lo que dicen  las Escrituras: "Todos ofendemos en muchas cosas." "No hay hombre justo sobre la tierra, que haga bien, y nunca peque."  "¿Qué cosa es el hombre para que sea limpio, y que se justifique el nacido de mujer?"  Ecles. 7:10; Job_15:14.
El mejor remedio que el hombre puede emplear contra este pecado es el conocimiento de sí mismo. Si el Espíritu ilumina  nuestro entendimiento y nos hace ver tales como somos, es bien seguro que dejaremos de hacer alarde de nuestra bondad.
Si examinamos nuestro corazón y estudiamos la ley de Dios, no volveremos jamás á jactarnos, mas antes bien,  exclamaremos como el leproso: "¡Inmundo!, ¡Inmundo!" Lev_13:45.

Eclesiastés 5; 2
No te des prisa en hablar, ni se apresure tu corazón a proferir palabra delante de Dios. Porque Dios está en el cielo y tú en la tierra; por tanto sean pocas tus palabras.

Cuando entramos en la presencia de Dios, debemos acceder con una actitud correcta para poder estar abiertos y listos para escucharle, no para dictarle lo que pensamos que El debe hacer. Ve al culto de Dios y dedica tiempo a fin de prepararte para Él. Evita que tus pensamientos divaguen y deambulen; guarda tus afectos para que no corran hacia objetos indebidos. Debemos evitar las repeticiones vanas; aquí no se condenan las oraciones copiosas, sino las que no tienen sentido. ¡Cuán a menudo nuestros pensamientos errabundos prestan atención a las ordenanzas divinas apenas mejor que el sacrificio de los necios! Las muchas palabras, y las presurosas, usadas en la oración, demuestran la necedad del corazón, los bajos pensamientos sobre Dios y los pensamientos desconsiderados de nuestras propias almas.
El apresuramiento en la oración no alcanza a ver la magnitud de la diferencia entre Dios y los seres humanos. Cielo es el lugar de la gloria de Dios; el adorador debe recordar que él no se allega a Dios como un igual.
Por tanto debes acercarte a él con palabras cuidadosamente escogidas, tú, débil criatura de la tierra.
El silencio es la actitud reverente ante Dios (Hab_2:20). Cuando ora, el necio trata de remediar la deficiencia de la calidad aumentando las palabras (Mt 6:7)

¡Maranata!¡Ven pronto mi Señor Jesús!

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