Juan 19; 30
Entonces Jesús, cuando hubo tomado el vinagre, dijo: ¡Consumado
es! E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
La expresión consumado es traduce la palabra tetelestai
que significa "llevado a su fin completo y perfecto". El propósito
divino de su venida al mundo fue perfecta y completamente llevado a cabo. Esto
es de mucho consuelo para todo el mundo, porque la muerte de Cristo pagó el
precio de nuestra redención (Hch_20:28; Efe_5:25-27; 1Pe_1:18-19),
pero no todos creen.
Al morir en la cruz
Cristo destruyó "al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al
diablo" para "librar a todos los que por el temor de la muerte
estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre" (Heb_2:14-15). "Ahora es el juicio de este mundo;
ahora el príncipe de este mundo será echado fuera" (Jn 12:32).
Dios dijo a la
serpiente (Gén_3:15), que la simiente de la
mujer "te herirá en la cabeza". Esta promesa fue cumplida cuando
Jesús dijo, Consumado es.
Se acabó el sufrimiento. Ya no habría más
azotes. No volverían a escupirle. En lugar de llevar una corona de espinas
ahora llevaría la corona de Rey de reyes. Ya se acabó la humillación y pronto
vendría la exaltación (Flp_2:8-11).
Algunos que se dicen
cristianos niegan la Deidad de Cristo afirmando que El murió pero que Dios
no puede morir, pero ¿Cristo no es el "Señor de la gloria"? Pablo
dice que los príncipes de este siglo crucificaron "al Señor de la
gloria" (1Co_2:8). Los hermanos que dicen
que Dios no muere pero que Cristo murió, lo dicen para recalcar la humanidad de
Cristo, pero la única conclusión lógica de tal afirmación es que Cristo no era
Dios. Desde luego, Dios no puede morir porque Él es Espíritu, pero tampoco
puede morir el espíritu del hombre (Mat_10:28),
pues la muerte es solamente la separación del espíritu del cuerpo (Stg_2:26).
Dios es Espíritu,
pero también el hombre es espíritu, porque "creó Dios al hombre a su
imagen" (Gén_1:27). Somos "linaje de
Dios" (Hch_17:29). Dios es el "Padre
de los espíritus" (Heb_12:9). Dios
"forma el espíritu del hombre dentro de él" (Zac_12:1).
Al morir el cuerpo del hombre, su espíritu vuelve a Dios quien lo dio (Ecl_12:7). Los que mueren en el Señor son "los
espíritus de los justos hechos perfectos" en el cielo (Heb_12:23).
Desde luego, creemos
en la encarnación de Cristo (que "aquel Verbo fue hecho carne")
porque la Escritura así lo afirma (Jn 1:14; Mat_1:23), pero
al recordar que el hombre es espíritu, es más fácil entender la encarnación de
Cristo. Cristo (Espíritu) vino a ser hombre (que también es espíritu). Algunos
dicen que Jesús tuvo dos espíritus, que aparte de tener (ser) Espíritu divino
también tuvo espíritu humano, pero este concepto es erróneo. ¿Por qué
necesitaría un espíritu humano? Debido a la estrecha identidad y afinidad entre
Dios y el espíritu del hombre, no era nada difícil que Cristo desempeñara el
papel humano. Cristo es el Creador del espíritu humano; ¿le sería difícil, pues,
hacer el papel de ese espíritu que El mismo creó? Claro que no. Desde luego,
este es un tema muy profundo que la mente finita no tiene que comprender a
fondo, pero lo importante es que todos crean en la encarnación de Cristo
y que no salgan con teorías y especulaciones humanas. "Bienaventurado es
el que no halle tropiezo en mí" (Mat_11:6).
Muchos hermanos han tropezado en la doctrina
de la encarnación de Cristo enseñada por Pablo en Flp_2:7,
como el acto supremo de humildad de Cristo. Pablo dice que Cristo "se
despojó a sí mismo" e inmediatamente explica -- en la misma frase -- que
esta expresión se refiere a la encarnación de Cristo ("tomando forma de
siervo, hecho semejante a los hombres"). Pero algunos hermanos están
resueltos a forzar este texto a decir que Cristo se despojó a sí mismo de sus
atributos divinos o del uso de ellos (que hubiera sido la misma cosa e
igualmente imposible). Cristo vino al mundo para revelar al Padre y para
hacerlo demostró los atributos divinos a través de su ministerio.
Mateo registra otro
detalle muy importante que cabe mencionar aquí. Cuando Cristo murió, "el
velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo" (Mat_27:51). El velo separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo que
simbolizaba el cielo mismo. La muerte de Cristo hizo posible nuestra entrada en
el cielo. "Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar
Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos
abrió a través del velo, esto es, de su carne... " (Heb_9:19-20).
La palabra consumado es la misma que se traduce
"cancelado". Jesús vino a consumar la salvación de Dios, a
pagar la deuda total de nuestros pecados. Con su muerte, el complejo sistema
sacrificial terminaba porque Jesús cargó con todos nuestros pecados. Ahora
podemos acercarnos con libertad a Dios por lo que hizo a nuestro favor. Los que
creemos en la muerte y resurrección de Jesús podemos vivir por la eternidad con Dios y escapar de
la muerte que lleva consigo el pecado.
¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!
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