} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS Capítulo 6; 12-19

sábado, 25 de diciembre de 2021

EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS Capítulo 6; 12-19


Capítulo 6; 12-19

  12  En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.

 13  Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles:

 14  a Simón, a quien también llamó Pedro, a Andrés su hermano, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé,

 15  Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Simón llamado Zelote,

 16  Judas hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que llegó a ser el traidor.      

 17  Y descendió con ellos, y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que había venido para oírle, y para ser sanados de sus enfermedades;

 18  y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos eran sanados.

 19  Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos.

 

           Lucas, más que cualquier otro escritor bíblico, enfatiza la vida de oración de Jesús  y sus enseñanzas sobre la oración. Jesús pasó toda la noche en oración antes de escoger a sus doce discípulos especiales para que lo representaran posteriormente. Hubo mucha gente que siguió a Jesús, hombre y mujeres, ancianos y jóvenes. He aquí la tensión entre la predestinación (el Padre) y la voluntad humana (Jesús). Jesús, lleno del Espíritu, la deidad encarnada, aún necesitaba orar. ¡Judas fue uno de los escogidos tras haber orado! Aquí vemos a Jesús eligiendo a sus hombres. Es interesante y provechoso entender por qué los escogió, porque Él sigue queriendo y necesitando hombres.

(i) Marcos 3:14 Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar,  nos dice que los escogió para que estuvieran con Él. Esto quiere decir dos cosas.

(a) Los escogió para que fueran sus amigos. Es maravilloso que Jesús necesitara amistad humana. Pertenece a la esencia misma de la fe cristiana el que podamos decir con toda reverencia y humildad que Dios no puede ser feliz sin los hombres. Precisamente porque es Padre, tiene un lugar vacío en el corazón hasta que el último hombre haya vuelto a casa.

(b) Jesús sabía que se acercaba el fin de su vida en la Tierra. Si hubiera vivido en otro tiempo, tal vez habría escrito un libro que hubiera llevado su enseñanza por todo el mundo. Pero, cuando Él vivió, escogió a esos hombres para escribir en ellos su mensaje. Serían sus libros vivos. Estarían en su compañía para poder llevar su mensaje a todos los hombres algún día.

(ii) Jesús los escogió entre sus discípulos. Discípulo quiere decir aprendiz. Tenían que ser de los que siempre estaban aprendiendo más y más de Él. Un cristiano es una persona que se pasa toda la vida aprendiendo del Señor al que verá cara a cara algún día, y entonces le conocerá como ahora el Señor le conoce a él.

(iii) Jesús escogió a sus hombres para que fueran sus apóstoles. La palabra griega apóstolos quiere decir alguien a quien se envía. Se puede referir a un mensajero o embajador. Los apóstoles iban a ser los embajadores de Jesús al mundo. El embajador es alguien que representa a su país en el extranjero. El cristiano es enviado como embajador de Cristo, no sólo con sus palabras, sino con sus obras y con toda su vida.

De los Doce mismos tenemos que decir dos cosas.

(i) Eran simplemente hombres corrientes. Ninguno era rico, ni famoso, ni influyente; no habían recibido unos estudios especiales. Eran sencillamente gente corriente. Es como si Jesús hubiera dicho: «Dadme doce personas corrientes, y cambiaré el mundo.» La obra de Jesús no está en las manos de los que el mundo llama grandes hombres, sino en las de gente corriente, como nosotros.

(ii) Eran una mezcla extraña. Fijémonos en dos de ellos: Mateo era recaudador de impuestos, es decir, un traidor y renegado; Simón era un celota, y los celota eran nacionalistas fanáticos que habían jurado asesinar a todos los traidores y Romanos que pudieran. Es uno de los milagros del poder de Cristo que el publicano Mateo y el celota Simón pudieron vivir en paz en la compañía del grupo apostólico. Cuando se es cristiano de veras, las personas más diferentes y divergentes pueden vivir en paz. Se decía de Gilbert Chesterton y de su hermano Cecil, que «siempre estaban discutiendo, pero no se peleaban nunca». Solamente en Cristo podemos resolver el problema de vivir juntos; porque hasta los caracteres más opuestos pueden estar unidos en su amor. Si de veras le amamos, nos amaremos unos a otros.

Desde las alturas, Jesús volvió a la llanura donde la gente podría escucharlo más fácilmente cuando se agolpaban desde todos los alrededores de Galilea. Pueden haber sido atraídos especialmente por su poder sanador, pero Jesús aprovechó la oportunidad para enseñarles.

Al contar la historia en este orden (en contraste con Marcos, donde el llamamiento de los doce sigue a este párrafo), Lucas muestra que había una multitud importante lista para oír el sermón siguiente  y que no era dirigido sólo a los doce.

Vinieron a ser curados por Él y los sanó. Hay gracia plena y virtud sanadora en Cristo, dispuestas a salir de Él, que bastan para todos, y bastan para cada uno. Los hombres consideran que las enfermedades del cuerpo son males más grandes que los del alma; pero la Escritura nos enseña en forma diferente. Una vez conocido el poder sanador de Jesús, las multitudes se reunían solo para tocarlo. Para muchos, llegó a ser un símbolo de buena fortuna, un amuleto de suerte o un mago. En lugar de desear el perdón de Dios y su amor, buscaban sanidad física o un cambio para que se vieran acciones espectaculares. Algunas personas todavía ven en Dios a un mago cósmico y oran solo para mitigar su dolor o lograr que manifieste sus trucos. Pero Dios no es un mago, es el Maestro. La oración no es una forma para controlarlo, sino un medio para ponernos bajo su control.

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