} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 19 Agosto LA BUENA SEMILLA

sábado, 19 de agosto de 2017

19 Agosto LA BUENA SEMILLA


Juan 5; 39

Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;”

   Los judíos minuciosamente escudriñaban las Escrituras, para saber cuántas letras había, o para ver cuántos textos pudieran memorizar y recitar, o para formular alegorías, y al hacer todo esto creían que con tal uso de la palabra de Dios podían ganar vida eterna. Aparentemente muchos judíos rendían culto a las Escrituras, pero no las estudiaban para entenderlas (2Corintios_3:16). Hoy, como entonces, se idolatra la Biblia en el sentido de rendirle culto, ponerla en un pedestal donde se vea bien; se adquiere la más grande para ponerla simplemente como adorno, pero rara vez se estudia con el fin de obedecer la Palabra de Dios.
Los judíos no dejaban de escudriñar las Escrituras, pero no encontraban a Cristo en ellas. "¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿O de qué aprovecha la circuncisión? Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios" (Romanos 3:1-2). Los judíos no solamente poseían las Escrituras, sino que se gloriaban en ellas, pero la palabra no moraba en ellos; es decir, solamente tenían los libros o rollos en sus manos para leerlos, pero la palabra leída no entraba en su corazón para morar permanentemente allí, ni transformar su mente. La palabra no controlaba su vida. Así se usa la palabra morar en las Escrituras: por ejemplo, Romanos_7:20, "el pecado mora en mí", tiene control sobre mi vida; Romanos_8:9, "el Espíritu de Dios mora en vosotros", el Espíritu tiene control sobre vuestra vida; Colosenses_3:16, "La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros", que la palabra de Cristo tenga residencia permanente en el corazón y que tenga control total sobre la mente, la voluntad y las emociones. Los judíos tenían las Escrituras, leían las Escrituras, y discutían las Escrituras, pero la palabra de Dios no moraba en ellos.
            Al escudriñar las Escrituras, ¿qué buscaban? Buscaban argumentos para probar lo que ya creían, las tradiciones que habían inventado. Tenían su propia teología y escudriñaban las Escrituras para probarla. Escudriñaban las Escrituras para encontrar las promesas de bendiciones físicas para Israel, incluyendo la de independencia y renombre mundial. Frecuentemente los profetas emplearon lenguaje de bendiciones físicas para describir bendiciones espirituales, pero a los judíos no les interesaban las promesas espirituales. Por eso, no encontraron a Cristo.
  Los líderes religiosos sabían lo que decía la Biblia, pero no aplicaban sus palabras a la vida. Conocían las enseñanzas de las Escrituras, pero no reconocieron al Mesías que las Escrituras señalaban. Conocían las leyes, pero no vieron al Salvador. Atrincherados en su sistema religioso, se negaron a permitir que el Hijo de Dios cambiase sus vidas.

Está claro que no leían las Escrituras como es debido. Las leían con la mente cerrada. No para buscar a Dios, sino para encontrar argumentos que apoyaran sus puntos de vista. No amaban a Dios de veras; amaban sus propias ideas acerca de Dios. Era tan probable que el agua penetrara en una roca, como que la Palabra de Dios penetrara en sus mentes. No aprendían teología humildemente en la Sagrada Escritura, sino que usaban la Escritura para defender una teología que habían compuesto ellos mismos. Todavía existe el peligro de someter la Biblia a nuestras creencias en lugar de viceversa.
No hay más que una manera adecuada de leer la Biblia: como testimonio de Jesucristo. Entonces, muchas de las cosas que nos dejan perplejos, o que nos inquietan a veces, se ven claramente como etapas del camino, señalando anticipadamente a Jesucristo, Que es la suprema Revelación, y a Cuya luz hay que poner a prueba toda otra Revelación. Los judíos adoraban a un Dios que escribía, más que a un Dios que actuaba; y, por tanto, cuando vino Cristo, no Le reconocieron. La misión de la Escritura no es dar la vida, sino señalar al Que la da: a Jesucristo.
Tú que lees esto, no te enredes en la "religión" que se pierda a Cristo.


Génesis 3; 14-15

“Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.
   Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”

       Dios dicta sentencia; y comienza donde empezó el pecado, con la serpiente. Los instrumentos del diablo deben compartir los castigos del diablo. Bajo el disfraz de la serpiente el diablo es sentenciado a ser degradado y maldecido por Dios; detestado y aborrecido por toda la humanidad: también a ser destruido y arruinado al final por el gran Redentor, cosa significada por el aplastamiento de su cabeza. Se declara la guerra entre la Simiente de la mujer y la simiente de la serpiente. El fruto de esta enemistad es que haya una guerra continua entre la gracia y la corrupción en los corazones del pueblo de Dios. Satanás, por medio de sus corrupciones los abofetea, los zarandea y procura devorarlos. El cielo y el infierno nunca pueden ser reconciliados, tampoco la luz y las tinieblas; no más que Satanás y un alma santificada. Además, hay una lucha continua entre los malos y los santos de este mundo. Se hace una promesa bondadosa sobre Cristo, como el libertador del hombre caído del poder de Satanás. Esta era la aurora del día del evangelio: tan pronto como fue hecha la herida se proveyó y reveló el remedio. Esta bondadosa revelación de un Salvador llegó sin que la pidieran ni la buscaran. Sin una revelación de misericordia, que da esperanzas de perdón, el pecador convicto se hundiría en la desesperación y se endurecería. Por fe en esta promesa fueron justificados y salvados nuestros primeros padres, y los patriarcas anteriores al diluvio. Se dan detalles sobre Cristo.
Este versículo 15 contiene la primera proclamación del evangelio. Aquí encontramos, en forma resumida, toda la riqueza, misericordia, dolor y gloria de la obra redentora de Dios para con la humanidad. Dios promete traer un Redentor de la «simiente de la mujer»; será completamente humano, pero concebido divinamente. «La serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás», hará guerra a la «simiente» (Apocalipsis 12) y la morderá. Pero mientras la serpiente muerde su calcañar, su pie desciende aplastando la cabeza de la serpiente. En la vida y la muerte de Cristo se cumplió esta Escritura. Concebido divinamente, pero completamente humano, derrotó y exhibió públicamente a los poderes del infierno mediante su vida, muerte y resurrección (Colosenses_2:15).


¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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