} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS Capítulo 2; 1-7

sábado, 4 de diciembre de 2021

EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS Capítulo 2; 1-7

 Capítulo 2; 1-7

1 Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado.

 2  Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria.

 3  E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad.

 4  Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David;

 5  para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta.

 6  Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento.

 7  Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.

 

        En el Imperio Romano se hacían censos periódicos con el doble objetivo de fijar los impuestos y de descubrir a los que tenían que hacer el servicio militar obligatorio. Los judíos estaban exentos del servicio militar, así es que en su caso el censo se hacía para los impuestos. En relación con estos censos disponemos de suficiente información de lo  que sucedió en Egipto, y suponemos que en la provincia de Siria, de la que formaba parte Palestina, sucedería algo parecido. Esa información proviene de los mismos documentos del censo escritos en papiros, que se descubrieron en los basureros de los pueblos y aldeas de Egipto y en la arena del desierto.

Los censos se hacían cada catorce años, y tenemos documentos de todos los que hubo entre el año 20 y el 270 d C. Según el ritmo de catorce años que se seguía en Siria, este censo se haría en el año 8 a C., y ese sería el año que nació Jesús. Puede que Lucas cometiera un error sin importancia, porque Cirenio no fue gobernador de Siria hasta el año 6 a C.; pero había tenido cargos oficiales en aquella región desde el año 10 hasta el 7 a C., y fue en esos años cuando se hizo el primer censo.

Algunos críticos han puesto en duda el hecho de que todos los hombres tuvieran que desplazarse a su lugar de origen para empadronarse; pero aquí tenemos un edicto gubernamental de Egipto:

“Ordena Gayo Vibio Máximo, prefecto de Egipto: «Como ha llegado el momento de hacer el censo de casa en casa, es necesario obligar a todos los que por cualesquiera causas residan fuera de su distrito de origen a que vuelvan a sus casas para cumplir con los requisitos del censo y también para atender diligentemente al cultivo de sus parcelas.»

 

Si así se hizo en Egipto, es probable que se hiciera igual en Judasa, donde todavía se mantenían los antiguos lazos tribales y familiares, y los hombres tendrían que ir a los respectivos lugares de origen de sus antepasados. Aquí tenemos uno de esos casos en los que los hallazgos históricos han demostrado la exactitud del Nuevo Testamento.

En estos versículos se nos refiere la historia de un nacimiento el nacimiento del Hijo encarnado de Dios, nuestro Señor Jesucristo. El nacimiento de cualquiera  niño es siempre un acontecimiento maravilloso, puesto que agrega un ser más al número de almas inmortales Más desde el principio del mundo no hubo  nacimiento alguno tan sorprendente como el de Cristo. Este fue en sí mismo un milagro: "Dios fue manifestado en la carne." 1Ti_3:16 E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:

 Dios fue manifestado en carne,

 Justificado en el Espíritu,

 Visto de los ángeles,

 Predicado a los gentiles,

 Creído en el mundo,

 Recibido arriba en gloria..

Los bienes que trajo  al mundo son indecibles: abrió al hombre la puerta de la vida eterna.

Al leer estos versículos, observemos primeramente cuando nació Cristo. Fue en los días en que Augusto, el primer emperador Romano, expidió "un edicto  para que toda la tierra fuese empadronada...

La sabiduría de Dios se manifiesta en este simple hecho. El cetro estaba alejándose prácticamente de Judá. Gen_49:10:

 No será quitado el cetro de Judá,

 Ni el legislador de entre sus pies,

 Hasta que venga Siloh;

 Y a él se congregarán los pueblos

 Los judíos principiaban a caer bajo un  dominio extranjero, y ya tenían que rendirle tributo. Extranjeros comenzaban a gobernarlos. Su autonomía e independencia habían desaparecido. Había  llegado el "tiempo oportuno" para que se presentara el Mesías prometido. Augusto empadrona "la tierra," y a la vez nace Cristo.

Era una época señaladamente propicia para introducir el Evangelio del Cristo. Al fin había llegado el día en que todo el mundo civilizado estaba gobernado  por un señor. Dan_2:40 Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo.. Nada había que al predicador de la nueva fe impidiese ir de ciudad en ciudad, y de país en país. Los príncipes y sacerdotes del mundo  pagano habían sido pesados en la balanza y habían sido hallados escasos. Egipto, Asiría, Babilonia, Persia, Grecia y Roma, todos estos reinos habían probado  sucesivamente que: Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. 1Co_1:21. Sin embargo de sus poderosos conquistadores, y de sus  distinguidos poetas, historiadores, arquitectos y filósofos, los reinos del mundo estaban llenos de tenebrosa idolatría. Era en verdad "el tiempo oportuno "para  que Dios interpusiese desde el cielo, y enviase a la tierra un poderoso Salvador. Era tiempo de que Cristo naciese.  Rom_5:6: Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.

Tranquilicemos siempre nuestras almas con la reflexión, que los tiempos están en la mano de Dios, Salmo_31:15: En tu mano están mis tiempos;  Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores. Él sabe cuál es la hora más favorable para  socorrer a Su iglesia, y dar nueva luz al mundo. Guardémonos de ceder a una ansiedad excesiva respecto a los acontecimientos que presenciamos, como si  supiéramos mejor que el Rey de reyes en qué tiempo necesitamos amparo. "Cesa, Felipe, de pretender gobernar el mundo," era el dicho frecuente de Lutero a  un amigo impaciente. Dicho lleno de sabiduría.

Notemos, en segundo lugar, en donde nació Cristo. No fue en Nazaret de Galilea, donde vivía Su madre María. El profeta Miqueas había predicho  que el acontecimiento debía verificarse en Belén, Miqueas 5:2 Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad., y así sucedió: en Belén nació el Cristo.

La providencia de Aquel que lo gobierna todo se manifiesta en este hecho sencillo. Dios dirige los corazones de los reyes hacia donde él quiere. El señaló el  tiempo en que Augusto había de expedir el edicto de empadronamiento, y dispuso que se ejecutase de tal manera, que María indispensablemente tuviera que  estar en Belén cuando "se le cumplieran los días de parir." Al altivo emperador y a su oficial Cirenio, tal vez, no se les ocurrió que eran solamente  instrumentos en las manos del Dios de Israel, y que solo estaban coadyuvando a realizar los designios eternos del Rey de reyes. No se imaginaron que estaban  ayudando a sentar las bases de un reino, ante el cual los imperios de este mundo se desmoronarían algún día, y la idolatría Romana se desvanecería. Las  palabras de Isaías en una ocasión semejante son dignas de recordarse " Aunque él no lo pensará así, ni su corazón lo imaginará de esta manera, sino que su pensamiento será desarraigar y cortar naciones no pocas. "  Isa_10:7.

El creyente debe vivir lleno de consuelo sabiendo que la divina providencia rige el mundo. El cristiano verdadero nunca debe inquietarse mucho por causa de  la conducta de los gobernadores de la tierra. Debe percibir con los ojos de la fe una mano que dirige cuanto ellos hacen, para que resulte en alabanza y gloria  de Dios. Debe considerar a cada rey o potentado, ya sea un Augusto, un Cirenio, un Darío, un Ciro, o un Sennaquerib como un hombre que, con todo su  poder, nada puede hacer, sino lo que Dios le permita, y nada que no sea conducente a que se cumpla la voluntad de Dios. Y cuando los príncipes de este  mundo " se reúnan en consejo contra el Señor," Si opresión de pobres y perversión de derecho y de justicia vieres en la provincia, no te maravilles de ello; porque sobre el alto vigila otro más alto, y uno más alto está sobre ellos. Eccl. 5:8.

Observemos,  finalmente, el estado en que Cristo nació. No nació bajo el techo materno, sino en un lugar extraño, en un "mesón." Cuando nació, no lo reclinaron en mullida  cuna. Su madre " le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón...

Vemos en esto la bondad y condescendencia de Cristo. Si él hubiera venido a salvar al género humano revestido de majestad real, y rodeado de los ángeles de  su Padre, este habría sido ya hacia nosotros un acto de misericordia inmerecida. Si él hubiera querido habitar en un palacio, rodeado de poder y autoridad,  habríamos tenido bastante razón para asombrarnos. Pero hacerse tan pobre y de tan baja condición como el más pobre y más humilde de los hombres es un  amor incomprensible e inescrutable. Nunca olvidemos que por medio de esta humillación Cristo nos ha comprado un título para la gloria eterna. Por medio de  una vida de sufrimiento, así como también por su muerte y resurrección, ha alcanzado redención eterna para nosotros. Por nuestro amor fue pobre toda la vida, desde la hora  de su nacimiento hasta la de su crucifixión; y por su pobreza somos ricos nosotros. 2Co_8:9. Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.

Guardémonos de despreciar a los pobres, a causa de su pobreza El Hijo de Dios consagró su estado adoptándolo voluntariamente para sí mismo. Para Dios no  hay acepción de personas. El mira a los corazones de los hombres, y no a sus rentas. No nos avergoncemos nunca de la cruz de la pobreza, si Dios quiere que  la llevemos a cuestas. Ser impío y codicioso es deshonroso, pero no es deshonra ser pobre. Una habitación miserable, un alimento ordinario, y una cama dura,  no son agradables al cuerpo; y, sin embargo tal fue la suerte que el mismo Señor Jesús aceptó voluntariamente desde el día de su entrada en el mundo. La  riqueza pierde mayor número de almas que la pobreza. Cuando el amor al dinero empieza a apoderarse de nosotros, pensemos en el pesebre de Belén, y en  Aquel que allí fue reclinado. Tales pensamientos pueden librarnos de muchos males.

No hay comentarios:

Publicar un comentario