} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS Capítulo 3; 3-6

sábado, 11 de diciembre de 2021

EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS Capítulo 3; 3-6

 Capítulo 3; 3-6

 3  Y él fue por toda la región contigua al Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados,

 4  como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que dice:

 Voz del que clama en el desierto:

 Preparad el camino del Señor;

 Enderezad sus sendas.

 5  Todo valle se rellenará,

 Y se bajará todo monte y collado;

 Los caminos torcidos serán enderezados,

 Y los caminos ásperos allanados; 

 6  Y verá toda carne la salvación de Dios.

 

         En los tiempos de Juan, antes de que un rey emprendiera un viaje los mensajeros se encargaban de planear la visita y preparar el camino. Asimismo, Juan indicó a sus oyentes que alistaran sus vidas para la venida del Señor. Al prepararnos para recibir al Señor, debemos centralizarnos en El, escuchar sus palabras y responder obedientes sus mandatos.

El trasfondo palestino para el bautismo en agua posiblemente era:

1. La comunidad de los esenios (ej. los Rollos del Mar Muerto).

2. El bautismo de prosélitos para gentiles convertidos.

3. Una limpieza simbólica dentro del Judaísmo (Isaías 1:16 Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo)

El arrepentimiento (junto con la fe) es un requisito del Pacto, tanto en el Antiguo ( I Reyes 8:47 y ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren cautivos; si se convirtieren, y oraren a ti en la tierra de los que los cautivaron, y dijeren: Pecamos, hemos hecho lo malo, hemos cometido impiedad; Ezequiel 14:6; Por tanto, di a la casa de Israel: Así dice Jehová el Señor: Convertíos, y volveos de vuestros ídolos, y apartad vuestro rostro de todas vuestras abominaciones. 18:30 Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor. Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina) como en el NuevoTestamento.

1. Juan el Bautista (Mateo 3:2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado; Marcos 1:4 Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados.)

2. Jesús (Mateo 4:17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado; Marcos 1:15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio)

3. Pedro (Hechos 2:38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. ; 3:19 Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, 8:22 Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón ; 11:18 Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida! ; II Pedro 3:9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento )

4. Pablo (Hechos 13:24 Antes de su venida, predicó Juan el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel; 17:30 Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; 20:21 testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.; 26:20 sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. ; Romanos 2:4 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?; II Corintios 2:9-10 Porque también para este fin os escribí, para tener la prueba de si vosotros sois obedientes en todo. 10  Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo, )

 

Pero, ¿Qué es el arrepentimiento? ¿Es una tristeza? ¿Es una sensación de pecado? El mejor texto del Nuevo Testamento para entender las distintas connotaciones del concepto se encuentra en II Corintios 7:8-11 Porque aunque os contristé con la carta, no me pesa, aunque entonces lo lamenté; porque veo que aquella carta, aunque por algún tiempo, os contristó. 9  Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte. 10  Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte. 11  Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto.,

Donde tres términos griegos usados, relacionados pero diferentes:

1.“Tristeza” (lupēo,  verso.8 (dos veces); 9 (tres veces), 10 (dos veces), 11). Significa dolor o angustia, y tiene una connotación teológica neutra.

2.“Arrepentimiento” (matanoeō, versos 9-10). Es una palabra compuesta por “después” y “mente”, lo cual implica un nuevo modo de pensar, una nueva actitud hacia la vida y hacia Dios. Este es el verdadero arrepentimiento.

3.“Pesar” (metanelomai, verso. 8 (dos veces), 10). Está formada por los términos “después” y “cuidar”.

En Mateo 27:3 (Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos), se usa para Judas; y en Hebreos 12:16-17 (no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. 17  Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas) para Esaú. Implica pesar por las consecuencias, no por los hechos.

El arrepentimiento y la fe son necesarios en el Pacto (Marcos 1:15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio; Hechos 2:38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo; 3:16 Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros.).

Algunos textos señalan que Dios es quien da el arrepentimiento (Hechos 5:31 A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.; II Timoteo 2:25 que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad,). Pero la mayoría lo considera como una necesaria respuesta humana al Pacto y la oferta de Dios de una salvación gratuita.

Tanto la definición griega como la hebrea son necesarias para comprender el significado integral del arrepentimiento. El hebreo exige “un cambio en la manera de actuar”, mientras el griego requiere de “un cambio de mentalidad”. La persona salva recibe una nueva forma de pensar y un nuevo corazón; piensa de manera diferente y así mismo vive. En vez de un ¿qué tiene que ver eso conmigo? Ahora la pregunta es ¿cuál es la voluntad de Dios? El arrepentimiento no es una emoción que se apaga o un estado de total pureza, sino una nueva relación con el Uno que es Santo, y que transforma al creyente progresivamente en una persona santa.

 El arrepentimiento tiene dos lados: alejarse del pecado y acercarse a Dios. Para recibir perdón, se necesita de ambas actitudes. No podemos simplemente decir que creemos y vivir como mejor nos parezca (Lucas 3; 7,8 Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: ¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? 8  Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.), ni siquiera tener una buena conducta moral sin relación con Dios, porque ella por sí sola no puede ofrecernos el perdón de pecados. Decida librarse de todo pecado que Dios ha señalado y ponga su confianza solo en El, para que lo guíe.

             Al tiempo que un emperador romano, y unos sacerdotes ignorantes, parecían tener todo bajo sus plantas, el Cordero de Dios estaba para salir de Nazaret, y para  asentar las bases de su reino. Lo que Él ha hecho una vez, puede bien repetirlo. En un instante puede convertir la media noche de Su iglesia en el resplandor  del día.  

Hay algo muy importante en esta relación en referencia a la carrera del ministro del Evangelio. Es esta una carrera que nadie debe adoptar, a menos que reciba  llamamiento interno de Dios, así como también llamamiento externo del hombre. Bien que no tenemos derecho para esperar apariciones o revelaciones  particulares del cielo; ni debemos dar lugar a pretensiones fanáticas tocante a los dones especiales del Espíritu: más menester es tener vocación para empezar  la carrera sagrada. Menester es que la palabra de Dios "venga a nosotros," tan real y verdaderamente como a Juan el Bautista, para que pensemos en predicar  la palabra. Es necesario que podamos declarar de buena fe que interiormente sentimos que el Espíritu Santo nos señala esa carrera. El que no  puede decir esto cuando se acerca a recibir las órdenes, comete un pecado grave haciéndose mensajero sin ser enviado.

Que sea parte de nuestras súplicas diarias, que nuestras iglesias no tengan otros ministros sino los que son llamados por Dios. Un ministro que no ha sido  convertido perjudica y sirve de rémora a la iglesia. ¿Cómo puede hablar de verdades que nunca ha discernido claramente? ¿Cómo puede dar testimonio de un  Salvador a quién nunca ha visto con los ojos de la fe, y de quien jamás se ha asido con firmeza para bien de su propia alma? El pastor que obtiene la  aprobación de Dios, es aquel a quien ha sido comunicada la palabra divina. Adopta la carrera con confianza, porque tiene buenas nuevas que anunciar; habla  osadamente, porque ha sido enviado.

  Se nos dice que Juan el Bautista vino,  "predicando el bautismo de arrepentimiento para remisión de pecados." El significado de esta expresión es claramente el siguiente: que Juan predicaba la  necesidad del bautismo, en señal de arrepentimiento, y que decía a sus oyentes que si no se arrepentían de sus pecados, no se les perdonarían.

Tengamos presente que ningún arrepentimiento puede expiar el pecado, solo la sangre de Cristo, y no ninguna otra cosa, puede desaparecer el pecado del  alma. Ningún grado de arrepentimiento puede jamás justificarnos a los ojos de Dios. "Somos por justos delante de Dios, por amor de nuestro Señor Jesucristo, por la fe, y no por nuestras propias obras, o por nuestros méritos. “Es de suma importancia comprender esto claramente

Mas a la vez que decimos todo esto, es preciso también recordar que sin arrepentimiento ninguna alma se ha salvado todavía. Tenemos que confesar nuestros  pecados; tenemos que lamentarlos, abandonarlos, y aborrecerlos, o de lo contrario jamás entraremos en el reino de los cielos. No hay nada meritorio en esto.

No forma parte alguna del precio de nuestra redención. Nuestra salvación es toda de gracia, desde el principio hasta el fin. Más queda en pié siempre el gran  hecho de que las almas regeneradas son siempre almas penitentes, y de que la fe salvadora de Cristo y el verdadero arrepentimiento nunca se hallan separados.

Esta es una verdad importante, que jamás debe olvidarse.

¿Nos arrepentimos? Esta, en conclusión, es la cuestión de cerca nos concierne: ¿Hemos sido convencidos de pecado por el Espíritu Santo? ¿Hemos acudido a  Jesús para librarnos de la ira que ha de venir? ¿Hemos experimentado convicción de corazón y odio hacia el pecado? ¿Podemos decir, "Nos arrepentimos," así como  también, "Creemos"? Si no, no nos engañaremos con la idea de que nuestros pecados están ya perdonados. Escrito está, "Si no os arrepintiereis, todos  pereceréis así." 

 

  Los versículos 4-6 son una cita de Isaías 40:3-5 Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. 4  Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. 5  Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.

Este libro se escribió para una audiencia gentil. Lucas se refiere a Isaías para mostrar que la salvación es para todas las personas, no solo para los judíos (Isa_52:10 Jehová desnudó su santo brazo ante los ojos de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación del Dios nuestro. ). Juan el Bautista hizo un llamado a todas las personas a que se prepararan para su encuentro con Jesús. Lo incluye a usted, lector, sin importar la relación que tenga con organizaciones religiosas ni con autoridades. No deje que sus sentimientos lo mantengan fuera de la causa. Nadie que quiera seguir a Jesús es un forastero en el Reino de Dios.  El evangelio proclama libertad a los que están atados con temores. Que los fatigados y cargados con el peso del pecado hallen alivio en Cristo, se sacudan el polvo de sus dudas y temores, y se suelten de las ataduras. El precio de nuestra salvación pagado por el Redentor no fue plata ni oro, ni cosas perecederas, sino su propia sangre preciosa.

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