} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 28 Agosto LA BUENA SEMILLA

lunes, 28 de agosto de 2017

28 Agosto LA BUENA SEMILLA


1Tesalonicenses 4; 16-17
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
   Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.”


  Arpazo (ρπάζω), arrebatar; del arrebatamiento de los santos al retorno del Señor.
     Se conoce  con este bonito nombre, al hecho por el cual Nuestro Señor Jesucristo llamará desde las nubes a todos los que tengan FE en ÉL, que estén vivos, y llamando junto a estos a los que anteriormente murieron con FE, resucitándolos. Se produce así la primera resurrección de muertos.
En cierta ocasión Jesús ya dijo que se marchaba a preparar muchas moradas:

Juan, 14:2-3   “En la casa de mi Padre, muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.”

    Por otros textos sabemos que nos reuniremos con ÉL en las nubes, es decir que no es el cielo, para esperar juntos a bajar todos a la tierra en la Segunda Venida de Jesús a parar la III Guerra Mundial.
Según la Biblia, el arrebatamiento no sólo será rápido, sino que va a ser instantáneo, ya que el apóstol Pablo dice que se realizará en un abrir y cerrar de ojos. Apareceremos, tanto los vivos  como los  muertos resucitados, con un cuerpo nuevo, ya que todos seremos transformados. Nuestro cuerpo nuevo será como el que tuvo Jesús resucitado.

1ª a los Corintios, 15:50-52.  “Pero esto os digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles y nosotros seremos transformados.”

1ª a los Tesalonicenses, 4:13-17  “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.   Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.   Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.  Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.   Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.”

      Un cuerpo resplandeciente, que como en Jesús, es capaz de atravesar muros y sentarnos a la mesa a comer, un cuerpo sin enfermedades, ni tristezas, ni nada malo o negativo, porque ya hemos pasado de muerte a vida, gracias a Nuestro Señor Jesús.
Se supone que el arrebatamiento, se ha de producir dentro de poco tiempo, porque falta poco para que se cumplan 6.000 años del hombre sobre la tierra, y en ese momento bajamos con Jesús a la tierra a parar la Tercera Guerra Mundial, y es notorio que el arrebatamiento ha de ser antes, y además desde éste a la tercera guerra han de suceder acontecimientos muy duros que requieren su tiempo.
Por ello, hermano, PREPÁRATE, que el Señor te encuentre laborando y haciendo más cristianos, cuando venga como “ladrón en la noche”.
Entre el arrebatamiento y el año 6.000, habrá una nueva evangelización del mundo y han de transcurrir todos o gran parte de los últimos siete años; llamándose a los tres años y medio primeros los de la Tribulación, y a los tres años y medio últimos los de la Gran Tribulación
Hay muchas personas ahí fuera que todavía no conocen a Jesús, al Jesús de la Biblia. Porque hay muchos falsos obreros que siembran cizaña, mentiras y tergiversan la Palabra de Dios. Ni entran ellos ni dejan entrar a los que lo desean.

   La palabra resurrección señala, habitualmente, nuestra existencia más allá de la tumba.   La doctrina de la muerte y resurrección de Cristo es el fundamento del cristianismo. Si se quita, se hunden de inmediato todas nuestras esperanzas de eternidad. Por sostener con firmeza esta verdad los cristianos soportan el día de la tribulación, y se mantienen fieles a Dios. Creemos en vano, a menos que nos mantengamos en la fe del evangelio. Esta verdad es confirmada por las profecías del Antiguo Testamento; muchos vieron a Cristo después que resucitó. Este apóstol Pablo fue altamente favorecido, pero siempre tuvo una baja opinión de sí, y la expresaba. Cuando los pecadores son hechos santos por la gracia divina, Dios hace que el recuerdo de los pecados anteriores los haga humildes, diligentes y fieles. Atribuye a la gracia divina todo lo que era valioso en él. Aunque no ignoran lo que el Señor ha hecho por ellos, en ellos y por medio de ellos, cuando miran toda su conducta y sus obligaciones, los creyentes verdaderos son guiados a sentir que nadie es tan indigno como ellos. Todos los cristianos verdaderos creen que Jesucristo, y éste crucificado, y resucitado de entre los muertos, es la suma y la sustancia del cristianismo. Todos los apóstoles concuerdan en este testimonio; por esta fe vivieron y en esta fe murieron.

Aquí hay consuelo para los parientes y amigos de los que mueren en el Señor. La pena por la muerte de amigos es lícita; podemos llorar nuestra propia pérdida, aunque sea ganancia para ellos. El cristianismo no prohíbe nuestros afectos naturales y la gracia no los elimina. Pero no debemos exagerar nuestros pesares; esto es demasiado parecido a los que no tienen esperanza de una vida mejor. La muerte es desconocida y poco sabemos del estado después de morir, pero las doctrinas de la resurrección y de la segunda venida de Cristo son remedio contra el temor a la muerte, y contra la pena indebida por la muerte de nuestros amigos cristianos, tenemos la plena seguridad de estas doctrinas.
Será felicidad que todos los santos se junten y permanezcan juntos para siempre, pero la dicha principal del cielo es estar con el Señor, verle, vivir con Él, y gozar de Él para siempre. Debemos apoyarnos unos a otros en los momentos de tristeza, sin mortificar los espíritus unos a otros ni debilitarnos las manos de unos y otros. Esto puede hacerse porque hay muchas lecciones que aprender sobre la resurrección de los muertos y la segunda venida de Cristo. ¡Qué consuelo para el hombre cuando se le diga que va a comparecer ante el trono del juicio de Dios! ¿Quién puede ser consolado con estas palabras? Sólo el hombre a cuyo espíritu da testimonio Dios que sus pecados han sido borrados y los pensamientos de su corazón son purificados por el Espíritu Santo, de modo que puede amar a Dios y magnificar dignamente su nombre. No estamos en estado seguro a menos que esto sea así en nosotros o que deseemos que así sea.
Enterrar a los muertos es como entregar la semilla a la tierra para que brote de ella otra vez. Nada es más aborrecible que un cuerpo muerto. Pero en la resurrección, los creyentes tendrán cuerpos preparados para estar unidos para siempre a espíritus hechos perfectos. Todas las cosas son posibles para Dios. Él es el Autor y la Fuente de la vida espiritual y de la santidad para todo su pueblo, por la provisión de su Espíritu Santo para el alma; también vivificará y cambiará el cuerpo por obra de su Espíritu. Los muertos en Cristo no serán sólo resucitados sino resucitarán cambiados gloriosamente. Los cuerpos de los santos serán cambiados cuando resuciten. Entonces, serán cuerpos gloriosos y espirituales, aptos para el mundo y el estado celestiales, donde vivirán para siempre jamás. El cuerpo humano en su forma presente y con sus necesidades y debilidades, no puede entrar en el reino de Dios, ni disfrutar de él. Entonces, no sembremos para la carne, de la cual sólo podemos cosechar corrupción. El cuerpo sigue al estado del alma. Por tanto, el que descuida la vida del alma, expulsa a su bien presente; el que rehúsa vivir para Dios, despilfarra todo lo que tiene.
No todos los creyentes  morirán, pero todos serán cambiados. Muchas verdades del evangelio que estaban ocultas en misterios son dadas a conocer. La muerte nunca aparecerá en las regiones a las cuales nuestro Señor llevará a sus santos resucitados. Por tanto, procuremos la plena seguridad de la fe y la esperanza para que, en medio del dolor, y en la perspectiva de la muerte, podamos pensar con calma en los horrores de la tumba, seguros de que nuestros cuerpos dormirán ahí, y mientras tanto, nuestras almas estarán presentes con el Redentor.
El pecado da a la muerte todo su poder nocivo. El aguijón de la muerte es el pecado, pero Cristo, al morir quitó este aguijón, Él hizo expiación por el pecado, Él obtuvo la remisión del pecado. La fuerza del pecado es la ley. Nadie puede responder a sus exigencias, soportar su maldición o terminar sus transgresiones. De ahí, el terror y la angustia. De ahí que la muerte sea terrible para el incrédulo y el impenitente. La muerte puede sorprender al creyente, pero no puede retenerlo en su poder.   Que Cristo nos dé la fe, y aumente nuestra fe, para que nosotros no sólo estemos a salvo, sino gozosos y triunfantes.
  Todas las congregaciones tienen personas que aún no creen. Algunos se mueven en dirección a creer, y otros simplemente lo suponen. Los impostores, sin embargo, no serán removidos (Mat_13:28-29  -28  Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?   Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. ), Esa tarea queda en las manos de Dios. Las buenas nuevas acerca de Jesucristo nos salvan, si las creemos con firmeza, si las seguimos con fidelidad y obediencia.

  Siempre habrá personas que digan que Jesús no resucitó. Pablo nos asegura que muchas personas vieron a Jesús después de su resurrección: Pedro, los discípulos (los doce), más de quinientos creyentes (muchos de los cuales vivían al momento en que Pablo escribió esto, aunque otros murieron)  Santiago (el hermano de Jesús), todos los apóstoles y por último Pablo mismo. La resurrección es un hecho histórico. No nos desalentemos por causa de los incrédulos, los que niegan la resurrección. Llenémonos de esperanza porque un día nosotros y ellos verán la prueba viviente, cuando Cristo vuelva.  
  La credencial más importante de Pablo como apóstol era que fue un testigo presencial del Cristo resucitado.   Pablo era de la generación siguiente de creyentes, aun Cristo se le apareció. Como fariseo celoso, Pablo llegó a ser enemigo de la iglesia cristiana hasta el punto de capturar y perseguir creyentes. Esta es la razón por la que se considera indigno de ser llamado apóstol de Cristo. A pesar de ser el más influyente de los apóstoles, Pablo era profundamente humilde. Sabía que había trabajado duro y que había logrado mucho, pero esto debido a que Dios derramó su gracia sobre él. La verdadera humildad no radica en convencerse de que uno no es valioso sino de que Dios obra en nosotros.  

Pablo manifiesta haber trabajado más que los demás apóstoles. Esta no es una declaración petulante, porque sabía que su poder procedía de Dios y que no importaba quién trabajara más que los demás. Debido a su posición prominente como fariseo, la conversión de Pablo lo hizo objeto de una mayor persecución en comparación con los otros apóstoles, siendo esta la razón por la que trabajó más fuerte en la predicación del mismo mensaje.

  La mayoría de los griegos no creían en la resurrección corporal de las personas. Veían la vida venidera como algo que sólo se relacionaba con el alma. De acuerdo a la filosofía griega, el alma era la persona real, aprisionada en el cuerpo físico, y en la muerte quedaba liberada. No había inmortalidad para el cuerpo sino que el alma entraba en un estado eterno. En las Escrituras, al contrario, el cuerpo y el alma se unificarán después de la resurrección. La iglesia en Corinto se hallaba en el corazón de la cultura griega. Por eso muchos creyentes tuvieron dificultad para creer en la resurrección corporal. Pablo escribió esta parte de su carta para resolver esta confusión acerca de la resurrección.

  La resurrección de Cristo es el centro de la fe cristiana. Como Cristo resucitó de la muerte, como prometió, sabemos que dijo la verdad: El es Dios. Como resucitó, su muerte por nuestras pecados fue válida y somos perdonados. Porque resucitó vive e intercede por nosotros. Porque resucitó y venció la muerte, sabemos que también nosotros resucitaremos. Aunque Cristo no fue el primero en resucitar de la muerte (El resucitó a Lázaro y otros), fue el primero que nunca volvió a morir. El es el precursor, la prueba de nuestra resurrección a la vida eterna.

  La muerte vino como resultado del pecado de Adán y Eva. Pablo explica por qué el pecado de Adán trajo pecado a todos, cómo la muerte y el pecado se esparcieron entre todos los seres humanos por causa del primer pecado, y el paralelo existente entre la muerte de Adán y la de Cristo.
  Esta no es una crónica secuencial de acontecimientos ni se da una fecha específica para ellos. Pablo destaca que el Cristo resucitado conquistará todo lo maligno, incluyendo la muerte.  
  Aunque Dios el Padre y Dios el Hijo son iguales, cada uno tiene funciones especiales y áreas de soberano control. Cristo no es inferior al Padre, pero su responsabilidad es derrotar al maligno en la tierra. Primero derrotó al pecado y a la muerte en la cruz, y en los días finales derrotará a Satanás y a toda maldad. Los acontecimientos mundiales parece que estuvieran fuera de control y da la impresión de que la justicia fuera rara pero Dios la controla, permitiendo que el maligno permanezca por un tiempo hasta que envíe una vez más a Jesús a la tierra. Luego Jesús presentará a Dios un mundo nuevo y perfecto.

Si la muerte es el final de todo, disfrutar el momento es lo más importante. Pero los cristianos sabemos que hay vida más allá de la tumba y que nuestra vida en la tierra es sólo una preparación para la que nunca acabará. Lo que   hacemos hoy incide en nuestra eternidad. A la luz de la eternidad el pecado es a una apuesta tonta.
  Tener relación con aquellos que negaban la resurrección podría corromper el carácter de un buen cristiano. No permitamos que nuestras relaciones con los incrédulos nos lleven fuera de Cristo o haga vacilar nuestra fe.

  Pablo empieza la discusión acerca de qué clase de cuerpos resucitados tendrán. Si  pudiéramos seleccionar nuestro propio cuerpo ¿qué tipo escogeríamos?, ¿fuerte, atlético, hermoso? Pablo explica que seremos reconocidos en nuestros cuerpos resucitados y que serán mejores de lo que imaginamos, serán hechos para vivir por siempre. Mantendremos nuestra personalidad e individualidad, pero llegarán a ser perfectos por medio de la obra de Cristo. Las Escrituras no nos dicen todo lo que nuestros cuerpos resucitados serán capaces de hacer, pero sí sabemos que serán perfectos, sin ser afectados por la enfermedad o las dolencias (Filipenses 3:21  el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas).

  Pablo compara la resurrección de nuestros cuerpos con el crecimiento en un jardín. La semilla plantada en la tierra no crece a menos que primero "muera". La planta que crece luce muy diferente a la semilla porque Dios le dio un nuevo "cuerpo". Hay diferentes clases de cuerpo: personas, animales, peces, aves. Así como los ángeles en el cielo tienen cuerpos diferentes en belleza y gloria. Nuestros cuerpos resucitados serán diferentes y más capaces que los que ahora tenemos. Nuestros cuerpos espirituales no serán débiles, nunca se enfermarán ni morirán.

    Todos enfrentamos limitaciones. Todas aquellas personas que tienen algún impedimento físico, mental o emocional están especialmente al tanto de esto. Algunos pueden ser ciegos pero pueden ver una nueva forma de vivir. Otros pueden estar sordos pero pueden oír las buenas nuevas de Dios. Otros pueden cojear, pero caminan en el amor de Dios. Además, tienen el estímulo de saber que su impedimento es sólo temporal. Pablo nos dice que se nos dará cuerpos nuevos cuando Jesús regrese y estos cuerpos no tendrán impedimentos, no morirán ni enfermarán. Esto nos da esperanza en nuestro sufrimiento.

  "No todos dormiremos" significa que el cristiano que esté vivo ese día no morirá, pero será transformado en forma inmediata. El toque de la trompeta será el medio de anuncio en el cielo nuevo y la tierra nueva.  
  Satanás parece ser el triunfador en el jardín de Edén   y cuando Jesús murió en la cruz. Pero Dios cambió la aparente victoria de Satanás en fracaso cuando Cristo resucitó de la muerte. Desde entonces la muerte ha dejado de ser una fuente de temor. Cristo la venció y un día lo haremos también. La muerte ha sido vencida y nuestra esperanza va más allá de la tumba.

  Pablo dice que gracias a la resurrección, nada que hagamos es en vano. Algunas veces dudamos en hacer lo bueno porque no vemos resultados, pero si podemos mantener una perspectiva celestial, nos será posible entender que no es frecuente ver lo bueno que viene como resultado de nuestros esfuerzos. Si realmente creemos que Cristo ganó la victoria final, esto debiera afectar la forma en que vivimos ahora. No nos desalentemos frente a una aparente pérdida de resultados en lo que hemos venido haciendo. Mientras tengamos oportunidad de hacer lo bueno, hagámoslo. Nuestra labor tendrá resultados eternos.
  Aunque todos serán resucitados, no piense nadie que todos hayan de ser salvos; al contrario, cada uno tendrá su propio lugar, Cristo el primero (Colosenses_1:18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;), y luego los piadosos, los que mueren en Cristo (1Tesalonicenses_4:16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. ), que estarán separados de los impíos, y luego “el fin,” esto es, la resurrección de los demás muertos. Parece que las iglesias cristianas, ministros e individuos cristianos están por ser juzgados primero, “a su venida”; después, “todas las naciones” . El propio rebaño de Cristo compartirá de su gloria “en su venida,” lo que no ha de ser confundido con “el fin,” o sea, el juicio final (Apocalipsis_20:4-6 Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. 5  Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección.6  Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.
 Apocalipsis_20:11-15  11  Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.  12  Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras  13  Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 14  Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15  Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego).  
El cuerpo de la resurrección no estará sujeto a la muerte; será bello y perfecto; tendrá capacidades ilimitadas desconocidas en este mundo; estará adaptado para la vida en el reino espiritual. Un cuerpo espiritual no es un cuerpo inmaterial, sino uno adaptado a las realidades de la era por venir. El cuerpo resucitado será nuestro verdadero cuerpo transformado, porque aquello que se siembra es lo que resucitará.

Toma conciencia de lo poco, poco, poquito, que queda, pues aun así muchos cristianos pedimos a Dios que cumpla su Palabra de acortar el tiempo, y sea ¡ YA ¡



¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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