Juan 20; 29
“Jesús le dijo: Porque me has visto,
Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron. “
Jesús no alabó la fe de
Tomás. En pocos días principiaría una nueva etapa en la cual los discípulos de
Jesús no andarían por vista sino por fe (2Corintios_5:7).
Durante el ministerio personal de Jesús, "muchos creyeron en su nombre,
viendo las señales que hacía". Los discípulos de Cristo creyeron en Él
porque vieron la prueba (la evidencia) de su Deidad. "Bienaventurados
vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os
digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y
oír lo que oís, y no lo oyeron" (Mateo_13:16-17).
También durante el ministerio de los apóstoles las señales eran necesarias para
confirmar la palabra (Marcos_16:20; Hechos_14:3),
pero ahora los que llegan a ser creyentes lo hacen por medio de oír la Palabra
de Dios (Romanos_10:17; 1Pedro_1:8)
Algunas personas piensan que creerían en Jesús si vieran un milagro o
una señal categórica. Pero Jesús dice que son dichosos los que creen sin ver.
Tenemos todas las pruebas que necesitamos en las palabras de la Biblia y en el
testimonio de los creyentes. Una aparición física no haría a Jesús más real de
lo que ahora es.
Salmo 32; 1
“Bienaventurado aquel cuya
transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.”
Aquí David expresa el gozo del perdón. Dios lo había perdonado por los
pecados que había cometido en contra de Betsabé y Urías (2 Samuel 11, 12). Este es otro de los salmos de
arrepentimiento en donde el escritor confiesa su pecado a Dios.
Dios quiere perdonar a los pecadores. El perdón ha sido siempre
parte de su naturaleza amorosa. Lo anunció a Moisés (Exodo_34:7),
lo reveló a David y lo mostró dramáticamente al mundo por medio de Jesucristo.
Estos versículos hablan de las diferentes acciones que expresan el perdón de
Dios: perdona la transgresión, cubre el pecado, no nos inculpa de pecado. Pablo
citó estos versículos en Romanos_4:7-8 y mostró
que podemos tener la misma experiencia gozosa de perdón por medio de la fe en
Cristo.
El pecado es la causa de nuestra desgracia; pero las transgresiones
del creyente verdadero a la ley divina son todas perdonadas puesto que están
cubiertas por la expiación. Cristo llevó sus pecados, en consecuencia, no se le
imputan. Puesto que se nos imputa la justicia de Cristo, y por haber sido
hechos justicia de Dios en Él, no se nos imputa nuestra iniquidad, porque Dios
cargó sobre Él el pecado de todos nosotros, y lo hizo ofrenda por el pecado por
nosotros. No imputar el pecado es un acto de Dios, porque Él es el Juez. Dios
es el que justifica.
Salmo 40; 4
“Bienaventurado el hombre que puso
en Jehová su confianza,
Y no mira a los
soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira.”
La bendición es un resultado de la fe debido a la abundancia de los
hechos y planes del Señor. Dos reacciones prohibidas: respectivamente
pretender ser competente y resolver un problema mintiendo. Esperar la ayuda de
Dios no es fácil, sin embargo David recibió cuatro beneficios por hacerlo: Dios lo sacó de la desesperación, colocó sus pies sobre peña, enderezó sus pasos, y puso un cántico nuevo de alabanza en su boca.
A menudo las bendiciones no pueden recibirse a menos que pasemos por la prueba
de la espera.
Dios
llenó con gozo y paz al salmista cuando creyó. Hay multitudes que por fe han
contemplado los sufrimientos y la gloria de Cristo, y han aprendido a temer la
justicia, y a confiar en la misericordia de Dios por medio de Él. Muchos son
los beneficios con que nos carga diariamente la providencia y la gracia de
Dios.
¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor
Jesús!
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