Efesios 4; 21
“si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados,
conforme a la verdad que está en Jesús.”
Conocer a Cristo es ser un discípulo atento
para oír sus enseñanzas y ávido para seguir sus instrucciones, y no vivir como
los gentiles. La verdad de Cristo en la vida de uno y uno en Cristo excluyen la
conducta disuelta que caracterizaba a los gentiles inconversos. El haber oído a
Cristo y sido instruidos en Él es haber sido enseñados en la verdad. Pablo
no está sugiriendo que no habían oído a Cristo y sido enseñados en Él, y que
así estuvieran desprovistos de la verdad. Al contrario, está afirmando con
cierta ironía que sí lo habían oído y habían sido enseñados en Él y por esto
tenían mayor razón de no hacer las cosas vergonzosas. Podríamos decir
enfáticamente: Puesto que sí han oído
y han sido enseñados en Él tienen la verdad. Siendo poseedores de la verdad
como creyentes en Cristo ellos tienen mayores razones por las que abandonar una
conducta contradictoria a la fe que profesan y que, más bien, caracteriza la de
los gentiles.
La
gente debiera poder ver una diferencia entre los cristianos y los que no lo son
por la forma de vivir de los primeros. Ahora vivimos como hijos de luz. Pablo
dice a los efesios que deben dejar la vida pasada de pecado, ahora que son
seguidores de Cristo. La vida cristiana es un proceso. Aunque tenemos una nueva
naturaleza, no adquirimos automáticamente todos los pensamientos y las
actitudes buenas cuando nos convertimos en nuevas personas en Cristo. Pero si
nos mantenemos atentos a Dios, siempre estaremos cambiando. ¿Notamos un proceso
de cambio para mejorar pensamientos, actitudes y acciones en comparación con
los años pasados? A pesar de que el cambio puede ser lento, ocurrirá de todas
maneras si confiamos en que Dios nos cambiará porque somos enseñados y guiados
por Él.
Juan 14; 6
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie
viene al Padre, sino por mí”
El
mundo está lleno de problemas, pero Cristo puede resolver todo problema de la
humanidad. El hombre solo no puede resolver los muchos problemas causados por
el pecado. ¿Qué hace el hombre? Cambia la etiqueta, para que el pecado ya no
sea pecado; p. ej., se habla de la delincuencia
juvenil, y eso ¿qué es? La Biblia no dice delincuencia juvenil, sino pecado (rebeldía, fornicación,
hurto). El humanismo afirma que el hombre está bien así como está, que cada
quien debe hacer lo que le convenga y otros no tienen el derecho de criticar.
Dice que lo bueno es lo que le
da satisfacción carnal.
Solamente Cristo puede resolver
el problema principal del hombre (el pecado), porque El murió en la cruz para
redimirnos de la culpa y del dominio del pecado.
Cristo es el Verbo de Dios, es decir, la
personificación de la revelación de Dios. El Verbo habitó entre nosotros,
"lleno de gracia y de verdad... Pues la ley por medio de Moisés fue dada,
pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo".
Al igual
que los apóstoles nosotros aprendemos la verdad no solamente por las palabras
de Jesús, sino también por su perfecto ejemplo, pues El practicaba su
enseñanza. Pablo hace la pregunta, "Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te
enseñas a ti mismo? ¿Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? ¿Tú que
dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras?" (Romanos_2:21-22).
¿Qué
sabe el hombre de la verdad?
Para el hombre la verdad no es absoluta, sino relativa; es decir, lo que el
hombre considere la verdad para él eso es la verdad. Lo que es la verdad para
una persona no es la verdad para otra persona.
Sin
lugar a dudas, el hombre se considera a sí mismo como muy inteligente, pero
"profesando ser sabios, se hicieron necios" (Romanos_1:22).
El hombre no sabe su origen, pues piensa que ha evolucionado paso a paso con el
mono. Tampoco sabe su destino, pues cree que al morir dejará de existir. Cree
que en esta vida es muy superior a los animales, pero que al morir muere con
los animales. El hombre ha inventado la bomba atómica y vive con el temor de
que algún gobierno fanático destruya el mundo.
La vida
es comunión con Dios y la muerte es separación de Dios. Cristo es la vida y,
por eso, ha resuelto el problema de la vida. El hombre ha avanzado
increíblemente en la ciencia médica pero ¿habrá resuelto el problema de la
muerte? Jesús levantó a los muertos para demostrar que Él podía resolver el
problema de la muerte. Él explica todo aspecto de la muerte, y el cristiano
dice, "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde está, oh sepulcro, tu
victoria?" (1Corintios_15:55).
Cristo
es el único Camino al cielo, para ir al Padre. Este es otro de los textos "Yo soy".
Los otros son "Yo soy el pan de vida" (Juan 6:35);
"Yo soy la luz del mundo" (Juan 8:12);
"Yo soy el buen pastor" (Juan 10:14);
"Yo soy la resurrección y la vida" (Juan 11:25);
y "Yo soy la vid verdadera" (Juan 15:1).
Juan 17; 17
“Santifícalos en tu verdad; tu
palabra es verdad.”
Cristo no solamente pide que Dios los guarde del
maligno, sino que los santifique para la obra (2Corintios_5:18-20).
Básicamente la palabra santificar
no quiere decir purificar, pues
se usa de Cristo también ( "al que el Padre santificó y envió al
mundo", "yo me santifico a mí mismo"). Más bien, significa consagrar o dedicar enteramente al
servicio de Dios. Jesús ya había dicho
que "tuyos eran, y me los diste" (Juan 17:6)
y que no son del mundo; por eso, se habían apartado para los usos de Dios, es
decir, para el ministerio de la palabra (Juan 17:8, 14;
Mateo 28:19-20 ). Habían de dedicar su
vida a esta Gran Comisión. Desde luego, la santificación requería que se
abstuvieran de todo mal, pero básicamente tenía que ver con su dedicación a la
obra. Como ya habían dejado todo por Cristo, ahora llevarían a cabo su
ministerio (Lucas_14:33; Mateo 19:27; Marcos_10:29-30).
Como
los apóstoles fueron santificados en la esfera de la verdad, también todos los
discípulos son santificados en la esfera de la verdad, porque no es posible
santificarnos para Dios fuera de la
palabra de Dios (2Tesalonicenses_2:13).
Muchísimos religiosos se santifican no en la esfera de la verdad, sino en la
esfera de la doctrina humana (los mandamientos, especulaciones, teorías y
opiniones de los hombres). Los que se santifican en la enseñanza humana no son
santificados para Dios, sino para los hombres.
Por
medio de la Palabra de Dios en la Biblia nos consagramos al servicio de Dios y evitamos la contaminación del mundo (Tito_2:11-12). "Y el
mismo Dios de paz os santifique por
completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida
de nuestro Señor Jesucristo" (1Tesalonicenses_5:23).
"Llegamos a ser todo lo que el Señor quiere que seamos por medio de la
fiel obediencia a su Palabra. Esta es la santificación por la cual Jesús
oró"
¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!
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