Filipenses 1; 12-14
Y quiero que sepáis, hermanos, que
las circunstancias en que me he visto, han redundado en el mayor
progreso del evangelio,
de tal
manera que mis prisiones por la causa de Cristo se han hecho notorias en
toda la guardia pretoriana y a todos los demás;
y que
la mayoría de los hermanos, confiando en el Señor por causa de mis prisiones,
tienen mucho más valor para hablar la palabra de Dios sin temor.
Pablo estaba preso; pero, lejos de que esa
circunstancia pusiera fin a su actividad misionera, la extendió, tanto por su
parte como por la de otros. De hecho, las cadenas echaron abajo las barreras. La
palabra que usa Pablo para el avance del Evangelio es sumamente gráfica:
prokopé, que es la que se usaría para el avance de un ejército o de una
expedición militar. Es el nombre del verbo prokóptein, que quiere decir cortar
avanzando, que se usa para cortar los árboles y la maleza y derribar las
barreras a medida que se produce el avance de un ejército. El encarcelamiento
de Pablo, lejos de cerrar la puerta, la abrió a nuevas esferas de trabajo y
actividad en las que no habría penetrado de otra manera.
" Quiero que sepáis ", 1Co_11:3; Col_2:1, una expresión que da más énfasis a
lo que dice, tal vez para contestar una pregunta. Pablo escribío esta carta
aproximadamente diez años después de haber establecido la iglesia en Filipos.
Epafrodito fue enviado por la iglesia a Roma para llevar ayuda a Pablo y para
que, en turno, pudiera traer informes a la iglesia de la condición de Pablo.
Los filipenses lo amaban mucho, y habiendo aprendido de sus prisiones, querían
saber de él y también de la causa de Cristo.
“hermanos
", una palabra que tenía significado muy importante para Pablo. Hoy en día
esta palabra se usa tan ligeramente entre gente latina que prácticamente ha
perdido su importancia. Todo el mundo es "hermano", y no tiene ni la
importancia de "amigo" porque a muchos se les dice
"hermano" cuando son totalmente desconocidos. ¡Es una lástima!
También
algunos acostumbran decir "hermanos" a los "evangélicos"
simplemente porque a nosotros nos dicen "hermanos", y si alguna
persona está asistiendo a las reuniones de la iglesia y aceptando estudios en
el hogar, para tales hermanos éstos ya son "hermanos". De esta manera
una palabra bíblica pierde su significado especial (1Pe_4:11).
Es mi hermano el que obedece al evangelio de Cristo y llega a ser hijo de Dios.
Si él es hijo de Dios y si yo soy hijo de Dios, los dos somos hermanos.
Es
verdad que los apóstoles decían "hermanos" a los judíos, porque éstos
eran hijos de Dios bajo la ley de Moisés. Durante el tiempo de la predicación
apostólica que se registra en Los Hechos, les llaman "varones
hermanos" y se convirtieron muchos de ellos. Pero esta relación no se
puede comparar con la relación entre cristianos y evangélicos o simpatizadores.
Estos llegan a ser nuestros hermanos cuando obedecen al evangelio.
Acusaciones falsas que le obligaron a apelar a
César (Hch_28:17-19), encarcelamientos,
sufrimientos, persecuciones, en fin, todos los eventos narrados por Lucas desde
Hch_21:1-40 hasta Hch_28:1-31,
y también mencionados en las cartas de Pablo mismo (1Co_4:9-13;
2Co_11:24-28). Es importante observar en este texto que aunque Pablo se
refiere a "las cosas que me han sucedido", el tema no es Pablo y sus
sufrimientos, sino el efecto de tales cosas sobre el evangelio. El pensamiento
principal es que el encarcelamiento de Pablo había obrado siempre para la gloria
de Cristo. Lo que se había aprendido fue que Pablo no era un prisionero
político común y corriente, y que no había cometido ningún crimen, sino que
todo lo que sufría fue causado por su relación con Cristo.
Pablo, viendo que no podía esperar justicia en Palestina, había
apelado a César, cosa que podía hacer cualquier ciudadano romano. A su debido
tiempo le habían despachado para Roma bajo escolta militar; y, cuando llegó
allí, le dejaron al cuidado del " capitán de la guardia» y le permitieron
vivir por su cuenta al cuidado de un soldado de guardia (Hec_28:16). Por último, aunque seguía bajo
guardia, se le permitió estar en una casa de alquiler (Hec_28:30), lo que le permitía recibir a todos los
que quisieran visitarle.
La palabra que hemos traducido por la guardia pretoriana es praitórion,
que puede referirse o a un lugar o a un grupo de personas.
Cuando se refiere al lugar tiene tres significados. (i) En su origen
quería decir el puesto de mando de un general en campaña, la tienda
desde la que daba las órdenes y dirigía las operaciones. (ii) De ahí pasó
naturalmente a significar la residencia del general, que podía querer decir la
del emperador; es decir, su palacio, aunque son raros los ejemplos de este uso.
(iii) Con otro paso natural llegó a significar una mansión extensa o villa, la
residencia de alguna persona rica e influyente. Aquí praitórion no puede
tener ninguno de estos significados, porque está claro que Pablo se encontraba
en su casa de alquiler, y no hace sentido que su casa estuviera en el palacio
del emperador.
Así es que pasamos al otro sentido de praitórion: un cuerpo de
personas, la guardia pretoriana, o más raramente su cuartel. Podemos
dejar de lado este último significado porque no hace sentido que Pablo tuviera
una residencia alquilada en el cuartel romano.
La guardia pretoriana era la guardia imperial romana. La había
instituido Augusto, y constaba de un ejército de diez mil soldados escogidos.
Augusto los había mantenido dispersos por toda Roma y las ciudades
circundantes. Tiberio los había concentrado en Roma en un campamento
especialmente construido y fortificado. Vitelio había aumentado su número a
dieciséis mil. Tenían un servicio de doce, y luego de dieciséis años. Cuando se
licenciaban recibían la ciudadanía romana y una cantidad de dinero equivalente
a 250€. (Pero recuérdese que el sueldo de un obrero era de 0.02€ al día).
Posteriormente llegaron a ser algo así como el cuerpo de guardia especial del
emperador; y finalmente se convirtieron en todo un problema, porque estaban
concentrados en Roma, y llegaron a ser los que quitaban y ponían emperador,
porque era su candidato el que quedaba elegido siempre, ya que podían
imponérsele a la fuerza al populacho si era necesario. Fue al prefecto de la
guardia pretoriana, el comandante en jefe, al que entregaron a Pablo cuando
llegó a Roma.
Aunque Pablo llegó a Roma en cadenas, no dejó
de predicar el evangelio (Hch_28:19; Hch_28:30-31).
La cárcel no era impedimento a la proclamación del evangelio; aun podía evangelizar
la casa de César. Por eso Pablo podía hablar del "progreso" del
evangelio. Pablo estaba en cadenas pero "la palabra
de Dios no está presa", 2Ti_2:9.
Pablo dice que estaba prisionero
o en cadenas. Les dice a los cristianos Romanos que, aunque no ha hecho
nada malo, fue entregado prisionero a manos de los Romanos (Hec_28:17). En Filipenses menciona varias
veces su prisión (Flp_1:7; Flp_1:13-14). En
Colosenses dice que está en prisión, o en cadenas, por la causa de
Cristo, y les pide a los Colosenses que recuerden sus cadenas (Col_4:3; Col_4:18). En Filemón se llama a
sí mismo prisionero de Jesucristo, y habla de las cadenas del Evangelio (Flm_1:9; Flm_1:13). En Efesios vuelve a
llamarse prisionero de Jesucristo (Efe_3:1).
Hay dos pasajes en los que estas cadenas se definen más exactamente.
En Hec_28:20 habla
de sí mismo como sujeto con esta cadena; y usa la misma palabra (halysis)
en Efe_6:20, cuando se llama embajador en
cadenas. Es en esta palabra halysis en la que encontramos la clave.
La halysis era la cadena corta que unía la muñeca del prisionero a la
del soldado que le guardaba para que no se pudiera escapar. La situación era la
siguiente: habían entregado a Pablo al capitán de la guardia pretoriana, a la
espera de que le juzgara el Emperador; se le había permitido alquilar una casa;
pero, aun allí, había siempre un soldado custodiándole, encadenado con él
mediante una halysis todo el tiempo. Habría, por supuesto, una lista de
guardias que se turnaban en este servicio; y en los dos años, uno tras otro,
todos los soldados de la guardia imperial habrían estado de guardia con Pablo.
¡Qué preciosa oportunidad! Aquellos soldados oirían a Pablo predicar y hablar
con sus amigos. Sin duda durante las largas horas de la guardia Pablo iniciaría
la conversación acerca de Jesucristo con el soldado de turno al que estaba
encadenado.
La cárcel le había ofrecido la oportunidad de predicar el Evangelio al
regimiento más selecto del ejército romano. No es extraño que declarara que sus
cadenas se habían hecho famosas en el pretorio y habían supuesto una
oportunidad única para el avance del Evangelio en ese frente. Toda la guardia
pretoriana sabría por qué estaba preso Pablo; muchos de los soldados habrían
entrado en contacto con Cristo; y el saberlo habría dado a los hermanos de
Filipos un nuevo coraje para predicar el Evangelio y testificar de Cristo.
Las cadenas de Pablo habían quitado las barreras y le habían dado
acceso a la flor y nata del ejército romano, y sus cadenas habían sido la
pócima de coraje que necesitaban los hermanos de Filipos.
¿Por qué permitió Dios que el apóstol Pablo,
poderoso embajador a los gentiles, quedara "inmovilizado" (en cadenas)
en tiempos tan importantes para el evangelio? El Señor dijo a Ananías (Hch_9:15) acerca de Pablo, "instrumento escogido
me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y
de los hijos de Israel". ¿Cómo podía Pablo predicar a Félix, a Festo, a
Agripa y aun a los de la casa de César? ¿Cómo podía Dios abrir la puerta para
que Pablo predicara a tales hombres eminentes? ¿Cómo podía Dios quitar los
obstáculos puestos por Satanás para que el evangelio no avanzara? Simplemente
por medio de convertir los obstáculos en oportunidades. Los impedimentos
llegaron a ser pasaderas o escalones para que el evangelio
siguiera adelante. Es otro ejemplo de la providencia de Dios. El diablo piensa
obrar en contra nuestra, pero Dios lo convierte en bendición para nosotros.
Cuando José se dio a conocer a sus hermanos, les dijo, "Ahora, pues, no os
entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de
vida me envió Dios delante de vosotros... Vosotros pensasteis mal contra mí,
mas Dios lo encaminó a bien" (Gén_45:5; Gén_50:20).
Pablo
entendió esto. Entendió que no podía predicar a los gobernadores y reyes como
hombre libre, sino solamente como preso. Pero "la palabra de Dios no está
presa" (2Ti_2:9; Isa_40:8; Isa_55:11). Hubo
conversos aun en "la casa de César" (4:22), y el César de ese tiempo
era el famoso Nerón, que con tanta furia persiguió a la iglesia.
Ya había una iglesia en Roma antes de llegar
Pablo. Les escribió una carta antes de conocerles (Rom_1:9-13).
Al acercarse Pablo a Roma, "de donde, oyendo de nosotros los hermanos,
salieron a recibirnos hasta el Foro de Apio y las Tres Tabernas; y al verlos,
Pablo dio gracias a Dios y cobró aliento" (Hch_28:14-15).
Tenía gran deseo de conocerlos en persona. También cuando Pablo predicó a los
judíos en Roma, "algunos asentían a lo que decía" (Hch_28:24). Lucas termina el libro de Hechos
informándonos que "Pablo permaneció dos años enteros en una casa
alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y
enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento" (Hch_28:30-31).
El buen ejemplo es un sermón poderoso. Es muy
posible que, antes de llegar Pablo, los hermanos hubieran sido un poco
intimidados por los romanos y otros perseguidores, pero al ver la conducta de
él se animaron, sabiendo bien que él estaba "puesto para la defensa del
evangelio". Toda la historia de Pablo les animó. Sabían del naufragio (Hch_27:1-44) y cómo el Señor estaba con Pablo para
sostenerle. Sin duda Pablo repetía a muchos lo que está escrito en Hechos, de
cómo Dios estaba con él y cómo estaba completamente confiado en el Señor (Hch_27:23-25). Podían ver que también en Roma Pablo
creía y decía que "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". Había
mucho en Pablo y en sus prisiones para animar y motivar a los hermanos. ¡Qué
ejemplo!
Es lo
que pasó con Pedro y Juan: cada vez que les echaron a la cárcel salieron más
valientes (Hch_4:1-37; Hch_5:1-42). Lo mismo
sucede ahora. Es importante que haya hermanos en cada congregación que hablen
con denuedo por Cristo. ¿Por qué hay tantos hermanos callados? No lo entiendo. Debemos
abrir la boca (Hch_8:35).
¡Maranata!
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