} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LAS EVIDENCIAS DE LA VIDA CRISTIANA

miércoles, 16 de agosto de 2017

LAS EVIDENCIAS DE LA VIDA CRISTIANA




Hebreos 13:1-6

 “El amor de la hermandad permanezca. No olvidéis la hospitalidad, porque por ésta algunos, habiendo hospedado ángeles, fueron guardados.    Acordaos de los presos como presos juntamente con ellos; y de los afligidos, como también vosotros mismos sois del cuerpo.   Sea venerable en todos el matrimonio, y la cama sin mancha; mas a los fornicarios y adúlteros juzgará Dios.  Sean las costumbres vuestras sin avaricia, contentos de lo presente (porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.) De tal manera que digamos confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me hará el hombre.”
(La Biblia de Casiodoro de Reina 1569)

Al llegar al final de la carta, el autor de hebreos trata de algunos asuntos prácticos. En esta sección bosqueja cinco cualidades esenciales de la vida cristiana.

(i)                Está el amor fraternal.

       Es una palabra compuesta de dos: amor (filos) y hermano (adelfos ). Significa el afecto natural que hay entre hermanos, que se evidencia en la bondad y la simpatía ofrecidas en tiempo de necesidad. Los hebreos manifestaban este amor. Las mismas circunstancias en que vivía la Iglesia Primitiva ponían en peligro a veces el amor fraternal. El mismo hecho de tomar tan en serio su fe era, en cierto sentido, un peligro. En una iglesia que está amenazada desde fuera y desesperadamente en serio por dentro, se presentan siempre dos peligros. Uno es el de «la caza de brujas»; es decir, el complejo de herejía. El mismo deseo de conservar la pureza de la fe provoca el que algunos se dediquen afanosamente a descubrir y eliminar al hereje y al que se ha desviado de la fe. Y el segundo peligro es el de tratar con dureza y despego al que le han faltado la fe o los nervios. La misma necesidad de una lealtad sin contemplaciones en medio de un mundo pagano y hostil tiende a añadir rigor en el trato con el que no tuvo valor para permanecer fiel a la fe en la hora de la crisis. Es una gran cosa mantener la fe en toda su pureza; pero, cuando el deseo de mantenerla nos convierte en inquisidores duros y despiadados; es que ha desaparecido el amor fraternal, y llegamos a una situación que es peor que la que queríamos evitar. Sea como sea, tenemos que combinar dos cosas: la seriedad en las materias de la fe y la amabilidad hacia la persona que se ha desviado.
El amor verdadero a los demás produce acciones tangibles: hospitalidad hacia los extranjeros (13.2);  solidaridad con quienes se hallan en la cárcel y con quienes son maltratados (13.3); respeto por los votos matrimoniales (13.4); y satisfacción con lo que se tiene (13.5).  

(ii)           Está la hospitalidad.

   "Hospitalidad" es la traducción de la palabra griega filoxenia. En 3 Juan_1:5, aparece la palabra xenos, donde por el contexto se sabe que se hace referencia a hermanos desconocidos, aunque la palabra misma solamente significa alguna persona no conocida. A los hermanos hebreos en estos dos versículos, se les exhorta a continuar a mostrar su amor hacia los hermanos y a no olvidarse de amar aún a los hermanos no conocidos en persona.
El mundo antiguo respetaba y amaba la hospitalidad. Los judíos tenían un dicho: «Hay seis cosas cuyo fruto come el hombre en este mundo y por las que su estado se eleva en el mundo venidero.» Y la lista empieza por: «Ofrecer hospitalidad al forastero y visitar al enfermo.»  
En el mundo antiguo había un sistema alucinante de lo que llamaban «amistades de hospedaje.» A lo largo de los años, las familias, hasta cuando habían dejado de estar en contacto, tenían el acuerdo de que, cuando fuera necesario, se ofrecerían hospitalidad mutuamente. Esto era aún más necesario entre cristianos. Los esclavos no tenían un hogar propio al que pudieran ir. Los predicadores y los profetas itinerantes siempre estaban de camino. Por los asuntos normales de la vida, los cristianos tenían que hacer viajes. Las posadas públicas no eran solución, tanto por lo caras e inseguras como por lo inmorales. Habría en aquel tiempo muchos cristianos aislados que peleaban una vida solitaria. El Cristianismo tenía que ser, y ahora también tendría que ser, la evidencia de la puerta abierta. El autor de hebreos dice que los que dieron hospitalidad a forasteros, a veces, sin saberlo, acogieron a ángeles de Dios. Tres personalidades de la Biblia "sin saberlo, hospedaron ángeles": (1) Abraham (Genesis 18:1ss), (2) Gedeón (Jueces 6:11ss), y (3) Manoa (Jueces 13:2ss). Algunos dicen que no pueden ser hospitalarias porque sus hogares no son lo bastante amplios o cómodos. Pero aun si tienes sólo una mesa y dos sillas en una habitación alquilada, hay personas que se van a sentir agradecidas al pasar un tiempo en tu casa. ¿Hay visitantes en tu iglesia a quienes pudieras darles alguna comida? ¿Conoces a personas solteras que disfrutarían de pasar una tarde conversando? ¿De alguna manera tu hogar podría suplir las necesidades de los ministros itinerantes? Hospitalidad simplemente significa lograr que otras personas se sientan cómodas y en casa.

(iii)        Está la solidaridad con los que tienen problemas.

            Es aquí donde vemos la Iglesia Primitiva en su aspecto más encantador. Sucedía a menudo que a un cristiano le metían en la cárcel, o algo peor. Podía ser por la fe, pero también por deudas, porque muchos de los cristianos eran pobres, o porque los hubieran capturado piratas o bandoleros. Entonces entraba la iglesia en acción. Debemos sentirnos solidarios con quienes están presos, sobre todo con los creyentes que han perdido la libertad debido a su fe. Jesús dijo que sus discípulos verdaderos visitarán a los que están en la cárcel como sus representantes (Mateo_25:36)
Tertuliano escribe en su Apología: " Si resulta que hay algunos en las minas; o desterrados a las islas, o encerrados en la cárcel sólo por su fidelidad a la causa de la Iglesia de Dios, se convierten en los protegidos de su confesión.» El orador pagano Arístides decía de los cristianos: «Si se enteran de que uno de su número está en la cárcel o en dificultades por ser cristiano, todos le ofrecen ayuda en su necesidad y, si se le puede redimir, le procuran la libertad.» Cuando Orígenes era joven, se dijo de él: "No sólo estaba al lado de los santos mártires en la cárcel y hasta que los condenaban, sino, cuando los llevaban a la muerte, los acompañaba sin temor al peligro.»
Algunas veces condenaban a los cristianos a las minas, que era como mandarlos a Siberia. Las instrucciones de los Apóstoles establecían: «Si los impíos condenan a un cristiano a las minas por causa de Cristo, no os olvidéis de él, sino mandarle de los ingresos de vuestro trabajo y sudor para su sustento y apoyo como soldado que es de Cristo.» Los cristianos buscaban a sus hermanos en la fe hasta en las selvas. De hecho había una comunidad cristiana en las minas de Fenón.
A veces había que rescatar a los cristianos que caían en poder de ladrones o bandidos. Las instrucciones de los Apóstoles establecen: «Todo el dinero que podáis reunir de vuestro trabajo honrado, destinadlo a la redención de los santos, comprando la libertad de esclavos, cautivos o prisioneros, personas maltratadas o condenadas por los tiranos.» Cuando los ladrones de Numidia se llevaron a sus amigos cristianos, la iglesia de Cartago reunió una cantidad entonces astronómica para rescatarlos, y prometió más. Hasta se daba el caso de cristianos que se vendían a sí mismos como esclavos para que se reuniera el dinero necesario para el rescate de sus amigos.
Estaban preparados hasta a pagar para poderse introducir en la cárcel. Los cristianos se hicieron tan notorios por su ayuda a los presos que, al principio del siglo IV, el emperador Licinio publicó una nueva ley según la cual «nadie podía mostrar amabilidad a los condenados a prisión llevándoles comida, ni tener compasión de los que estaban muriéndose de hambre en la cárcel.» Y se añadía que, a los que descubrieran haciéndolo, se los condenaría a sufrir la misma condena que los que trataban de ayudar.
Estos ejemplos están tomados de la obra de Harnack La expansión del Cristianismo, y se podrían añadir otros muchos. En los- primeros tiempos, ningún cristiano que sufriera por su fe se vería abandonado u olvidado por sus hermanos.
Hoy, ya puedes verte entre la espada y la pared, hambriento y desvalido que mirarán para otro lado.

(iv)          Estaba la pureza.

     "Fornicación" es el término comprensivo o inclusivo. No se limita a relación sexual entre solteros. El adulterio, la homosexualidad, la bestialidad, y la poligamia, son todos casos de fornicación. Todo adulterio es fornicación, pero no toda fornicación es adulterio. "Fornicación" es término general; "adulterio" es término específico.
 Lo primero, el matrimonio se respetaba universalmente. Esto podía querer decir una de dos cosas casi opuestas.
(a) Había ascetas que despreciaban el matrimonio. Algunos, hasta llegaban a castrarse para llegar a lo que ellos consideraban la pureza. Orígenes, por ejemplo, llegó a ese extremo para poder enseñar el Evangelio también a las jóvenes. Hasta un pagano como el médico Galeno se dio cuenta de que los cristianos «incluyen a hombres y mujeres que se abstienen de cohabitar toda la vida.» El autor de hebreos insiste, frente a esos ascetas, en que hay que honrar, y no despreciar, el matrimonio.
 (b) Había quienes estaban en peligro de volver a la inmoralidad. El autor de hebreos usa dos palabras. Una denota vivir en adulterio; la otra, toda clase de impureza, tal como el vicio contra naturaleza. Los cristianos trajeron al mundo un ideal nuevo de pureza. Hasta los paganos lo reconocían. Galeno, en el pasaje antes citado, añade: «También hay en su número individuos que, en el control y dominio de sí mismos y en su seria búsqueda de la virtud, han alcanzado un nivel no inferior al de los verdaderos filósofos.» Cuando Plinio, el gobernador de Bitinia, examinaba a los cristianos e informaba al emperador Trajano, tenía que admitir, aunque estaba buscando razones para condenarlos, que en sus reuniones en el día de su Señor, "se comprometen bajo juramento, no a cometer ningún crimen, sino a no cometer robos ni hurtos ni adulterios, ni faltar a su palabra o negarse a devolver un depósito cuando se les reclama.» En los primeros tiempos, los cristianos presentaban al mundo tal ejemplo de pureza que hasta sus críticos o sus enemigos no podían por menos de admirar.

(v)             Está el contentamiento.

 El cristiano tenía que mantenerse libre del amor al dinero. Tenía que estar contento con lo que tuviera; ¿y cómo no estarlo si tenía la constante presencia de Dios? Hebreos cita dos grandes pasajes del Antiguo Testamento  Josué 1:5  Salmo 118:6  para mostrar que el hombre de Dios no necesita nada más porque tiene siempre consigo la presencia y la ayuda de Dios. Nada que se le pudiera dar sería mayor riqueza.
Nos sentimos contentos cuando disfrutamos de la provisión de Dios para satisfacer nuestras necesidades. Los cristianos que se convierten en materialistas dicen con sus acciones que Dios no es capaz de cuidar de ellos, o que al menos El no quiere cuidarlos en la forma que quisieran. La inseguridad puede conducir al amor al dinero, sin que importe que seamos ricos o pobres. El único antídoto es confiar en Dios para suplir todas nuestras necesidades. Dios también es honrado por aquellos que se mantienen sin amor al dinero y están contentos con lo que tienen. El secreto de tal contentamiento es el aprender a confiar en Dios para lo que sea necesario.


¡Maranatha!

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