} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: PREDICAR EL EVANGELIO

miércoles, 16 de agosto de 2017

PREDICAR EL EVANGELIO

 Mateo 4:17 

“Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.”

Jesús supo que Le había llegado el momento de ponerse en campaña.
Fijémonos en lo que fue lo primero que hizo. Se marchó de Nazaret y puso su residencia en el pueblo de Cafernaún. Había una especie de finalidad simbólica en esa mudanza. En aquel momento Jesús se marchó de su casa para no volver a vivir en ella nunca más. Es como si se cerrara la puerta que dejaba atrás antes de abrir la que tenía delante. Era un corte limpio entre lo antiguo y lo nuevo. Se había terminado un capítulo y empezaba otro. A veces llegan a la vida esos momentos de decisión. Siempre es mejor recibirlos con un corte hasta quirúrgico que vacilar indecisamente entre dos cursos de acción.
Fijémonos adónde fue Jesús. Se fue a Galilea. Cuando Jesús se fue a Galilea para empezar Su misión y Su ministerio, Él sabía lo que estaba haciendo. Galilea era el distrito más septentrional de Palestina. Se extendía desde el río Litani, el antiguo Leontes, al Norte hasta la llanura de Esdrelón al Sur. Por el Oeste no llegaba hasta la costa del Mediterráneo, porque la banda costera estaba en posesión de los fenicios. Limitaba por el Nordeste con Siria, y su frontera oriental eran las aguas del Mar de Galilea. Galilea no era muy extensa; sólo ochenta kilómetros de Norte a Sur por cuarenta de Este a Oeste.
Pero, aunque fuera pequeña, Galilea estaba densamente poblada; era con mucho la región más fértil de Palestina; su fertilidad era fenomenal y proverbial. Había un dicho de que era más fácil criar una legión de olivos en Galilea que un chico en Judasa. Josefo, que fue en un tiempo gobernador de la provincia, dice: " Es rica por todas partes de suelo y pastos, produciendo todas las variedades de árboles e invitando por su productividad hasta a los que tienen menos interés en la agricultura; está toda labrada; no se deja ninguna parte en barbecho, y es. productiva en su totalidad.» En consecuencia, Galilea tenía una enorme población comparada con su tamaño. Josefo nos dice que había doscientos cuatro pueblos en ella, ninguno con menos de quince mil habitantes. Jesús empezó Su misión en la parte de Palestina donde había más personas que pudieran oírle; empezó Su obra en un área que hervía de gente a la que se podía proclamar el Evangelio.
Pero Galilea no era sólo un distrito populoso; sus habitantes tenían ciertas características. De todas las partes de Palestina, Galilea era la más abierta a las nuevas ideas. Josefo dice de los galileos: " Siempre les gustaban las innovaciones, y estaban dispuestos por naturaleza a los cambios, y alucinaban con las sediciones.» Siempre estaban dispuestos a seguir a un líder y empezar una insurrección. Eran notoriamente vivos de genio y dados a las peleas. Pero, a pesar de todo, eran de lo más caballerosos. «Los galileos -dice Josefo- no están nunca desprovistos de coraje." «La cobardía no fue nunca una característica de los galileos." «Les importaba más el honor que la ganancia.» Las características innatas de los galileos eran tales que los hacían tierra fértil para que se les predicara el Evangelio.
Su apertura a nuevas ideas se debía a ciertos hechos.
  El nombre de Galilea viene de la palabra hebrea Galil, que quiere decir círculo. El nombre completo de la zona era Galilea de los gentiles. La frase procedía del hecho de que Galilea estaba literalmente rodeada de gentiles. Por el Oeste, sus vecinos eran los fenicios. Por el Norte y el Este, los sirios. y hasta por el Sur estaba el territorio de los samaritanos. Galilea era de hecho la única parte de Palestina que estaría inevitablemente en contacto con influencias e ideas no judías. Galilea no tenía más remedio que estar abierta a nuevas ideas más que ninguna otra parte de Palestina.
  Por Galilea pasaban las grandes carreteras del mundo, como ya hemos visto cuando hablábamos del pueblo de Nazaret. El Camino del Mar iba de Damasco a Egipto y África pasando por Galilea. La carretera del Este que llegaba hasta las últimas fronteras pasaba por Galilea. El tráfico del mundo pasaba por Galilea. Allá lejos al Sur, Judea estaba remetida en una esquina, aislada y encerrada. Como se ha dicho muy bien, " Judea no está de camino a ninguna parte; Galilea está de camino a todas partes.» Judea podía erigir una valla para protegerse de todas las influencias extranjeras y de todas las nuevas ideas; Galilea nunca podría hacerlo. Era inevitable que llegaran las nuevas ideas a Galilea.
  La posición geográfica de Galilea había afectado su historia. Una y otra vez había sido invadida y conquistada, y las oleadas de extranjeros habían fluido a menudo sobre ella y algunas veces la habían inundado.
En sus orígenes había sido asignada a las tribus de Aser, Neftalí y Zabulón cuando los israelitas llegaron por primera vez a la tierra (Josué 9); pero estas tribus no habían tenido nunca un éxito total en expulsar a los habitantes nativos cananitas, y desde el principio Galilea tuvo una población mezclada. Más de una vez las invasiones extranjeras la habían barrido desde el Norte y el Este desde Siria, y en el siglo VIII a.C. los asirios la habían inundado totalmente, llevándose al exilio a la mayor parte de su población y asentando a extranjeros en su tierra. Inevitablemente esto produjo una considerable inyección de sangre extranjera en Galilea.
Desde el siglo VIII hasta el II a.C. había estado mayormente en manos gentiles. Cuando volvieron los judíos del exilio bajo Nehemías y Esdras, muchos de los galileos se mudaron al Sur para vivir en Jerusalén. En 164 a.C., Simón Macabeo persiguió a los asirios al Norte, echándolos de Galilea a su propia tierra; y en su viaje de vuelta se llevó consigo a Jerusalén el resto de los Galileos que quedaba.
La cosa más sorprendente de todas fue que el año 104 a.C. Aristóbulo reconquistó Galilea para la nación judía e hizo circuncidar a la fuerza a los habitantes de Galilea, haciéndolos así judíos quisieran que no. La historia había obligado a Galilea a abrir sus puertas a nuevos tipos de sangre y a nuevas ideas y a nuevas influencias.
Las características naturales de los galileos, y la preparación de la historia, habían hecho de Galilea el único lugar de toda Palestina donde un nuevo maestro con un nuevo mensaje tenía una oportunidad bien real de que le oyeran, y fue allí donde Jesús empezó Su misión y anunció por primera vez Su Mensaje.

  Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos  Daniel_2:44 se ha acercado.  Mateo_3:2.
 Mateo nos da un breve sumario del mensaje que proclamaba Jesús. La Reina-Valera dice que Jesús comenzó a predicar. La palabra predicar ha bajado de categoría en el mundo; se conecta en las mentes de muchas personas con el aburrimiento. La palabra en griego es kéryssein, que es la que se usa para la proclamación de un heraldo del rey. Kéryx es la palabra griega para heraldo y el heraldo era el que traía un mensaje directamente del rey.
Esta palabra nos comunica ciertas características de la predicación de Jesús, y éstas son las características que debería tener toda predicación.
  El heraldo tenía en su voz una nota de seguridad. No había la menor duda acerca de su mensaje; no venía con tal veces ni con puede que o probablemente; venía con un mensaje definitivo. La predicación es la proclamación de certezas, y nadie puede hacer que otros acepten como seguro lo que para él está en duda.
  El heraldo tenía en su voz una nota de autoridad. Hablaba en nombre del rey; establecía y anunciaba la ley del rey, la orden del rey, la decisión del rey.  La predicación, como se ha dicho, es la aplicación de la autoridad profética a la situación presente.
  El mensaje del heraldo procedía de una fuente más allá de sí mismo; procedía del rey. La predicación habla desde una fuente más allá del predicador. No es la expresión de las opiniones personales de un hombre; es la voz de Dios trasmitida al pueblo por medio de una persona. Era con la voz de Dios como Jesús hablaba a los hombres.
El mensaje de Jesús constaba de un mandamiento que era la consecuencia de una nueva situación. " ¡Arrepentíos!" -decía. «Volveos de vuestros propios caminos, y volved a Dios. Levantad vuestra mirada de la tierra y ponedla en el cielo. Cambiad el sentido de vuestra dirección, y dejad de alejaros de Dios y empezad a caminar hacia Dios.» Ese mandamiento había llegado a ser urgentemente necesario porque el Reinado de Dios estaba a punto de empezar. La eternidad había invadido el tiempo; Dios había invadido la Tierra en Jesucristo, y por tanto era de suprema importancia el escoger la dirección y el lado correctos.

 Este es el mandamiento más difícil de la Biblia. A veces predicadores animan al pueblo a obedecer al evangelio diciendo que “es sencillo y es fácil; sólo tienen que creer, arrepentirse, confesar y ser bautizados”, pero el arrepentirse no es fácil porque significa cambiar. El arrepentimiento significa cambio de mente, cambio de corazón, cambio de los pensamientos y propósitos que resultan en un cambio de vida. Los judíos no querían cambiar, pues confiaban en ser hijos de Abraham (Mateo_3:9), el pueblo escogido de Dios. Muchos paganos se arrepintieron (Hechos_19:19; 1Tesalonicenses_1:9-10), pero la mayoría no.
Hoy en día ¿cuántos católicos, evangélicos, testigos, adventistas, etc. quieren cambiar para obedecer al evangelio puro? ¿Cuántos mundanos quieren cambiar? ¿Cuántas personas con mal genio quieren cambiar? Nunca digamos que “es fácil” obedecer al evangelio. Jesús no dijo tal cosa. Más bien, El habló de la necesidad en algunos casos de cortar la mano derecha o sacar el ojo derecho (Mateo_5:29-30); habló de negarse a sí mismo (Mateo_16:24); habló de renunciar todo, aun la propia vida (Lucas_14:33).
            El concepto que el pueblo tenía del reino se muestra en Juan_6:15 (“Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo”). Aun los apóstoles tenían conceptos errados del reino (Mateo_18:1-3). Jesús dijo a Pilato que su reino no es de este mundo (Juan_18:36). En cuanto a los súbditos del reino de Cristo, el término reino se usa alternativamente con los términos iglesia, cuerpo, casa, templo y rebaño; es decir, el reino es espiritual. Los salvos son trasladados al reino (Colosenses_1:23), añadidos a la iglesia (Hechos_2:47) y bautizados en él un cuerpo (1Corintios_12:13).
El mensaje es el mismo hoy. Ser seguidor de Cristo significa apartarnos de nuestro egocentrismo, del dominio del "ego", y poner nuestra vida bajo la dirección de Cristo.


¡Maranatha!

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