} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 29 Agosto LA BUENA SEMILLA

martes, 29 de agosto de 2017

29 Agosto LA BUENA SEMILLA


1 Corintios 15; 54         
Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria”

    ¿Y cuándo será? Te preguntarás. Este gran cambio sucederá en el Día Final, cuando venga Cristo la segunda vez (Hebreos_9:28).
Este gran evento cumplirá lo que fue predicho en las Escrituras, porque “la Escritura no puede ser quebrantada” (Juan_10:35). Lo que Dios ha dicho tendrá su cumplimiento; Dios no miente (Tito_1:2).
En la resurrección de los muertos en el Día Final, ya no habrá más muerte porque los vivos ya habrán sido cambiados a la inmortalidad y los muertos habrán sido levantados de los muertos y también cambiados. Apocalipsis_20:14 (la muerte, y el Hades donde se recogen los espíritus sin cuerpo, serán lanzados al fuego. Ya no tendrán efecto sobre el hombre). La muerte habrá sido destruida. Cristo en la resurrección habrá dado al hombre la victoria sobre la muerte (Juan_11:25; 2Corintios_5:4). La muerte tiene “imperio” ahora (Hebreos_2:14), pero en aquel día ella será vencida.
Satanás parece ser el triunfador en el jardín de Edén (Génesis 3), y cuando Jesús murió en la cruz (Marcos_15:22-24). Pero Dios cambió la aparente victoria de Satanás en fracaso cuando Cristo resucitó de la muerte (Colosenses_2:15; Hebreos_2:14-15). Desde entonces la muerte ha dejado de ser una fuente de temor. Cristo la venció y un día lo haremos también. La muerte ha sido vencida y nuestra esperanza va más allá de la tumba.
Mientras no veamos a Dios nada más que en términos de ley de justicia, siempre nos veremos a nosotros mismos como criminales ante el tribunal, sin la menor esperanza de ser declarados inocentes. Pero eso es lo que Jesús vino a abolir. Vino a decirnos que Dios no es ley, sino amor; que no actúa por legalismo, sino por gracia; que vamos al encuentro, no de un juez, sino de un Padre que está esperando que Sus hijos vuelvan a casa. Para eso nos dio Jesús la victoria sobre la muerte, desterrando su temor con la maravilla del amor de Dios.

La vida cristiana no es fácil, pero la meta hace que valga la pena la lucha para llegar. «Para mí está fuera de toda duda que lo que se sufre en este mundo no tiene comparación con la gloria venidera que se ha de manifestar en nosotros» (Romanos_8:18)

1Corintios 15:22 

“Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.”

La muerte vino como resultado del pecado de Adán y Eva. En Romanos_5:12-21, Pablo explica por qué el pecado de Adán trajo pecado a todos, cómo la muerte y el pecado se esparcieron entre todos los seres humanos por causa del primer pecado, y el paralelo existente entre la muerte de Adán y la de Cristo.

Todos habían pecado en Adán y por tanto tenían condena de muerte. Con la venida de Cristo, aquella cadena se rompió: Cristo estaba libre de pecado, y conquistó a la muerte. Así como todos pecaron en Adán, así también todos pueden escapar del pecado en Cristo; y así como todos los seres humanos mueren en Adán, así todos conquistan la muerte en Cristo. Nuestra unidad con Cristo es tan real como nuestra unidad con Adán, y destruye las malas consecuencias de esta. Así es que tenemos dos series de hechos opuestos. En la primera tenemos: Adán-pecado-muerte. En la segunda: Cristo-bondad-vida. Y así como todos nos vimos involucrados en el pecado del primer hombre, así también lo estamos en la victoria del que ha re-creado a la humanidad. Sea cual fuere nuestro parecer de esa manera de pensar hoy, era convincente para los que la escuchaban entonces; y un hecho está fuera de toda duda: que con Jesucristo ha venido al mundo el único poder que libra del pecado y de la muerte.
En conexión con el Adán histórico todos mueren, y en conexión con el Cristo histórico todos seremos resucitados en el día final. Todo el mundo va a experimentar los dos eventos.
            Ahora, para una dada persona, que la resurrección en el día final sea a la vida eterna, o sea a la de condenación, depende de haber obedecido al evangelio de Jesús, o no.   No obstante éste no es el punto de énfasis de Pablo en esta sección. Todos seremos resucitados; a qué destino final es otra cuestión.


¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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