} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS Capítulo 16; 1-8

lunes, 6 de diciembre de 2021

EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS Capítulo 16; 1-8


Capítulo 16; 1-8

 Mar 16:1    Cuando pasó el día de reposo, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle.

Mar 16:2  Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol.

Mar 16:3  Pero decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro?

Mar 16:4  Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, que era muy grande.

Mar 16:5  Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca; y se espantaron.

Mar 16:6  Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron.

Mar 16:7  Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo.

Mar 16:8  Y ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les había tomado temblor y espanto; ni decían nada a nadie, porque tenían miedo.  

 

          La resurrección de nuestro Señor, tema principal de estos versículos ha sido descrita circunstanciadamente por todos los cuatro evangelistas.

  El día de reposo terminaba al caer el crepúsculo del sábado, alrededor de las 6:00 p.m. Hay unanimidad en el evangelio sobre el papel prominente de las mujeres en este acontecimiento, al ser las primeras que recibieron las noticias de la resurrección. Aunque Jesús había hecho la promesa de levantarse de entre los muertos al tercer día, o sus seguidores no creyeron en ella o, en medio de su aflicción, la olvidaron.

En la penumbra, las mujeres se enfrentan a los peligros de una ciudad oriental y se apresuran a la tumba. Estas santas mujeres fueron entonces al sepulcro de Jesucristo con los ungüentos o aromas que habían comprado el día de la preparación o el viernes, como dice San Lucas (Luc 23,54-56; 54  Era día de la preparación, y estaba para comenzar el día de reposo.  55  Y las mujeres que habían venido con él desde Galilea, siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo. 56  Y vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento // Luc 24,1El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas.). Bien podemos comprender que no poco valor se necesitaba para dar ese paso. Visitar la tumba en el crepúsculo confuso de una alborada oriental, pondría a  prueba en cualquiera circunstancia a la mayor parte de las mujeres. Pero visitar el sepulcro de uno que había sido ejecutado como un malhechor, y levantarse  tan de mañana para tributar honores a quien su nación había despreciado, era en verdad mucha valentía. Sin embargo, estos son los actos que muestran la  diferencia que hay entre la fe débil y la fuerte, entre un amor débil hacia Cristo y otro que fue intenso. Estas santas mujeres habían probado lo que es la  misericordia y el perdón de nuestro Señor. Sus corazones rebosaban de gratitud hacia El por la luz, la esperanza, el consuelo, y la paz que les había dado. Con  gusto querían exponerse a todas las consecuencias al manifestar su efecto a su Salvador. Cuanta verdad en estas palabras del Cnt 8;6-7 :

 6  Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo;

 Porque fuerte es como la muerte el amor;

 Duros como el Seol los celos;

 Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama.

7  Las muchas aguas no podrán apagar el amor,

 Ni lo ahogarán los ríos.

 Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor,

 De cierto lo menospreciarían

¿Por qué es que encontramos tan poco de ese amor intenso a Jesús entre los cristianos del día de hoy? ¿Cómo es que raras veces vemos santos que arrostren cualquier  peligro, y que por amor de Cristo atraviesen fuego y agua? No hay más que una respuesta. La causa de ella es la fe débil que tanto prevalece en la actualidad, y la falta de convicción de lo mucho que debemos a Cristo. El sentir débilmente la enormidad de nuestros pecados nos hará siempre tener en poco el valor de la salvación.

El no apreciar en lo que realmente es la deuda que tenemos contraída con Dios trae por consecuencia a valorar muy bajo lo que debemos por nuestra  redención. El hombre que reconoce lo mucho que se le ha perdonado es el que ama mucho. "A quien poco se le perdona, ese ama poco "  Luc_7:47

Este sepulcro era doble. La parte interior de él fue en donde depositaron el cuerpo del Hijo de Dios, y la que José había cerrado con una grande piedra; y así el ángel del Señor estaba sentado fuera sobre esta piedra, después de haberla quitado de la entrada del sepulcro interior; y por esto dijo a estas santas mujeres:   Mat 28;5-6 Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. 6  No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.  

Parafraseando lo que les dijo el ángel del Señor: “Venid, ved el lugar en que el Señor fue puesto; esto es, acercaos a ver en el sepulcro interior, y veréis que ya no está allí”. ” No temáis vosotras; como si dijera: Teman y queden aterrados los que pretenden oscurecer la gloria de la resurrección de mi Señor; mas vosotras no tenéis por qué asustaros, ni por qué temer. Sé, que ansiosas de manifestarle vuestro amor, venís aquí buscando al que ha sido crucificado, para ungir su cuerpo, y embalsamarlo.

Nuestro Señor Jesús podría haber quitado la piedra por su poder, pero optó por hacerlo por medio de un ángel. (Mt 28,2 Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella.):  

Y no debemos sorprendernos de que se dé tanta importancia al acontecimiento de la resurrección de Jesús, puesto que es la prueba más concluyente de que el Cristo satisfizo la deuda  que se propuso pagar por nosotros; que libró la batalla que había de librarnos del infierno; y que ha sido aceptado como Sustituto nuestro por el Padre  celestial. Si nunca hubiera salido del sepulcro frió, ¿qué seguridad tendríamos de que se habría pagado nuestro rescate? 1Co_15:17y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.. Si nunca se hubiera  levantado después del conflicto con el postrer enemigo, ¿qué certeza tendríamos de que había vencido a la muerte y al demonio? Heb_2:14Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,. Pero, a Dios  gracias, no se nos ha dejado en duda. Los creyentes pueden con confianza decir como Pablo: " ¿Quién es el que nos condena? Cristo es el que murió: antes el  que también resucitó." Rom_8:34. Muy agradecidos debemos sentirnos de que esta sublime verdad de nuestra religión haya sido probada con tanta claridad.

La resurrección de nuestro Señor es un tipo, a la vez que garantía, de la resurrección de los creyentes. El sepulcro no pudo detenerlo a Él después del tiempo señalado, y lo mismo sucederá con nosotros. Un ángel fue el testigo de su resurrección, y los ángeles serán los mensajeros que reunirán a los creyentes cuando  resuciten. Él se levantó con un cuerpo glorificado, y sin embargo real y material, y de la misma manera sus discípulos resucitarán con cuerpos gloriosos,  aunque físicos.

Observemos, finalmente, el benigno mensaje que el Señor envió a sus discípulos después de la resurrección. Habiéndose aparecido en persona a las mujeres  que habían ido a tributar honras a su cuerpo, lo primero de que pensó fue de su pequeño rebaño. Les recomendó a aquellas que fuesen a contar a los hermanos  lo que había sucedido. "Id," les dijo, "dad las nuevas a mis hermanos... Pero  el mensaje no es dirigido a los once apóstoles en general; esto solo, después de su deserción reciente cuando abandonaron a su Maestro, hubiera sido un acto  lleno de bondad; pero menciona especial mente por su nombre a Simón Pedro que había negado a su Señor tres veces. Pedro que había pecado especialmente,  es marcado también de una manera particular. En esa manifestación de su gracia no había excepciones; todos serian perdonados; todos volverían a entrar en su  gracia, y Simón Pedro lo mismo que todos los demás.

Bien podemos decir cuando leemos palabras como estas, "que así no es como el hombre se maneja." Nuestras opiniones respecto a religión no son en ningún  particular tan mezquinas, tan miserables y tan contraídas como en todo lo que se refiere a la disposición extraordinaria de Dios a perdonar a los pecadores  arrepentidos. Lo juzgamos igual a nosotros, olvidando que: ¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. Mic_7:18.

No concluyamos de meditar sobre este pasaje sin determinarnos a abrir la puerta de la misericordia de par en par a los  pecadores, siempre que hablemos del Evangelio de Cristo o que lo enseñemos; así como también con la firme resolución de no ser  nunca implacables con nuestros prójimos. Si Cristo está tan dispuesto a perdonar, nosotros debemos estar también 

Hay algo muy conmovedor en esas palabras, "mis hermanos." Débiles, frágiles y pecadores como eran los discípulos, Jesús  los llamó " hermanos." Les consoló como José lo hizo con los hermanos que lo habían vendido, diciéndoles: "Soy José  vuestro hermano." Aunque estaba rodeado de gloria, aunque acababa de Vencer a la muerte, el infierno y el sepulcro, el  Hijo del hombre era aún "manso y humilde de corazón...

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