} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS Capítulo 6; 27-36

domingo, 26 de diciembre de 2021

EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS Capítulo 6; 27-36


Capítulo 6; 27-36

 27  Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen;

 28  bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.

 29  Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues.

 30  A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva.

 31  Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos.

 32  Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman.

 33  Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo.

 34  Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto.

 35  Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos.

 36  Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.  

 

        No hay mandamiento de Jesús que haya causado tanta discusión y polémica como el de amar a nuestros enemigos. Antes de cumplirlo tenemos que ser capaces de entenderlo. Sólo aquéllos en quien el Espíritu permanece y están sometidos a Su llamado pueden entender estas verdades espirituales porque son distintos del mundo.

Toda la sección de los IMPERATIVOS se trata de una actitud de amor sacrificial, que lo da todo. ¿Cómo deben hacerlo los creyentes?

1. Haz el bien a los que te odian (v. 27)

2. Bendigan a los que les maldigan (v. 28)

3. Oren por los que les maltratan (v. 28)

4. Pongan la otra mejílla (v. 29)

5. Regalen su ropa (v. 29)

6. Den a todo el que pida (v. 30)

Esto debe hacerse aún frente al abuso de otros. Actuamos así porque somos de Cristo, no por cómo nos tratan. Nuestro testimonio de amor sacrificial y desinteresado es aún más poderoso frente a situaciones de abuso.

La presentación de Lucas del Sermón de Jesús trata de cuestiones sociales y preocupaciones actuales. Así como el comportamiento de los creyentes es crucial para el cumplimiento de los propósitos de la Iglesia (Lucas 24:47 y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.; Mateo 28:18-20; Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19  Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20  enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Hechos 1:8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra ).

En griego hay tres palabras que se traducen por amar. Es un término en la Biblia que es traducción de varios otros. En hebreo, en el AT, tenemos los siguientes:

(a) «ahabah», relacionado con el verbo «aheb». Se usa: del amor de Jacob por Raquel (Gen_29:20); del amor de David hacia Jonatán (2Sa_:26); del amor de Amnón hacia Tamar; del amor hacia los semejantes, pagado con odio (Salm_109:4, 5); del amor del esposo hacia la esposa (Pro_5:19); del efecto del amor en las relaciones humanas (Pro_10:12); del amor de Jehová hacia Su pueblo (Jer_31:3; Hos_3:1; Sof. 3:17)

 (2) «ohabim», de actos de amor (Pro_8:18); (3) «dod», como el anterior (Pro_7:18; Son_1:2, 4; 4:10, etc.; Eze_23:17).

En el NT se traduce «amor» un término griego, «agapë». La palabra «eros», que no se usa en el NT, conllevaba siempre la idea, en mayor o menor intensidad, de deseo y de avidez. Con «agapë» se designa el amor de origen divino: del Padre al Hijo (Jn_3:35, donde se usa el verbo relacionado, «agapaõ»), de Dios al mundo (Jn_3:16, igual observación que en el caso anterior), o de Dios a los creyentes (Rom_5:5), o el amor de Dios en nosotros, obrando hacia los demás (2Co_5:14), dándose en 1Co_13el más completo conjunto de cualidades de este amor.

 Con el vocablo «philanthropia» se designa el amor dirigido al hombre (Tit. 3:4). Más exactamente se usa la forma verbal, designando la acción. A este respecto, es digno resaltar que la primera mención de amor en la Biblia es el amor de padre a hijo (Gen_22:2), de Abraham a Isaac; la segunda mención es el amor del esposo hacia la esposa (Gen_24:67), de Isaac a Rebeca. Estos dos amores son dos hermosos tipos del amor: (a) del Padre hacia el Hijo (Jn_3:35), y (b) del Hijo hacia Su Iglesia (Efes_5:25).

Una afirmación fundamental en las Escrituras es que Dios es amor. No se trata meramente de uno de Sus atributos, sino que la misma esencia de Su ser es amor. De ahí que el pecado tenga como consecuencia división, separación, alienación. De ahí también el énfasis en centrar el comportamiento humano en el amor a Dios y al prójimo (Mat_22:34-40; Mar_12:28-33). Este amor, para ser genuino, tiene que estar fundamentado ante todo en una relación genuina con Dios, y tiene que provenir del mismo Dios; las imitaciones no son válidas (1Co_13:3). Solamente puede surgir de una relación viva con Dios ya conocido por medio de Jesucristo (Efes_3:14-21con Efes_5:1-2). Todo lo que no surja de una relación vital con Dios no es el amor «agapë» descrito en 1Co_13, sino el efecto meramente natural.

Así podemos decir:

 (i) La ética cristiana es positiva. No consiste tanto en no hacer cosas, sino en hacerlas. Jesús nos ha dado la Regla de Oro que nos manda hacer a los demás lo que quisiéramos que ellos nos hicieran a nosotros. Esta regla aparece en muchos escritores de muchos credos, pero en la forma negativa. Cierto hombre le pidió a Hillel, uno de los más grandes rabinos judíos, que le enseñara toda la ley en el tiempo que él pudiera mantenerse sobre una sola pierna. Y Hillel le contestó: "Lo que no quieras para ti, no se lo hagas a otro. Esa es toda la ley, y lo demás es comentario.» Filón, el gran filósofo judío de Alejandría, dijo: «Lo que no te gustaría sufrir, no se lo hagas a nadie.» El orador griego Sócrates, dijo: «Las cosas que te enfada sufrir a manos de otros, no se las hagas tú a ellos.» Una de las reglas básicas de los estoicos era: "Lo que no quieres que te hagan a ti, no se lo hagas a otros.» Una vez le preguntaron a Confucio: "¿Hay alguna palabra que le pueda servir a uno de regla de conducta para toda la vida?» Y él respondió: "¿No crees que esa palabra podría ser «Reciprocidad»? Lo que no quieres que te hagan, no se lo hagas a nadie.»

Todas estas formulaciones son negativas. No es excesivamente difícil guardarnos de tales acciones; pero es una cosa muy distinta el apartarnos de nuestro camino para hacerles a los demás lo que quisiéramos que nos hicieran a nosotros. La verdadera esencia de la conducta cristiana consiste, no en abstenernos de cosas malas, sino en hacer cosas buenas.

(ii) La ética cristiana se basa en la gracia. Jesús describe las maneras normales de la conducta sensata, y las califica diciendo que «eso no tiene ninguna gracia». A menudo la gente pretende ser tan buena como los demás. Es probable que lo sea; pero la pregunta de Jesús es: "¿Cuánto mejor eres tú que la mayoría?» No es con los prójimos con los que nos tenemos que comparar; así tal vez mereceríamos el aprobado; es con Dios con quien nos tenemos que comparar, y ahí no merecemos más que el suspenso.

(iii) ¿Cuál es la razón suprema de la conducta cristiana? Que nos hace semejantes a Dios, porque así es como Él actúa. Dios les manda su lluvia a los justos y a los injustos; es bueno con el que le produce alegría, lo mismo que con el que le hiere el corazón. El amor de Dios abraza por igual al santo y al pecador. Ese es el amor que debemos imitar; si de veras procuramos todo lo mejor hasta para nuestros enemigos, seremos de veras hijos de Dios.

 Si ofenden a los creyentes y éstos tratan de vengarse por sí mismos, pierden la bendición, el gozo y el contentamiento. El enojo, el odio y otras emociones carnales pueden robar a los creyentes la paz y el contentamiento. También pueden abrir una puerta espiritual para los ataques de Satanás. Debemos dar nuestro dolor a Dios. Con frecuencia nuestro amor rompe las barreras y provee de oportunidades para testificar (Romanos 12:14-21 Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. 15  Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. 16  Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.17  No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. 18  Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. 19  No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. 20  Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. 21  No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.  ). ¡Nuestro perdón libera en nosotros el gozo y la culpabilidad en el abusador!

No hay comentarios:

Publicar un comentario