} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 2 Agosto LA BUENA SEMILLA

miércoles, 2 de agosto de 2017

2 Agosto LA BUENA SEMILLA

                                     
1 Pedro 1; 6-7

En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas,   para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,”


                La situación general del mundo en que vivían los cristianos del tiempo en que el apóstol Pedro escribió esta epístola, si traía persecuciones y grandes contratiempos, deberían ellos comprender que serían pruebas de su fe que pasarían, mientras que lo que daba ocasión de gran gozo es permanente, porque es eterno. Pedro se sitúa en las circunstancias concretas de la vida en que se encuentran sus lectores. Su Cristianismo los había hecho siempre impopulares, pero ahora los acechaba una persecución más que probable. Pronto se desataría la tormenta, y la vida se convertiría en una agonía. Ante esa situación amenazadora, Pedro les recuerda, y nos recuerda, tres razones por las que podremos resistir cualquier cosa que se nos venga encima.

Para el cristiano la aflicción no es fin en sí; él sabe que más allá de ella esperan los frutos de la perseverancia. ¡Lo que vale, cuesta!


1º Podemos resistirlo todo a causa de lo que podemos esperar. Al fin y al cabo, tenemos una herencia magnífica: la vida con Dios. Es entonces, cuando todo llegue al límite, cuando se desplegará el poder salvador de Cristo.

  Para el cristiano, la persecución y la prueba no son el final; más allá se encuentra la gloria y en la esperanza de esa gloria se puede sufrir todo lo que la vida nos depare. A veces sucede que una persona tiene que sufrir una grave operación o curso de tratamiento; pero acepta el dolor o las molestias porque espera recuperar una salud y unas fuerzas renovadas que la esperan al otro lado. Es uno de los hechos fundamentales de la vida que lo que se puede sufrir está en función de lo que espera y el cristiano espera un gozo indescriptible.

2º Se puede soportar cualquier cosa que le sobrevenga a uno si se tiene en cuenta que la aflicción es realmente una prueba. Para purificar al oro, hay que someterlo al fuego. Las pruebas que le sobrevienen a una persona prueban su fe, que sale de ellas más fuerte de lo que era antes. Los rigores que un atleta tiene que soportar no pretenden colapsarle, sino capacitarle para desarrollar más fuerza y habilidad. Las pruebas de este mundo no están diseñadas para agotar nuestra resistencia, sino para incrementarla. Sirven para pulir todas las impurezas que arrastramos, y que han entorpecido nuestro andar como cristianos.
                                                  
En relación con esto hay una cosa sumamente sugestiva en el lenguaje que usa Pedro. Dice que el cristiano, de momento puede que tenga que sufrir diversos tipos de pruebas  de muchos colores. Pedro usa esta palabra solamente otra vez, y es para describir la gracia de Dios (1Pedro_4:10). Nuestras adversidades puede que tengan muchos colores, pero también la gracia de Dios; no hay color en la situación humana con el que la gracia de Dios no pueda hacer juego. Hay una gracia que le va a cada prueba, y no hay prueba a la que no le corresponda alguna gracia.
Sabiendo qué cuanto más fiekes seamos a Cristo más arreciaran los ataques del enemigo, más sutiles serán las formas para tratar de romper esa comunión y relación personal. Habrá momentos en que dirás: ¿Pero cómo es posible que vengan estos pensamientos? Pero debes comprender que es ahí en esa zona del cerebro donde se librará gran parte de la batalla contra ti. Vencerás con la Palbra de Dios en la Biblia y el pronto auxilio del Espíritu Santo. Ten fe.

3º Podemos soportarlo todo porque, al acabar todo, cuando aparezca Jesucristo, recibiremos de Él alabanza y gloria y honor. Una y otra vez en la vida hacemos un esfuerzo supremo no para que nos lo paguen ni recompensen, sino para ver la luz en los ojos de alguien y escuchar sus palabras de aprecio. Estas valen más que nada en el mundo. El cristiano sabe que, si resiste la prueba, Le oirá decir al Maestro: " ¡Bien hecho!»

Esta es la receta para resistir cuando la vida y la fe se ponen difíciles. Podemos aguantar lo que sea por la grandeza que esperamos, porque cada adversidad es otra prueba para fortalecer y purificar nuestra fe, y porque al final de todo Jesucristo está esperando decir a todos Sus siervos fieles: "¡Bien hecho!»
       Busquemos entonces creer en la excelencia de Cristo en sí y de su amor por nosotros; esto encenderá un fuego tal en el corazón que lo elevará en un sacrificio de amor hacia Él. La gloria de Dios y nuestra propia felicidad están tan unidas que si ahora buscamos sinceramente una, obtendremos la otra, cuando el alma ya no esté más sujeta al mal. La certeza de esta esperanza es como si los creyentes ya la hubiéramos recibido.


¡Maranatha! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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