Proverbios 23; 4-5
No te fatigues en adquirir
riquezas, deja de pensar en ellas.
Cuando pones tus ojos en ella, ya
no está. Porque la riqueza
ciertamente se hace alas, como águila que vuela hacia los cielos.
Todos
hemos escuchado de gente que ha ganado millones de euros y luego lo ha perdido
todo. Todos hemos visto creyentes qué
tienen un apego especial por las cosas terrenales, materiales, y pierden la
respiración cuando tienen que pagar impuestos. A otros las riquezas, les
paraliza, se vuelven indolentes.Vemos como los bienes materiales son para ellos
el refugio de su corazón. Pregunto ¿Acaso no serán un estorbo para cuando tenga
que partir? No será suficiente con el sustento diario, el pan y el cobijo, sin
dejar que ellas sean un apego innecesario, una pesada carga de la que no pueden
huir. Hasta la persona normal puede gastar una herencia, o un cheque, a la
velocidad de un relámpago y tener muy poco que mostrar por ello. No
desperdicies tu tiempo persiguiendo tesoros terrenales efímeros. No seas de los
que serán ricos. Las cosas de este mundo no son felicidad ni porción para el
alma; quienes las aferran tan apretadamente, no pueden retenerlas para siempre,
no pueden aferrarse a ellas por mucho tiempo.
La
metáfora sobre el vuelo del águila muestra la huida rápida de las riquezas. Los
ojos ni tienen tiempo de descansar sobre las riquezas cuando se van (1Ti_6:9)
Por
el contrario, acumula tesoros en el cielo, ya que los tales nunca se perderán.
¡Maranata!¡Ven pronto mi Señor Jesús!
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