} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 16 Febrero: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.

viernes, 16 de febrero de 2018

16 Febrero: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.




   Lucas 9; 25
Pues, ¿de qué le sirve a un hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se destruye o se pierde? LBLA

La palabra “pues” implica lo siguiente: No rehúse negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme porque ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?” Esta es la consecuencia de no negarse a sí mismo, etc. Es el otro lado de la moneda. Lo que Jesús requiere (negarse… tomar… seguir) es el único camino razonable, el único curso sensato, porque al no negarse… tomar… seguir uno escoge la destrucción de sí mismo.
         En realidad ¿cuál es la ganancia de los que rehúsan negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguir a Cristo? Estos están vendiendo su alma a Satanás, y aun esta vida ¿qué es lo que ganan? Porque ellos también sufren en esta vida. Si para los que rehúsan seguir a Cristo la vida fuera puro paraíso, una vida verdadera dichosa, maravillosa, sin problemas, sin sufrimiento -con pura alegría - aun así estarían perdiendo sus almas por ¿cuántos años? Aunque vivieran cien años así, ¿qué es eso si lo compara con la eternidad? Pero en realidad los que rehúsan obedecer al evangelio se enferman, se accidentan, contraen enfermedades graves, sufren quiebras, el desempleo y toda clase de contratiempos y reveses; es decir, esta vida no es de ninguna manera pura felicidad y alegría para ellos. Además en toda esta miseria no tienen la ayuda de Dios. No pueden decir, “Padre, ayúdame” si Él no es su Padre. Y no pueden decir que sus sufrimientos están obrando algún bien en su vida.
         ¿Cuánto vale el alma? Mucha gente saca muy poco provecho de esta vida. No hallan mucha felicidad. La vida está llena de problemas, dificultades y tristeza, pero aun sin embargo, aceptan que esta pobre vida miserable que están llevando tiene más valor que el alma. No quieren cambiar la vida que llevan por la salvación de su alma eterna. La vida que el hombre perdido lleva le está costando mucho. Es una vida cara, carísima. Lo que está ganando le está costando la vida eterna. Si no cambia - si no obedece al evangelio para salvar su alma - habrá otro costo horrible: el sufrir eternamente en el fuego llamado infierno.
         Así pues, todos los desobedientes están pagando un precio elevadísimo por la vida que llevan; es decir, les está costando la buena vida, la vida abundante, ahora (1Pe_3:10), y después de esta muy corta vida, pagará el precio terrible de perder su alma en el infierno para siempre.
         Están vendiendo su alma al diablo ¿para obtener qué? De veras, ¿la vida mundana e indiferente que llevan es de tanto valor? ¿De veras “vale la pena”? ¿No está vendiendo su alma por un precio muy bajo? ¿Es un buen trato? Define el diccionario Larousse la palabra “ganga” como “cosa que se adquiere a poca costa”. Se dice que “a ese precio el auto era una ganga”. Si alguien cree que está consiguiendo su vida mundana “a poca costa” - si cree que es una “ganga” -- se está engañando a sí mismo de la manera más horrible, porque al morir será como el hombre de Luc_16:23 que “alzó sus ojos, estando en tormentos”. Estará gritando al igual que éste: “Ten misericordia de mí… porque estoy atormentado en esta llama”.
         El contador sensato calcula ganancias y pérdidas. Lee Flp_3:8-9.
         Imagínese el ganar “todo el mundo”. No podemos comprender el ganar una pequeña porción del pueblo donde vivimos. Es impensable que algún hombre fuera el dueño de una  Comunidad Autónoma extensa, mucho menos de un país, por pequeño que sea. Pero si pudiera ser dueño no sólo de un país, sino de todos los tesoros de la tierra, ¿cuánto valdrían si se perdiera a sí mismo?
         Lucas habla de perder a sí mismo en lugar de perder el alma. Es lo mismo, pues Lucas no habla meramente de la vida física, sino el ser (sí mismo). El verdadero ser del hombre es su alma o espíritu. El que pierde su alma pierde a sí mismo.
         Mat_16:26, “¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” La pérdida material sí se puede recuperar, pero si el hombre pierde su alma, ¿con qué podría recuperar su pérdida? Será totalmente imposible, porque al perder el alma se pierde todo. Todos perderemos el cuerpo. Eso es ineludible, pero al perder el cuerpo el cristiano todavía es riquísimo porque no pierde su alma, su posesión eterna.
        
¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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