} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS Capítulo 1; 67-80

sábado, 4 de diciembre de 2021

EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS Capítulo 1; 67-80

 Capítulo 1; 67-80

67  Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo:

68  Bendito el Señor Dios de Israel,

 Que ha visitado y redimido a su pueblo, 

69  Y nos levantó un poderoso Salvador

 En la casa de David su siervo, 

70  Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio; 

71  Salvación de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos aborrecieron; 

72  Para hacer misericordia con nuestros padres,

 Y acordarse de su santo pacto; 

73  Del juramento que hizo a Abraham nuestro padre,

 Que nos había de conceder 

74  Que, librados de nuestros enemigos,

 Sin temor le serviríamos 

75  En santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días. 

76  Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado;

 Porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos;

77  Para dar conocimiento de salvación a su pueblo,

 Para perdón de sus pecados, 

78  Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

 Con que nos visitó desde lo alto la aurora, 

79  Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte;

 Para encaminar nuestros pies por camino de paz.

80  Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.

 

 

 

 

          Otra alabanza llama nuestra atención en estos versículos. Hemos leído la acción de gracias de María, la madre de nuestro Señor. Leamos ahora la  acción de gracias de Zacarías, el padre de Juan el Bautista. Hemos oído qué alabanzas salieron de los labios de la Virgen de Judá, con motivo de la primera  venida de Cristo. Oigamos ahora que alabanza pronunció con el mismo motivo un sacerdote anciano. Zacarías tuvo una gran visión de la misión de su hijo. Le reconoció como el profeta y precursor que había de preparar el camino del Señor. Todos los judíos devotos esperaban y anhelaban el día en que había de venir el Mesías, el Rey ungido por Dios. La mayor parte de ellos creían que, antes de que viniera, un precursor anunciaría su llegada y le prepararía el camino. La creencia más general era que Elías volvería a la Tierra con esta misión (Mal_4:5 He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.). Zacarías vio en su hijo al que prepararía el camino para el Rey ungido por Dios. Zacarías, el padre de Juan el Bautista, agradeció al “Señor, Dios de Israel” por enviar a Su Mesías prometido. El ministerio de preparación de Juan tuvo un triple propósito:

1. Para enfatizar el sentido espiritual de la necesidad ( bautismo de arrepentimiento)

2. Para dar a conocer la salvación (arrepentimiento y fe) producto de la misericordia de Dios a través de su Mesías, como la provisión de la pronta venida del Señor (Lucas 1:15 porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre.)

3. Tener la vista puesta en Jesús (Juan 1:29-37). Juan no podía traer la salvación por medio del perdón de pecados, pero apunta hacia alguien que sí puede y lo hará –Jesús de Nazaret-.

En esta misma sección, también aparecen en un Salmo de agradecimiento a YHWH por la salvación que trajo en Su Mesías.

Estos versículos  nos dan una gran descripción del camino del Evangelio:

(i) La preparación. Todo en la vida es una preparación que nos conduce a Cristo. Cuando Walter Scott era joven, su sueño era ser soldado. Pero tuvo un accidente que le dejó ligeramente cojo, por lo que tuvo que renunciar a ese sueño. Se aficionó a leer viejas historias y novelas escocesas, y así llegó a ser uno de los más grandes novelistas de la literatura universal.   En la vida Dios está haciendo que todo contribuya a llevarnos a Cristo.

(ii) El conocimiento. La pura verdad es que nadie sabía cómo es Dios hasta que vino Jesús a decírnoslo. Los griegos hablaban de un dios impasible, por encima de la alegría y del dolor, observando a los humanos con tranquila indiferencia. No se esperaba su ayuda. Los judíos tenían un Dios exigente, que imponía una ley y cuya función era la del juez. Aquello no producía más que terror. Jesús vino para decirnos que Dios es amor, y la gente sólo podía decir con sorpresa y encanto: "¡Nunca nos habríamos imaginado que Dios era así!» Uno de los grandes propósitos de la Encarnación fue traer a la humanidad el conocimiento de Dios.

(iii) El perdón. Una cosa debemos tener clara a este respecto: no se trata tanto de remitir el castigo como de restablecer la relación. Nada nos puede librar de ciertas consecuencias de nuestros pecados. No se puede retrasar el reloj, pero el alejamiento de Dios se convierte en amistad, el Dios distante se hace cercano, y el Dios temido es ahora el Dios que nos ama.

(iv) Andar por los caminos de la paz. Paz en hebreo no quiere decir solamente ausencia de guerra, sino todo lo que comprende el sumo bien del hombre. Y por medio de Cristo se le capacita al hombre- para andar por los caminos que conducen a todo lo que significa vida, y ya no a todo lo que significa muerte.

Debemos notar, en este himno de alabanza, cuanta importancia da Zacarías al cumplimiento de las promesas de Dice que Dios " visitó e  hizo redención a su pueblo "--habla de ello al estilo de los profetas como cosa ya ejecutada; porque su verificación es segura. Continúa proclamando por  medio de quien se ha de llevar a cabo esta redención--por medio de "un cuerno de salvación "--un Salvador poderoso de la casa de David. Y después  añade, que todo está hecho " como El habló por boca de sus santos profetas--para cumplir la misericordia prometida--acordándose de su santo  concierto del juramento que juró a Abraham nuestro Padre.

Es claro que las almas de los creyentes del Antiguo Testamento, se alimentaban mucho de las promesas de Dios. Estaban obligados a "caminar" por la fe  mucho más que nosotros. Nada sabían de los grandes hechos que nosotros conocemos, concernientes a la vida, muerte y resurrección de Cristo. Divisaban  la redención en el porvenir como cosa esperada, no vista y el único apoyo de su esperanza era la palabra de Dios. Su fe bien puede ruborizarnos, muy lejos  de tener en menos a los creyentes del Antiguo Testamento, como algunos se inclinan a hacerlo, debemos admirarnos de que fueran lo que fueron.

Aprendamos a confiar en las promesas y a asirnos de ellas como lo hizo Zacarías. No dudemos que toda promesa de Dios hecha a su pueblo con referencia a  los acontecimientos futuros, se cumplirán con tanta segundad, como toda palabra ya cumplida en los sucesos pasados. La promesa hace infalible el  cumplimiento. El mundo, la carne y el demonio, jamás prevalecerán contra ninguno de los creyentes. Su absolución en el último día está asegurada con  promesa. No serán condenados, antes bien se les presentará inmaculados ante el trono del Padre. Su gloria final está también asegurada con promesa. Es tan  seguro que su Salvador vendrá la segunda vez a congregar a Sus santos y darles la corona de rectitud, como lo es que vino la primera. Fiémonos firmemente  de estas promesas. Jamás resultarán ser falsas. Dios nunca olvida su palabra. Él no es hombre para mentir. En cada promesa hay un sello que nunca vio  Zacarías: el de la sangre de Cristo que nos garantiza que lo que Dios ha prometido se cumplirá.

Debemos notar en este himno qué ideas tan claras tenia Zacarías respecto del reino de Cristo. Él habla de "salvación de manos de los  enemigos," como si pensase en un reino temporal, y en un libertador temporal que pusiese término al dominio gentil. Más no se detiene en este punto. Afirma  que el del Mesías es un reino en que su pueblo ha de "servirle sin temor, en santidad y justicia delante de él." Este reino, aseguró él, estaba próximo. Los  profetas habían predicho hacía mucho tiempo que se establecería algún día. En el nacimiento de su hijo Juan el Bautista, y el advenimiento cercano de Cristo,  Zacarías veía con certeza la proximidad del reino.

Con la predicación del Evangelio se fundaron las bases de este reino del Mesías. Desde entonces el Señor Jesús ha estado incesantemente reuniendo súbditos  de un mundo depravado. El complemento total del reino es un acontecimiento aún por venir. Los santos del Altísimo tendrán algún día dominio absoluto. El  reino del Evangelio aún ha de extenderse por toda la tierra. Mas ya sea en su estado completo o no, los súbditos del reino son siempre del mismo carácter: “Sirven a Dios sin temor;" sirven a Dios "con santidad y justicia...

Hagamos cuanto esté a nuestro alcance para pertenecer al número de los súbditos de este reino. Pequeño como parece ahora, un día vendrá a ser grande y  glorioso. Los hombres que han servido a Dios con "santidad y justicia" verán algún día que todo les será sometido. Bajo sus plantas serán puestos todos los  enemigos, y reinarán para siempre en ese cielo y en esa tierra nueva, en los cuales mora la justicia.

Finalmente, debemos notar cuan claras eran las ideas que respecto de las doctrinas de la religión tenia Zacarías. Concluye su himno de alabanza dirigiéndose a  su hijo recién nacido, Juan Bautista. Predice que el niño "irá delante de la faz" del Mesías, y "dando ciencia de salvación, “de una salvación que El (el Mesías)  está al introducir--salvación que es toda de gracia y misericordia--y que trae consigo, "perdón de los pecados," "luz," y "paz...

Concluyamos el capítulo examinando lo que sabemos de estos tres bienes. ¿Sabemos algo del perdón? ¿Hemos tornado de las tinieblas a la luz? ¿Hemos  gustado el gozo de la paz con Dios? Estas, en fin, son las realidades del Cristianismo. Estas son las cosas, sin las cuales     no pueden salvar una sola alma. No estemos tranquilos hasta que por experiencia propia nos sean conocidas. La misericordia y la gracia las han  preparado. La misericordia y la gracia las concederán a todos los que las imploren en nombre de Cristo. No estemos tranquilos hasta que el Espíritu Santo  testifique a nuestro espíritu que nuestros pecados han sido perdonados--que hemos pasado de las tinieblas a la luz, y que actualmente caminamos en el  camino estrecho, en el camino de la paz.

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