} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS Capítulo 15; 42-47

lunes, 13 de diciembre de 2021

EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS Capítulo 15; 42-47

 

 Capítulo 15; 42-47

Mar 15:42  Cuando llegó la noche, porque era la preparación, es decir, la víspera del día de reposo,[a]

Mar 15:43  José de Arimatea, miembro noble del concilio, que también esperaba el reino de Dios, vino y entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús.

Mar 15:44  Pilato se sorprendió de que ya hubiese muerto; y haciendo venir al centurión, le preguntó si ya estaba muerto.

Mar 15:45  E informado por el centurión, dio el cuerpo a José,

Mar 15:46  el cual compró una sábana, y quitándolo, lo envolvió en la sábana, y lo puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña, e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.

Mar 15:47  Y María Magdalena y María madre de José miraban dónde lo ponían.

 

             Jesús murió a las 3 de la tarde del viernes, y el día siguiente era sábado. Ya hemos visto que los días empezaban a las 6 de la tarde; por tanto, cuando Jesús murió ya era el tiempo de preparación para el sábado, y no había tiempo que perder, porque después de las 6 entraría en vigor la ley del sábado y no se podría hacer ningún trabajo.

José de Arimatea actuó con diligencia. Ocurría con frecuencia que los cuerpos de los condenados a muerte no se llevaban a enterrar, sino se bajaban de la cruz y se dejaban a merced de los buitres y los demás animales carroñeros. De hecho se ha sugerido que Gólgota puede que recibiera ese nombre porque estaba sembrado de calaveras de ejecutados. José se dirigió a Pilato. Sucedía a menudo que los crucificados tardaban días en morir, y Pilato se sorprendió de saber que Jesús ya había muerto, sólo seis horas después de ser crucificado. Pero, cuando comprobó los Hechos con el centurión, le dio a José el cuerpo de Jesús.

Así se cumple la profecía de Isaías 53:9. Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Mateo 27:57-60 57  Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también había sido discípulo de Jesús. 58  Este fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le diese el cuerpo. 59  Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, 60  y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; y después de hacer rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, se fue. Nos señala que era la tumba personal de José

La crucifixión era una muerte lenta y dolorosa. Que generalmente tomaba varios días. De vez en cuando, los soldados romanos proporcionaban agua o vino a los condenados no como un acto de misericordia, sino para prolongar su muerte. Sin embargo, en esta ocasión las víctimas debían morir rápidamente dentro del contexto de la Pascua y la proximidad del Día de Reposo, por lo que los soldados les quebraron las piernas a los dos criminales.

Esto fue así para que no pudiesen empujarse con las piernas y respirar adecuadamente, tras lo cual morían rápidamente. Sin embargo, Jesús ya había muerto, por lo cual no lo hicieron con él. Así se cumple la profecía (Juan 19:36, Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo citando Éxodo 12:46 Se comerá en una casa, y no llevarás de aquella carne fuera de ella, ni quebraréis hueso suyo.

José es un personaje evangélico sumamente interesante; y tal vez, como hemos dicho de Pedro en el momento de su debilidad, debamos revisar nuestro juicio acerca del discípulo secreto José de Arimatea.

Era peligroso ser identificado como amigo de un insurrecto crucificado. Como judío ortodoxo de su tiempo, José habría sido impuro ceremonialmente para celebrar la Pascua del Sábado por:

1. Haber entrado en casa de un gentil.

2. Haber tocado un cadáver

Sin embargo, pudo haber intentado hacer desaparecer la maldición de Deuteronomio 21:22-23. Si alguno hubiere cometido algún crimen digno de muerte, y lo hiciereis morir, y lo colgareis en un madero, 23  no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado; y no contaminarás tu tierra que Jehová tu Dios te da por heredad.

El término Arimatea significa “altura”, que aparentemente es otro nombre para la ciudad de Ramah, 11 kilómetros al noreste de Jerusalén

(i) Hay algo trágico acerca de José. Era miembro del Sanedrín, y sin embargo no tenemos la menor insinuación de que dijera ni una palabra a favor de Jesús o interviniera de alguna manera a Su favor. José es el hombre que Le prestó a Jesús una tumba después de muerto, pero que guardó silencio cuando estaba vivo. Es una de las tragedias más corrientes de la vida el que guardemos las coronas de flores y los elogios para los muertos, cuando habría sido infinitamente mejor darles algunas de estas flores y palabras de aprecio cuando todavía estaban vivos.

Jesús no fue enterrado en tierra, sino en la cripta familiar de José que fue cavada en piedra y donde había más lugares de entierro. Hubo muchas de éstas en Jerusalén.

 Era una piedra grande parecida a una piedra de moler la que cerraba la tumba. Por lo general, robaban las tumbas por lo cual eran selladas con una pesada piedra. El tamaño de la piedra indicaba que pertenecía a un hombre rico.

(ii) Bien puede ser que fuera por José por quien se llegara a saber cómo había sido el juicio de Jesús ante el Sanedrín. Por supuesto que ninguno de los discípulos estaba allí. La información debe de haber venido de algún miembro del Sanedrín, y es probable que ése fuera José. En ese caso hizo una contribución importante al relato evangélico. Pero también puede ser, a juzgar por el coraje que desplegó José en este pasaje, que no le faltara tampoco en el Sanedrín, y que el hecho de que no tengamos noticias de sus intervenciones en el juicio de Jesús fuera debido más bien a su discreta humildad.

(iii) En cualquier caso José fue uno de aquellos a quienes la Cruz movió aún más que la vida de Jesús. Cuando vio a Jesús vivo, sintió Su atracción, pero tal vez no llegó a comprometerse totalmente con Él; pero cuando vio a Jesús morir -y es de suponer que estuviera presente en la crucifixión- se le quebró el corazón de amor, y no dejó que ninguna actitud de prudencia le impidiera darse a conocer como amigo de Jesús cuando hasta Sus mismos discípulos estaban escondidos.

Primero el centurión, y después José. Es maravilloso lo pronto que empezaron a hacerse realidad las palabras de Jesús cuando dijo que cuando fuera levantado de la tierra atraería a Sí a todos los hombres (Jn_12:32 Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.).

Algunas de las mujeres vieron donde fue puesto Jesús, para poder ir después del día de reposo a ungir el cuerpo muerto porque no tuvieron tiempo de hacerlo antes. Se fijaron especialmente en el sepulcro de Cristo porque Él iba a levantarse de nuevo. El término significaba “ver con interés y atención. Querían asegurarse que Jesús estaba adecuadamente preparado para su entierro. Sin embargo, esto requirió de la presencia de dos testigos (Deuteronomio17:6 Por dicho de dos o de tres testigos morirá el que hubiere de morir; no morirá por el dicho de un solo testigo.; 19:15 No se tomará en cuenta a un solo testigo contra ninguno en cualquier delito ni en cualquier pecado, en relación con cualquiera ofensa cometida. Sólo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación.) que confirmaran el testimonio legal. ¡Jesús estaba muerto y no se equivocaron de tumba!

 

Cuando hablamos de la muerte de Jesús en la cruz para pagar por los pecados de la humanidad, muchos preguntan: ¿POR QUÉ JESUS TENIA QUE MORIR?

El problema

Todos hemos pecado y hemos desobedecido la ley de Dios. A causa de esto, estamos separados de Dios nuestro Creador. Separación de Dios significa muerte; pero no podemos hacer nada para reconciliarnos con El.

Por qué Jesús nos salva

Jesús no solo era hombre; sino el unigénito Hijo de Dios. Gracias a que nunca desobedeció a Dios y nunca pecó, puede ser puente entre el Dios sin pecado y la humanidad pecadora.

La solución

Jesús voluntariamente ofreció su vida y murió por nosotros en la cruz. Al hacerlo llevó sobre sí todas nuestras maldades y nos libró de las consecuencias del pecado (entre ellas el juicio de Dios y la muerte).


Los resultados

Jesús llevó nuestros pecados pasados, presentes y futuros sobre El para que tuviéramos vida nueva. Debido al perdón de toda nuestra mala conducta pecaminosa, quedamos reconciliados con Dios. Además, la resurrección de Jesús es prueba de que Dios aceptó su sacrificio por nosotros en la cruz y su resurrección ha venido a ser fuente de vida nueva para todo aquel que cree que Jesús es el Hijo de Dios. Todo aquel que cree en El tendrá esta vida nueva y vivirá junto a Él.

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