} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 18 Agosto LA BUENA SEMILLA

viernes, 18 de agosto de 2017

18 Agosto LA BUENA SEMILLA


Hebreos 4; 13

Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.”

   Dios no puede ser engañado. Su Palabra penetra hasta las partes más interiores del ser humano y nada se esconde. Nos conviene, pues, ejercer cuidado espiritual y continuar en la fe, en lugar de apostatar. Como es poderosa la Palabra para juzgar, también la es para prever y penetrar con omnisciencia. La aplicación de este versículo es que es imposible que el hombre se esconda de Dios y del escrutinio de su Palabra. Recuerdan al lector de lo serio del caso, pues toda incredulidad y resistencia a la Voluntad de Dios es cosa bien sabida por Él y no escapará de su juicio y castigo.
Nada puede ocultarse de Dios. El ve todo lo que hacemos y tiene conocimiento de todo lo que pensamos. Aun cuando estemos pasando por alto su presencia, El está allí. Cuando procuramos ocultarnos de Dios, El nos ve. No podemos tener secretos para El. Es consolador saber que, aunque nos conoce íntimamente, sigue amándonos.

Efesios 4; 25

“Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.”

Mentirle a otro quebranta la unidad, crea conflicto y destruye la confianza. Rompe las relaciones y conduce a una guerra abierta en la iglesia.
La primera aplicación práctica hecha por Pablo de su enseñanza acerca de "despojarse" y "vestirse" es desechar la mentira y hablar verdad. ¡Qué difícil es dejar la mentira! ¡Cuántos nuevos conversos luchan constantemente con esta tentación! La mentira es un "modo de vivir" de mucha gente inconversa. Se usa en el hogar, en el trabajo, en los negocios, y casi en toda faceta de sus vidas. Las vidas de los del mundo están llenas de "toda injusticia... engaños y malignidades" (Romanos_1:29).
La mentira debe desecharse porque es una causa mayor de la condenación del viejo hombre. "Ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira" (Romanos_1:25) cayeron en abominables idolatrías. Convenciéndose que eran sabios (una mentira), rechazaron la sabiduría de Dios. Las mentiras que los hombres fabrican, creen y enseñan acerca de Dios les conducen a aceptar filosofías huecas, tales como la "evolución" y otra "ciencia" falsamente así llamada (1Timoteo_6:20). Las mentiras propagadas por los mormones, los "testigos", los "solo-Jesús", etc. les mueven a resistir y a pelear contra el Dios verdadero y la doctrina sana de la Biblia. La mentira arrulla al hombre moral con el refrán mortal de que "no he hecho nada digno de castigo eterno".
            ¡Cuántos hogares y cuántas congregaciones se han destruido por la mentira en forma de chismes y calumnias! "Desechando la mentira, hablad verdad". Y recuérdese que es posible mentir, no solamente con palabras, sino también con los ojos, con los hombros (encogidos para indicar "no sé"), con el silencio, con alguna expresión del rostro, o con algún gesto de las manos, etc. Si el propósito de alguno es engañar o dejar alguna impresión falsa o errónea, es mentira. También, la verdad a medias es una mentira (Génesis_12:13).

Proverbios 14; 2
“El que camina en su rectitud teme a Jehová; Mas el de caminos pervertidos lo menosprecia”.

La rectitud es el fruto del temor de Dios, así como la mentira y el mal humor son el resultado de menospreciar su ley. Aquí la gracia y el pecado están con sus verdaderos colores. Quienes desprecian los preceptos y promesas de Dios, desprecian a Dios y todo su poder y misericordia.
Con razón se constata ahora que quien obra bien teme a Dios, y quien va por malos caminos le desprecia, lo cual encierra una profunda observación psicológica: los malvados sienten instintivamente desprecio hacia Dios porque su ley contraría sus instintos. Y por lo mismo desprecia y persigue a los justos, cuya conducta virtuosa supone para ellos una continua reprensión, que su conciencia no logra muchas veces acallar. Ahí está también la razón de por qué se persigue a aquellos cuyo único delito es predicar a todos, como representantes de Dios, su divina ley.

¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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