} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS Capítulo 5; 33-39

viernes, 24 de diciembre de 2021

EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS Capítulo 5; 33-39

 Capítulo 5; 33-39

 33  Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben?

 34  Él les dijo: ¿Podéis acaso hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos?

 35  Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días ayunarán.

 36  Les dijo también una parábola: Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo; pues si lo hace, no solamente rompe el nuevo, sino que el remiendo sacado de él no armoniza con el viejo.

 37  Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán.

 38  Mas el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar; y lo uno y lo otro se conservan.

 39  Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor.

 

           Los religiosos tienen una pasión por lo antiguo. Nada se mueve más despacio que una iglesia. El problema de los fariseos era que todo lo de Jesús era tan absolutamente nuevo que, sencillamente, no lo podían asimilar. Lo que sorprendía y escandalizaba a los escribas y fariseos era que los seguidores de Jesús fueran tan normales.   El judío religioso tenía la idea -que no ha muerto todavía del todo- de que para ser religioso uno tenía que pasárselo mal.

Habían sistematizado las observancias religiosas. Ayunaban los lunes y los jueves; y a menudo se enlucían la cara para que uno no pudiera por menos de darse cuenta de que estaban ayunando. Es verdad que eso del ayuno no era tan riguroso; porque duraba sólo desde la salida hasta la puesta del sol, y antes y después se  podía tomar alimento. Se trataba de llamar la atención de Dios hacia el que ayunaba. A veces hasta lo consideraban un sacrificio: al ayunar, uno le estaba ofreciendo a Dios nada menos  que su cuerpo. Y la oración también estaba reglamentada: se hacía a las 12 del mediodía, a las 3 y a las 6 de la tarde.

Jesús estaba totalmente en contra de una religión así, y lo explica con una imagen de la vida real. Cuando se casaba una pareja en Palestina,  no se iban a otro sitio a pasar la luna de miel, sino que se quedaban en casa y tenían invitados toda la  semana. Se ponían la mejor ropa que tenían; a veces, hasta se ponían coronas; esa semana eran los reyes, y su palabra era la ley. No volverían a tener una semana igual en toda una vida de trabajo. Y los invitados más íntimos se llamaban «los hijos de la cámara nupcial», con una expresión típicamente hebrea.

(i) Es sumamente significativo que Jesús comparara la vida cristiana con una fiesta de bodas. La alegría debe ser la primera  característica cristiana. Son demasiados los que creen que la religión los obliga a hacer todo lo que no quieren, y a no hacer lo que quieren. La risa se convierte en un pecado, en vez de -como la llamaba un famoso filósofo- «una gloria repentina.» No habéis visto congregaciones donde creen que rostros serios de mandíbulas apretadas aparentan espiritualidad, vienen siendo como aquellos que para ayunar se blanqueaban el rostro. Sus rostros impasibles han vuelto inmisericordes sus corazones, poniendo sumo cuidado al partir el pan, pero indolentes para partir los corazones con sus miradas.

(ii) Al mismo tiempo Jesús sabía que llegaría el día en que el novio les sería arrebatado. La muerte no le pilló desprevenido. La cruz siempre estaba a la vista; pero aun en el camino de la cruz no le faltó el gozo que nadie le podía quitar: el gozo de la presencia de Dios.

 (iii) La Ley mosaica sólo pedía ayunar un día una vez al año, el Día de la Expiación (Levítico 16). Ayunar dos veces por semana es un buen ejemplo del tradicionalismo exagerado (Zacarías 7-8). El ayuno pierde su valor espiritual cuando llega a ser un mandato y pretende llamar la atención sobre uno mismo (Mateo 6:16-18 cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 17  Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, 18  para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.).

La pregunta del verso 34 espera una respuesta negativa. Hay mucha imaginería involucrada en el concepto veterotestamentario del “esposo”. En el Antiguo Testamento, YHWH es el esposo de Israel. Sin embargo, nunca es un título mesiánico. En este contexto, Jesús es el esposo; y la Iglesia, la novia (Efesios 5:23-32).

En el verso 35 la frase “es quitado el esposo” se refiere a un tiempo de separación. Como intérpretes tenemos dos opciones: primero, podemos verlo como una metáfora cultural sobre el tiempo de gozo relacionado con la boda. ¡Nadie ayuna durante una boda! En segundo lugar, lo podemos ver como una parábola del período de Jesús en la tierra, y la crucifixión que se acerca. Marcos (quien escribió los sermones de Pedro, en Roma, y los desarrolló posteriormente en el primer Evangelio) debió conocer la implicación de estos términos plenos de metáforas (en el Judaísmo, el marido –novio- era una imagen, no del Mesías, sino del reino venidero de Dios). ¿Esto es una predicación sobre la muerte de Jesús? Claramente reveló su mesianismo y deidad a través de sus palabras y hechos (ej. los exorcismo, las sanidades, el perdón de pecados). Sus seguidores ayunarán de manera apropiada, no inapropiada.

Los paralelos de Marcos (2:21 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura.) y Mateo (9:16 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura.) nos ayudan a entender la parábola al explicarnos que el remiendo de un pedazo liso de tela no va a encogerse). El nuevo parche (Jesús y el evangelio) destruirá la tela vieja (Judaísmo). Sin embargo, se debe tener cuidado en cuanto a la naturaleza y extensión de esta flexibilidad. Es una condena a la interpretación literal de la tradición oral por parte del Judaísmo rabínico. ¡Qué Dios nos ayude!

A veces estamos más comprometidos con el legalismo y la tradición que con Dios (Isaías 29.13 Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado;). La parábola es un paralelo de Marcos 2:19-20 Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas ayunar mientras está con ellos el esposo? Entre tanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar. 20  Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces en aquellos días ayunarán.; Mateo 9:16-17   Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. 17  Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.

"…odres” Esto se refiere a una cabra que era despellejada de tal manera, que la piel podía ser usada como depósito de líquidos (Génesis 21:15 Y le faltó el agua del odre, y echó al muchacho debajo de un arbusto, Jueces 4:19 Y él le dijo: Te ruego me des de beber un poco de agua, pues tengo sed. Y ella abrió un odre de leche y le dio de beber, y le volvió a cubrir.     Josué 9: 13  Estos cueros de vino también los llenamos nuevos;  helos aquí ya rotos;  también estos nuestros vestidos y nuestros zapatos están ya viejos a causa de lo muy largo del camino.). Los cueros nuevos tenían cualidades elásticas. Cuando envejecía, el proceso de fermentación y la expansión del vino nuevo hacían que reventaran. El Judaísmo fue incapaz de asimilar las observaciones y correcciones de Jesús, por lo que estaba a punto de ser declarado nulo y vacío. ¡El Nuevo Pacto (Jeremías 31:31-34 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 34  Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado) ha llegado en Jesús! Nada puede seguir siendo lo mismo.

En este pasaje Jesús rechaza la mente cerrada y recomienda que no despreciemos lo nuevo sólo porque lo es.

(i) No debemos tener miedo a la libertad de pensamiento. Si creemos en el Espíritu Santo, debemos estar dispuestos para que Dios nos guíe a nuevas verdades. Fosdick pregunta en alguna parte: "¿Cómo estaría la medicina si los médicos no pudieran usar nada más que las medicinas y las técnicas que se conocían hace trescientos años?» Y sin embargo, nuestros parámetros doctrinales son mucho más antiguos. El que propone algo nuevo siempre tiene que luchar. A Galileo le tenían por hereje porque decía que la Tierra gira alrededor del Sol. Lister tuvo que luchar para que se aplicaran los antisépticos en las operaciones quirúrgicas. Simpson tuvo que arrostrar la oposición al uso del cloroformo. Tengamos cuidado con rechazar todo lo nuevo bíblico, porque podría querer decir que hemos perdido la elasticidad mental. No eludamos la aventura del pensamiento.

(ii) No debemos tener miedo de nuevos métodos. El que algo se haya hecho siempre puede que sea la mejor razón para dejar de hacerlo. El que algo no se ha hecho nunca puede que sea la mejor razón para intentarlo. No hay negocio que marche con métodos anticuados -y sin embargo la iglesia sigue intentándolo. Cualquier negocio que hubiera perdido tantos clientes como la iglesia habría tratado de renovarse hace mucho -pero la iglesia sigue rechazando todo lo nuevo fiel a la palabra de Dios.

 Hay un conservadurismo sabio y otro que no lo es. Tengamos cuidado de no ser tradicionalistas reaccionarios en el pensamiento o en la acción cuando debemos ser, como cristianos, intrépidos aventureros.

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