} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 28 Mayo: Meditando en la Palabra de Dios en la Biblia

lunes, 28 de mayo de 2018

28 Mayo: Meditando en la Palabra de Dios en la Biblia



1 Juan 2; 1
Hijitos míos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Y si alguno peca, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.

  Expresa Juan que su propósito al escribirles es que no pequen. Pero en caso de pecar, el cristiano tiene a Jesucristo por abogado. Él es la propiciación por el pecado. Debe el cristiano, pues, evitar el pecado, andando en obediencia a la verdad, según anduvo Jesucristo. La idea es ésta: Si pasa que, en realidad uno comete un pecado, entonces puede pedir perdón a Dios por el abogado que tenemos en Cristo Jesús.
         No se halla en el hombre la perfección absoluta, pero eso no estorba para que no se arrepienta cuando peca y confiesa a Dios su pecado por Jesucristo. El no ser absolutamente perfectos -- como Dios lo es -- no nos justifica en pensar ligeramente acerca del pecado, y por eso entregarnos a él, ni porque la sangre de Cristo limpia o perdona, podemos vivir en el pecado. El perdón de Dios es condicional. Tenemos que abandonar el pecado, pero si pecamos, no hemos de desesperarnos, entregándonos a una vida de pecado, sino arrepentidos confesar el pecado cometido, porque tenemos un abogado en Jesucristo, quien intercede por nosotros ante el Padre. Lejos de justificarnos en pecar solamente porque no somos absolutamente perfectos y porque hay perdón, debemos “andar como él anduvo”. 
Juan dice dos cosas acerca del pecado. La primera, acaba de decir que el pecado es universal; cualquiera que diga que no ha cometido ningún pecado, es un mentiroso. Segunda, que hay perdón para los pecados en lo que Jesucristo ha hecho y sigue haciendo por los hombres. Ahora bien, sería posible usar estas dos afirmaciones como una excusa para pensar en el pecado con ligereza. Si todos hemos pecado, ¿por qué armar tanto jaleó acerca de ello, y de qué sirve luchar contra algo que es en cualquier caso una parte inevitable de la condición humana? Además, si hay perdón de pecados, ¿para qué preocuparse?

A la vista de esto Juan, tiene dos cosas que decir:

Primera, el cristiano es el que ha llegado a conocer a Dios; y el compañero inseparable del conocimiento debe ser la obediencia; conocer a Dios y obedecer a Dios deben ser, como Juan deja bien claro, partes gemelas de la misma experiencia.

Segunda, el que pretenda permanecer en Dios y en Jesucristo, debe vivir la misma clase de vida que Jesús vivió; es decir: la unión con Cristo conlleva necesariamente la imitación de Cristo.

Así es que Juan establece sus dos grandes principios éticos: el conocimiento conlleva, al amor, éste a la obediencia, y la unión conlleva la imitación. Por tanto, en la vida cristiana nunca puede haber nada que nos induzca a pensar en el pecado con ligereza.

2 Corintios 6; 2
pues El (Dios) dice: EN EL TIEMPO PROPICIO TE ESCUCHE, Y EN EL DIA DE SALVACION TE SOCORRI. He aquí, ahora es EL TIEMPO PROPICIO; he aquí, ahora es EL DIA DE SALVACION.

 Dios lo dice, o las Escrituras lo dicen. A toda hora Dios está dispuesto a salvar, como en el tiempo de Isaías (49:8), así ahora en el tiempo de Pablo. Se les exhorta a los corintios a aceptar este tiempo que Dios les había dado para andar en su gracia, y no recibirla en vano. No tendrían un tiempo más aceptable, más favorable, más propicio, en que hacerlo.
         En la época entre el día de Pentecostés (Hch_2:1-47) y la segunda venida de Cristo (Heb_9:28) está el tiempo de salvación para el hombre. Pero cada individuo y generación tiene su tiempo de "ahora". Seguramente pasa este tiempo con la muerte de la persona (Luc_12:13-21; Luc_16:23-31), pero puede pasar aun antes, si deja pasar la oportunidad que Dios le da. Nadie sabe cuándo el Señor volverá (Mat_25:1-13), ni cuándo terminará la paciencia de Dios (2Pe_3:15) con alguno. Debemos regocijarnos en nuestro "ahora" y no despreciarlo.
¡Maranata!¡Ven pronto mi Señor Jesús!


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