} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 9 Mayo: Meditando en la Palabra de Dios en la Biblia

miércoles, 9 de mayo de 2018

9 Mayo: Meditando en la Palabra de Dios en la Biblia



 Mateo 6; 33-34
Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
   Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas.

Pongamos primero lo que debe ser primero. Debemos estar conscientes de nuestras prioridades y nunca dar la atención primaria a las cosas segundarias. Debemos preocuparnos por las cosas del reino (1Co_12:26-27; 2Co_11:28; Flp_2:20, etc.). Debemos seguir el ejemplo de los macedonios (2Co_8:5), "a sí mismos se dieron primeramente al Señor".
El día de ayer es como un "cheque cancelado"; mañana no existe. Solamente tenemos hoy, este momento; por eso, no conviene tratar de cruzar el puente antes de llegar al puente. Mar_16:3-4, las mujeres querían ungir el cuerpo de Jesús, pero estaban preocupadas: "¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro? Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, que era muy grande". Así sucede muchas veces en la vida, lo que nos preocupa ni siquiera será problema (excepto en la imaginación nuestra). Muchos viven afanosos por causa de dificultades que nunca ocurren. Esto es afanarse por el día de mañana, cosa que Jesús prohibe.
Recordemos el ejemplo de María y Marta. Marta estaba "afanada y turbada" con muchas cosas, mientras que María estaba a los pies de Jesús escuchando su palabra. Dice Jesús, "María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada" (Luc_10:38-42).
El pasado ha pasado. No es que uno pueda o deba disociarse de su pasado; pero debe usarlo como un acicate y una guía para actuar mejor en el futuro, y no como algo que sigue rumiando hasta sumirse en el estrés.
El preocuparse tampoco puede afectar al futuro. El preocuparse por el futuro es trabajo perdido, y el futuro de la realidad rara vez es tan malo como nos lo presentan nuestros miedos.
Pero la preocupación es todavía peor que inútil; a menudo es activamente perjudicial. Las dos enfermedades típicas de la vida moderna son la úlcera de estómago y la trombosis coronaria, y en muchos casos ambas son el resultado del estrés. Es un hecho en medicina que el que más ríe es el que tiene una vida más larga. La preocupación que desgasta la mente desgasta también todo el cuerpo. La preocupación afecta el juicio de una persona, reduce sus poderes de decisión y le hace cada vez más incapaz de enfrentarse con la vida. Que cada uno se porte lo mejor posible en cada situación -no se le puede pedir más-, y que Le deje el resto a Dios.
No son las circunstancias externas las que causan la preocupación. En la misma circunstancia, una persona puede estar perfectamente serena, y otra se muere de ansiedad. Tanto la preocupación como la serenidad vienen, no de las circunstancias, sino del corazón. 
Ya lo dijo Isaías hace mucho tiempo: "Tu guardarás en perfecta paz a aquel cuyo pensamiento en Ti persevera, porque en Ti ha confiado» (Isa_26:3). Como decía alguien del Norte: «Yo soy siempre feliz; y mi secreto es navegar siempre los mares, y mantener mi corazón en el puerto.»

La promesa del Rey (y todas estas cosas os serán añadidas) es el antídoto para eliminar y evitar la ansiedad. Nuestra parte: someternos incondicionalmente al reinado de Cristo y buscar su voluntad. La parte de Dios: proveer todo lo que sea esencial para que nosotros cumplamos su voluntad. El siervo puede gozarse de provisiones abundantes, o soportar provisiones mínimas, pero serán en todo momento suficientes ( Filp_4:10-13). No promete proveer “todas las cosas”, ni “todo lo que deseamos”, sino “todas estas cosas”. “Estas cosas” se refiere concretamente a las cosas recién mencionadas: comida y ropa. También es necesario observar oportunamente que debemos equilibrar esta promesa con la enseñanza de que el sacrificio, privación y aun la cruz también pertenecen al discipulado (Filp_10:34-39).

¡Maranata!¡Ven pronto mi Señor Jesús!

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